La Comisión Europea anunció este miércoles que está dispuesta a aprobar “medidas temporales” de los países de la Unión Europea (UE) para hacer frente a la subida de los precios del gas y la electricidad, al tiempo que trabaja para reducir la dependencia a largo plazo de los combustibles fósiles.
“Hay herramientas que los Estados pueden utilizar inmediatamente” para aliviar la factura energética de los consumidores, indicó la comisaria europea Kadri Simson tras una reunión de los ministros de Energía y Transporte de la UE en Eslovenia.
Mencionó las reducciones del IVA, los pagos directos a los más pobres, las ayudas específicas y temporales a los hogares y a las pequeñas empresas. “Mis servicios están dispuestos a ayudar [a los gobiernos] a desarrollar estas medidas”.
El aumento de los precios mundiales del gas, que está arrastrando los de la electricidad en toda Europa, “demuestra que debemos acabar cuanto antes con nuestra dependencia de los combustibles fósiles extranjeros”, añadió Simson.
Los precios de la electricidad se han disparado principalmente en España, que depende en gran medida de las centrales de gas. Sin embargo, países como Francia no se han librado de la subida, a pesar de sus centrales nucleares.
En este contexto, los elevados precios del gas natural en el mundo están obligando a algunas empresas que consumen mucha energía a reducir su producción, lo que se suma a interrupciones de las cadenas de suministro mundiales en algunos sectores, como el de alimentos, y que podría llevar a un alza de los costos para sus clientes.
Algunas empresas, como los productores de acero, los fabricantes de fertilizantes y los fabricantes de vidrio, han tenido que suspender o reducir tareas en Europa y Asia como consecuencia del aumento de los precios de la energía.
Entre ellas se encuentran dos de los mayores fabricantes de fertilizantes del mundo, que dijeron que reducirían la producción en Europa.
Reino Unido acordó el martes conceder ayudas estatales a una de las empresas para que reanude la producción del subproducto dióxido de carbono, que se usa en la fabricación de alimentos, con el fin de evitar una crisis de suministro.
Los precios del gas natural han subido mucho en todo el mundo en los últimos meses por un aumento de la demanda, sobre todo en Asia -debido a la recuperación tras la pandemia-, por los bajos inventarios y por un suministro más ajustado de lo habitual de Rusia.
Los precios del gas en Europa se han disparado más de un 250% este año, mientras que en Asia han aumentado un 175% desde finales de enero. En Estados Unidos, los precios han subido hasta alcanzar máximos de varios años y están aproximadamente al doble de lo que eran a principios de año.
Los precios de la electricidad también han subido mucho, ya que muchas centrales eléctricas funcionan con gas.
Industrial Energy Consumers of America, un gremio que representa a los fabricantes de productos químicos, alimentos y materiales, ha pedido en los últimos días al Departamento de Energía de Estados Unidos que impida las exportaciones de los productores de gas natural licuado del país, para ayudar a mantener los costos energéticos de la industria.
Una oferta adicional de gas podría aliviar la presión. Noruega ha permitido aumentar las exportaciones, y el nuevo gasoducto Nord Stream 2 podría llegar desde Rusia a finales de año, a la espera de la aprobación del regulador energético alemán.
Las presiones hasta ahora han sido especialmente agudas en Europa, donde las reservas de gas son mucho más bajas de lo habitual antes del invierno.
La noruega Yara International ASA, uno de los mayores fabricantes de fertilizantes del mundo, dijo el viernes pasado que reduciría alrededor del 40% de su producción de amoníaco en Europa debido a los altos precios del gas.
El anuncio sigue al de la empresa estadounidense CF Industries Holdings Inc de que detendría las operaciones en dos de sus plantas británicas por el alza de los precios.
El gas natural es el factor de costo más importante para los productos químicos y los fertilizantes a base de nitrógeno.
El director ejecutivo de Yara, Svein Tore Holsether, dijo a la agencia Reuters el lunes que la compañía estaba trayendo amoníaco a Europa desde instalaciones de producción en Estados Unidos y Australia. “En lugar de usar gas europeo, estamos usando esencialmente gas de otras partes del mundo para hacer ese producto y traerlo a Europa”, añadió.
Algunas industrias están pidiendo a los gobiernos que intervengan en su favor, tal como algunos países han protegido a los consumidores de la subida de la factura energética, como España, que la semana pasada aprobó un paquete de medidas que incluye una limitación de los precios.
Entre los que piden ayuda está la industria alimentaria, que enfrenta una escasez de dióxido de carbono (CO2) provocada por la suspensión de la producción en algunas plantas de fertilizantes.
El CO2 se usa en el envasado al vacío de alimentos para prolongar su vida útil, para aturdir a animales antes de su sacrificio y para dar efervescencia a los refrescos y la cerveza.
En el Reino Unido, los procesadores de carne han advertido que se quedarán sin CO2 en cinco días, lo que les obligará a detener la producción. Los fabricantes de refrescos, que dependen del gas para hacer bebidas carbonatadas, dijeron que los suministros se estaban agotando.
El martes, el gobierno británico dijo que había llegado a un acuerdo de tres semanas con CF Industries para que la empresa reanude la producción de dióxido de carbono en el Reino Unido.
El ministro británico de Medio Ambiente, que dijo que la ayuda estatal podría ascender a decenas de millones de libras, también advirtió a la industria alimentaria que los precios del dióxido de carbono aumentarían considerablemente.
CF Industries indicó en un comunicado que va a reiniciar inmediatamente la producción de amoníaco en su planta de Billingham tras el acuerdo.
Otros sectores que consumen mucha energía, como el acero y el cemento, también están sufriendo las consecuencias.
“La subida de los precios del gas ha obligado en las últimas semanas a algunos fabricantes de acero a suspender sus operaciones durante los periodos nocturnos y diurnos en los que el costo de la energía se dispara”, manifestó Gareth Stace, director general del grupo industrial UK Steel, que no quiso identificar qué empresas.
British Steel, el segundo mayor productor de acero del país, dijo que mantenía los niveles normales de producción, pero que los “colosales” aumentos del precio de la energía hacían “imposible fabricar acero de forma rentable en determinados momentos del día”.
Algunos fabricantes dicen que, de momento, pueden hacer frente a la situación.
La alemana Thyssenkrupp AG, segunda siderúrgica europea, afirmó que los mecanismos de cobertura que tiene en marcha contra las subidas de los precios de la energía, especialmente del gas, le permiten no frenar la producción. Pero aclaró que se vio afectada porque el valor de gases industriales que usa está vinculado a los precios de la electricidad.
La alemana HeidelbergCement AG, segundo fabricante mundial de cemento, declaró que el aumento de los precios de la energía estaba incrementando los costos de producción, pero que no se habían interrumpido las operaciones como consecuencia de ello.
En China, varios fabricantes de acero, cerámica y vidrio han reducido la producción para evitar pérdidas, según Li Ruipeng, proveedor local de gas natural licuado en la provincia norteña de Hebei.
Además, la provincia suroccidental china de Yunnan impuso este mes límites a la producción de algunas industrias pesadas, como las productoras de fertilizantes, cemento, productos químicos y fundiciones de aluminio, debido a la escasez de energía, una medida que, según los analistas, podría reducir las exportaciones.
Para capear el temporal, algunas industrias y empresas de servicios públicos de Asia y Oriente Medio que hacen un uso intensivo de la energía han cambiado temporalmente el gas por fueloilcrudo, nafta o carbón, según analistas e intermediarios. Según la Agencia Internacional de la Energía, se espera que esta tendencia continúe durante el resto del año y a inicios de 2022.
En Europa, la demanda de carbón como fuente de energía alternativa también ha aumentado considerablemente. Pero las opciones para cambiar son limitadas en la región, en gran parte debido a las políticas gubernamentales destinadas a fomentar el uso del gas frente a combustibles más contaminantes.
La industria del vidrio funcionaba históricamente con fuel, pero casi todos los centros del Reino Unido se han pasado a gas natural, según Paul Pearcy, coordinador de la federación British Glass, un gremio británico. Sólo unos pocos centros tienen depósitos de fuel que les permiten cambiar de fuente de energía si los precios se disparan, añadió.
Con información de AFP y Reuters
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