La incansable lucha de Rayhan Asat contra la persecución a los uigures en Xinjiang: “Mi hermano es una sombra de lo que era”

Ekpar Asar desapareció misteriosamente en China en abril de 2016. Recién en enero de este año pudo comunicarse con su familia y se confirmó que estaba vivo. Hoy, como cientos de miles de Uigures se encuentra detenido en un campo de “reeducación”

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Ekpar Asat y su hermana Rayhan se vieron por última vez en abril de 2016. Fue luego de que él retornara a China tras un viaje en Nueva York. A las tres semanas, desapareció. Durante mucho tiempo no se supo nada de su condición o paradero, hasta que unos meses después la información acerca de los campos de concentración levantados por Beijing en la región de Xinjiang comenzó a filtrarse. Todo indicaba que el empresario entrepreneur de 35 años podría encontrarse en uno de los tantos que están en funcionamiento en aquella zona.

En ese momento, Rayhan Asat estaba terminando la carrera de Derecho en la Universidad de Harvard. En la última conversación que mantuvieron, Ekpar le había prometido que volvería en unos meses para su graduación, pero esta vez junto a sus padres. Sin embargo, no volvió a tener noticias de él y esa promesa no pudo cumplirse.

Después de volver, al poco tiempo, desapareció. Y al principio no quieres creer que un Estado pueda robarte a un miembro de tu familia así como así. No es así como funciona en ningún sistema de estado de derecho. Así que pensé que tal vez aparecería en algún momento, ya que estas cosas suceden todo el tiempo en China. Pero los días se convirtieron en meses y seguía sin saber nada de él”, narró Rayhan a Infobae.

La información acerca de los campos de detención ubicados en Xinjiang, pensados para detener casi exclusivamente a la población Uigur -una minoría étnica que vive principalmente en esta región y que practica el islam como religión-, comenzó a circular a fines de 2016 gracias a investigaciones periodísticas. En total, a día de hoy, hay construidos al menos 347 centros de detención y las estimaciones del número de detenidos varían desde los cientos de miles hasta el millón, según datos aportados por una investigación de BuzzFeed News.

Las denuncias sobre las torturas en esos centros de “reeducación” se multiplican. De acuerdo a Amnistía Internacional, durante las primeras semanas o meses de internamiento los detenidos son obligados a permanecer en su celda sentados o arrodillados sin moverse, sin que se les permita hablar, acostarse o dormir. Pasado este periodo inicial son sometidos a un proceso de “educación” forzosa que se centra en lograr que renieguen del islam y renuncien a hablar su idioma natal, adoptando el chino mandarín. Además, la “reeducación” tiene otra rama que es la del adoctrinamiento con propaganda del Partido Comunista Chino (PCC).

Cientos de jóvenes se unen
Cientos de jóvenes se unen al reclamo de Rayhan Asat para pedir por la liberación de su hermano Ekpar (Cortesía Rayhan Asat)

Mi hermano lo único que quiere es que se acabe el confinamiento solitario”, contó Rayhan y confió un diálogo que mantuvo con Ekpar: “Me dijo en la llamada que tuvimos: ‘He estado estudiando todas las ideologías políticas y he cumplido con todo lo que me piden, no entiendo por qué aún sigo en aislamiento’”. Su hermano se encuentra sometido al confinamiento solitario desde enero de 2019.

Si bien al principio la abogada luchó por la liberación de su hermano utilizando canales privados -por temor a las represalias del régimen si el caso se volvía público- en 2020 compartió su historia por primera vez con el diario The New York Times. Se vio obligada a tomar esta decisión por la falta de respuestas que había obtenido utilizando la estrategia anterior y porque, literalmente, no sabía si su hermano estaba vivo o muerto.

Gracias a la notoriedad que adquirió el caso, el gobierno central de China se vio obligado” a demostrar que Ekpar se encontraba en buen estado. Así fue como se organizó la videoconferencia que tuvo con sus padres, en la que les relata algo de su experiencia y les dice que se encuentra bien. La llamada, como era de esperarse, estuvo altamente vigilada y Ekpar debió cuidarse de lo que decía.

En diálogo con Infobae, Rayhan contó las penurias que atraviesa su hermano y su familia y pide que la comunidad internacional actúe para que se solucione la delicada situación vivida por la población Uigur en Xinjiang.

La imagen utilizada para difundir
La imagen utilizada para difundir el rostro de Ekpar Asat, detenido en un campo de concentración desde Abril de 2019 (Cortesía Rayhan Asat)

- ¿Puede contarme cómo fueron los hechos en el caso de su hermano?

- Sí. Él llegó a Estados Unidos cuando yo estudiaba en la Facultad de Derecho de Harvard, y sentí en ese momento que mi vida no podía ser mejor. Estaba estudiando en la institución más grande del mundo y mi hermano fue nominado para un programa muy prestigioso del Departamento de Estado de Estados Unidos en el que participaron muchos jefes de estado. Fue nominado porque en muchos sentidos apreciaron su compromiso con la filantropía y su nivel de emprendimiento social utilizando la tecnología como una forma de empoderar a los jóvenes, especialmente a niños con discapacidades. Así que vino a Estados Unidos en este viaje y me reuní con él tanto en Washington como en Nueva York, y pasamos un rato encantador juntos. Pero al mismo tiempo yo estaba muy ocupada con la escuela así que tuve que dar prioridad a mis exámenes, y él me animó a hacerlo. Así que fue un momento agridulce, porque fue estupendo pero demasiado rápido y corto. Y me dijo que volvería a venir, para asistir a mi graduación, pero esta vez no sólo él sino también mis padres. Pero después de volver, a las pocas semanas, desapareció. Y al principio no quieres creer que un Estado pueda robarte a un miembro de tu familia así como así. No es así como funciona en ningún sistema de estado de derecho. Así que pensé que tal vez aparecería en algún momento, ya que estas cosas suceden todo el tiempo en China. Quería darle algo de tiempo y tener un poco de fe en el sistema. Pero los días se convirtieron en meses y seguía sin saber nada de él. Esto ocurrió en abril de 2016, y hacia finales de año y principios de 2017 empecé a leer sobre estos campos de concentración que se estaban construyendo en la región de Xinjiang en China, donde vive la población Uigur, y no podía creerlo. Y oí hablar de la gente que estaba desapareciendo. Y para mí ese fue el momento más difícil, tenía mucho miedo. Y sabía que debía hablar, pero la concepción general era que no debía hablar. Hablé con muchos expertos que se dedican a la investigación sobre China y que llevan décadas trabajando en el país, y lo primero que me dijeron fue que “a China le importa mucho su reputación, salvar la cara es lo primero para ellos, así que si vas a los medios de comunicación a hablar sobre esto le harás mucho daño a tu hermano. Lo mejor es utilizar canales privados para asegurar su libertad”. Y lo intenté, y lo sigo intentando, pero luego los meses se fueron convirtiendo en años y pasados tres años y medio la situación no mejoraba. En ese momento estábamos hablando de más de un millón de personas en estos campos, así que sentí que tenía que convertirme en defensora pública de la causa. Nunca quise buscar ese camino, porque sé el riesgo al que estoy sometiendo a mi hermano y al resto de mi familia, pero también me di cuenta de que hablar es la única manera de poner fin a su sufrimiento. Por eso, al final tomé esa decisión increíblemente difícil.

- Y cuando en las primeras etapas, y asumo que también ahora, habló con las autoridades o con lo que usted llamó “los canales privados”, ¿cuál fue la respuesta que obtuvo?

- Sólo para ponerte en contexto, mi hermano y yo éramos modelos a seguir a los ojos del gobierno chino. Intentamos tender puentes e hicimos todo lo correcto según su manual. Lo que ocurrió fue que, como yo había organizado la primera conferencia sobre Turquía y China, invitando a muchos colegas chinos a ir a Turquía, tenía muchos contactos. Así que me puse en contacto con esas personas, les expliqué la situación y les pedí ayuda. La primera respuesta de mucha gente fue decir que cualquier cosa relacionada con Xinjiang se considera “políticamente sensible”, por lo que había un verdadero temor a involucrarse. Me decían “no lo entiendes, si mencionamos Xinjiang no sabemos lo que nos puede pasar”. Así que mucha gente rechazaba mi propuesta de ayudarme. Y los que intentaron ayudarme fueron completamente rechazados por los funcionarios a los que se dirigieron. Su respuesta fue: “Por favor, no te metas en los asuntos de Xinjiang”. Es como si esta región actuara como un régimen totalitario, tienen su propio sistema y son muy poderosos. Este es el tipo de respuesta que he recibido, incluso del Ministerio de Asuntos Exteriores. Algunos de mis amigos aquí en Estados Unidos se pusieron en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la respuesta fue “bueno, es Xinjiang. Es una parte muy diferente del país, no es Beijing o Shangai, así que no deberíamos involucrarnos”. Así que puedes ver que tienen mucho poder. Y a medida que pasan los años y sigues leyendo en las noticias sobre lo terrible de lo que está ocurriendo en esa parte del mundo, es tan aterrador. Por ejemplo, un periodista fue de incógnito a la región y puedes ver el miedo en la gente, que tiene miedo incluso de hablar con alguien que simplemente pregunta cómo llegar a otra dirección. Por eso, creo que mi enfoque de buscar esta defensa privada ha sido muy infructuoso.

Vista del ingreso principal al
Vista del ingreso principal al Centro de Detención Nro. 3 de Urumqi, en Dabancheng (Region de Xinjiang) (Foto: AP)

- ¿Pudo tener algún tipo de contacto con él en los últimos cinco años?

- No lo he tenido. Pero luego de la primera vez que compartí mi historia en The New York Times, que fue en mayo de 2020, y quizás porque he estado abogando sin descanso por su libertad y expliqué que no sabía si estaba vivo o muerto, creo que el gobierno chino se vio obligado a proporcionar un “vídeo de prueba de vida”. El gobierno dispuso que el vídeo tuviera lugar en una comisaría de policía, por lo que mi hermano fue trasladado de la ciudad de la que somos, llamada Urumchi, a una ciudad completamente diferente que no tiene ninguna relación ni jurisdicción con mi hermano y que está muy lejos. Esta fue la primera vez que mi hermano se comunicó con el mundo exterior, y fue a través de una videollamada.

Y, tengo que decirlo, esta es la parte más difícil para mí. Después de varios años sin ver a mi hermano mis padres esperaban que no estuviera en las mismas condiciones, claro que había perdido mucho peso. Pero lo impactante fue que no sólo perdió una tremenda cantidad de peso, sino que parecía una sombra de lo que alguna vez fue. Estaba absolutamente irreconocible. Y resulta que desde enero de 2019 ha estado en confinamiento solitario, y continúa estándolo. Así que como resultado de no ver la luz del sol desarrolló un montón de manchas oscuras en la cara, y fue tan aterrador. Mis padres se sorprendieron hasta el punto de pensar que eran moretones. Ese era el estado en el que se encontraba, y nos enteramos de que seguía en régimen de aislamiento. Fue muy desgarrador.

Así que, aunque está en un campo con miles de personas, lo están señalando a él en particular. A pesar de que los funcionarios de la prisión dijeron que es el mejor entre los detenidos en los exámenes políticos que tienen, y que, aparentemente, intentaron transferirlo a una prisión normal, siguen diciendo que alguien en la cúpula se niega a esta solicitud. No sabemos quién está haciendo esto o si es sólo su manera de trasladar la culpa a otros funcionarios.

Así que es una condición terrible y estoy muy preocupada de que si esta situación continúa lo perderé para siempre, porque ese tipo de desgaste mental es absolutamente inaceptable.

- Entiendo que esta videollamada que tuvieron pudo estar algo orquestada, y que él estaba rodeado de gente, pero ¿dijo algo sobre su estado que le haya quedado grabado?

- Sí, como puedes imaginar fue una conversación muy vigilada. Así que no pudo hablar de nada demasiado delicado. Y en estas situaciones todos desarrollamos habilidades de supervivencia, incluso yo. Escapé por poco de los campos de concentración, ya que si hubiera vuelto habría estado en la misma situación. Y mis padres expresaban que no podían comer y que algunos días eran más duros que otros, y él intentaba calmarlos y demostrar que estaba bien. Creo que lo único que quiere es que se acabe el aislamiento, dijo “he estado estudiando todas las ideologías políticas, y he cumplido con todo y no entiendo por qué sigo en aislamiento”. Y lo último que dijo fue que durante los tres primeros años no estuvo en aislamiento y, aunque las cárceles en general y este tipo de campos en particular son terribles, antes del aislamiento había algún tipo de conexión humana, y podía ayudar a los presos mayores del campo. Solía ponerse de rodillas para cortar las uñas de la gente porque sus manos temblaban tanto que no podían hacerlo ellos mismos. Y dijo que incluso esa interacción era muy hermosa, que le permitía hacer algo bueno y amable por otro ser humano en ese campo de prisioneros, y al contar la historia le pidió a mi familia “sean amables con todo el mundo, por favor sean amables, porque la amabilidad desencadena la amabilidad. Si son amables con otra persona, alguien será amable conmigo también, así es como funciona el mundo”. Y cuando escuché eso, no pude entender cómo alguien en un confinamiento solitario, que es un método de tortura por definición, puede tener ese tipo de compasión y seguir pidiendo a la gente que sea amable, incluso con sus perpetradores. Me quedé totalmente sorprendida por esa declaración. No le desea el mal a nadie, sólo quiere que la gente sea amable.

Rayhan Asat sosteniendo la imagen
Rayhan Asat sosteniendo la imagen de su hermano

- ¿Cree que fue especialmente señalado por el programa al que asistió en Estados Unidos?

- Personalmente creo que sí. Porque antes de venir a Estados Unidos gozaba de la gracia de China. Fue invitado de honor a la cena de gala del Estado. Y siendo una minoría étnica, asistir a esta gala es algo enorme. Pero luego un mes más tarde llega a los EE.UU. y desaparece justo después de volver. Por supuesto que se puede hacer esa inferencia. De todos modos, el gobierno chino no saldrá a decir públicamente que esa es la razón por la que se le castiga. Además, es un viaje aprobado por el Estado, quiero ser muy clara en eso.

La cuestión es que hay una desconexión entre Beijing y Xinjiang. Al parecer, Xinjiang es una región muy poderosa y, aunque Beijing obviamente lo aprueba porque es un viaje de alto nivel y, además, no vino solo, sino como parte de una delegación china, de alguna manera la gente de Xinjiang, según los documentos filtrados de los que informa The New York Times, pidió “absolutamente ninguna piedad” para con los Uigures. Cuando tienes una conexión con un país extranjero, o has visitado un país extranjero recientemente, eres el principal candidato a estos campos de prisioneros. La lógica detrás de esto es que uno podría estar infiltrado por “la ideología del mal”. Ahora bien, mi hermano estuvo aquí durante varias semanas pero ha vivido toda su vida en China, ¿Hasta qué punto puede estar infiltrado por alguna ideología “del mal”? Entonces si, cualquier persona razonable puede hacer esa inferencia de que venir a los Estados Unidos lo convirtió en un objetivo para los campos de concentración. Y también está demostrado que mucha gente que viaja al extranjero acaba en esos campos.

- Y teniendo en cuenta esto, ¿cuál fue la respuesta de los funcionarios estadounidenses cuando usted se puso en contacto con ellos? ¿Pudieron ayudar de alguna manera?

- Confío en que el gobierno de EE.UU. está haciendo todo lo que está en su mano para plantear este caso al más alto nivel. Muchos miembros del Congreso han planteado el caso de mi hermano. Pero creo que a veces, cuando se trata de atrocidades masivas, no sólo se deshumaniza a las víctimas, sino que también se deshumaniza a los espectadores, porque dejamos que ocurra. Tendemos a pensar que, al tratarse de millones de personas, no podemos hacer nada al respecto. Así que, en lugar de tratar de enfocar nuestra compasión y llevarla a la acción, nos sentimos impotentes para hacer algo al respecto. Pero a veces es una sola historia la que conmueve a la gente, y creo que la historia de mi hermano ha conmovido a muchos congresistas y también a los estadounidenses. Sobre todo porque ha mostrado la clase de gente que hay en el campo. No son personas retrógradas a las que hay que educar, sino que son personas buenas que sobresalen siendo uigures; y el gobierno chino no puede soportarlo. Desde el día en que naces, te criminalizan por tu filiación étnica. Nunca sabes cuándo puede llegar tu fecha de vencimiento y ser llevado a uno de estos campos de prisioneros.

- Y en este sentido, ¿qué pueden hacer los espectadores para ayudar a su hermano y a la situación Uigur en general?

- Creo que lo peor que podemos hacer como comunidad internacional es no hablar de este asunto y dejarlo pasar. Porque existe una integración económica importante entre China y el resto del mundo, y China es un país muy poderoso. Y creo que la tremenda indiferencia de estos países es el resultado directo de la abrumadora influencia económica de China. Para mí no importa si es un país poderoso o no, cuando se trata de violaciones de los derechos humanos y de atrocidades masivas debemos alzar la voz. ¿Vamos a estar en el lado correcto de la historia esta vez? Se podrá ganar haciendo negocios con China, pero ¿a qué costo? El costo sería la libertad y el sufrimiento humano. ¿Y es ese el tipo de mundo en el que queremos vivir? ¿Vamos a estar en paz con nuestra conciencia si esa es la decisión que tomamos a expensas de estas personas inocentes en estos campos de concentración? Así que lo que me gustaría es que los gobiernos hablaran de esta cuestión públicamente, y también en privado con el gobierno chino. No se trata de que el mundo no acoja a China, el mundo acogió a China. Y lo peor es que China actúa como si hubiera llegado a donde está por sí sola. No es así. Desde el banco mundial hasta todas las instituciones internacionales le brindaron a China préstamos y ayuda financiera. Históricamente China fue considerada una economía en desarrollo, y el mundo ayudó a levantarla. Así que creo que es hora de que le recordemos a China cómo ha llegado hasta donde está, en lugar de permitirle que utilice la coerción económica para comprar nuestro silencio. Esa es la reacción que quiero ver de todos los países, pero también de los ciudadanos. Todos los ciudadanos deberían hablar de este asunto y marchar por la libertad de los uigures. Deberíamos, como ciudadanos globales, decir “No, no importa si los abusos humanos ocurren en nuestro país o en otras partes del mundo, no vamos a permanecer como espectadores y vamos a mostrar nuestro apoyo a las personas que sufren”. Y debemos oponernos a los negocios con países que cometen genocidio.

Ekpar Asat, luego de jugar
Ekpar Asat, luego de jugar un partido de fútbol (Twitter: @RayhanAsat)

- Teniendo en cuenta las razones que ha mencionado para explicar por qué la comunidad internacional no se pone firme y exige a China que revise la situación de los uigures, ¿cree que es necesario que sean los ciudadanos los que tomen la iniciativa y empiecen a hablar del tema?

- Creo que el tono tiene que ser marcado desde arriba, por los representantes, pero para que el tono sea marcado por los de arriba es necesario que la base lo exija. Nosotros, como ciudadanos, tenemos que exigir y explicar a nuestros representantes que esto es lo que queremos, un mundo en el que no se persiga a la gente por su etnia. Hemos transitado por ese camino antes, y es un camino muy oscuro. Lo hemos visto en la Alemania nazi, donde los judíos fueron perseguidos por su etnia o religión, y la misma historia se está repitiendo. Es una época muy oscura, así que espero de verdad que los de abajo lo exijan para que los de arriba respondan a ello.

- Ya nos ha dejado muchos mensajes muy contundentes, pero ¿hay algo más que quiera añadir que crea que puede ayudar al caso de su hermano?

Sí, gracias. Hay dos presidentes argentinos, entre otros presidentes latinoamericanos, que fueron ex alumnos del programa al que asistió mi hermano. Por ejemplo, Raúl Alfonsín, Fernando De La Rúa y Dilma Rousseff, por nombrar algunos. Y al nombrarlos estoy tratando de que se imaginen a estas personas en los campos de concentración, y lo diferente que sería su historia. Y eso es lo que está ocurriendo, mi hermano no es en absoluto un líder político. Nunca se dedicó a la política, pero mostró una rara clase de compasión. Ayudó a niños discapacitados, ayudó a gente mayor, a sobrevivientes de agresiones sexuales, y creo que ahora es el momento de ayudarlo. Porque si juntos, como ciudadanos globales, nos preocupamos por los demás, el mundo será un lugar más amable y mejor. Y realmente espero que la gente no vea a los uigures como simples víctimas, porque ese único prisma del victimismo no hace justicia al sufrimiento humano. El pueblo Uigur, incluido mi hermano, está mostrando una increíble capacidad de resistencia, bondad y paz frente a las atrocidades masivas. Y realmente espero que su mensaje de bondad trascienda a todo el mundo y que todas las personas del mundo puedan aprender a ser amables con los demás como ciudadanos globales.

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