Los rusos continúan este domingo con el último de los tres días de elecciones legislativas, unos comicios en los que la mayoría de críticos del Kremlin no pudo participar y cuyas consignas de voto fueron suprimidas bajo presión de las autoridades.
La votación se lleva a cabo después de una intensa ola represiva este año contra la oposición, incluido el encarcelamiento del más conocido crítico del presidente ruso Vladimir Putin, Alexéi Navalni, cuya organización fue proscrita como “extremista”.
Antes de la votación del fin de semana, los principales aliados de Navalni fueron detenidos o huyeron del país, y cualquiera que estuviera asociado a su grupo no fue autorizado a disputar la elección parlamentaria.
“Esencialmente, esto no son elecciones. La gente realmente no tiene opciones”, dijo a AFP el empresario Vladimir Zakharov, de 43 años, en San Petersburgo, la segunda ciudad rusa.
Además de suprimir a la oposición de las boletas, estas elecciones también se vieron enturbiadas por denuncias de censura y fraude.
Al iniciar la votación el viernes, las empresas Apple y Google eliminaron de sus tiendas la aplicación “voto inteligente” de Navalni, que informaba a sus seguidores sobre cuáles candidatos apoyar para derrotar a los aspirantes alineados con el Kremlin.
Fuentes cercanas a la decisión de Google y Apple dijeron a AFP que lo hicieron bajo presión de las autoridades rusas, que amenazaron con arrestar al personal local de los gigantes tecnológicos.
La aplicación de mensajería Telegram también eliminó el viernes la aplicación de Navalni, y el sábado su equipo dijo que Google los estaba presionando para suprimir de Google Docs sus recomendaciones de candidatos, ante una petición del regulador de medios ruso, Roskomnadzor.
Allegados de Navalni dijeron que los documentos son las últimas herramientas que apoyan su táctica electoral, y pidieron a los votantes tomarles fotos en caso de ser suprimidos.
Leonid Volkov, un aliado de Navalni, dijo el sábado que “Putin celebra una gran victoria” luego de que los gigantes tecnológicos “cedieron al chantaje del Kremlin”, pero pidieron a sus seguidores tratar de convertir su festejo en “luto”.
“En nuestra batalla entre David y Goliat, definitivamente tenemos aún la oportunidad de lanzar la piedra”, escribió en Telegram.
LAS CRÍTICAS AL PROCESO
Entre tanto, las redes sociales rusas se inundaron con informes de fraudes y de militares que patrullan los centros de votación.
Los críticos también citaron la votación en línea, los nuevos límites para los observadores electorales internacionales y la votación a lo largo de tres días como formas de facilitar el fraude masivo.
La tarde del sábado, el monitor electoral independiente Golos había recibido más de 2.750 denuncias de incidencias electorales. Las autoridades calificaron a Golos como un “agente extranjero”.
Por su parte, la jefa electoral Ella Pamfilova dijo el sábado que su comisión recibió 137 informes de “coerción” electoral.
Antes de la elección para la Duma, cámara baja legislativa, el partido Rusia Unida de Putin tenía un respaldo históricamente bajo.
Encuestas recientes de la estatal VTsIOM revelaron que menos de 30% de los rusos pensaban votar por ese partido, 10% menos que en las semanas previas a las legislativas de 2016.
Aunque Putin, de 68 años, continúa teniendo un buen nivel de popularidad, Rusia Unida ha perdido respaldo ante el declive de las condiciones de vida tras años de estancamiento económico.
Pero se espera que el partido del régimen mantenga su mayoría de dos tercios en la cámara baja, lo que le permitiría aprobar iniciativas sin oposición.
Además de Rusia Unida, otros 13 partidos participan en las elecciones, aunque en general son considerados como una falsa oposición al servicio del Kremlin.
(Con información de AFP)
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