La oposición rusa volvió a denunciar decenas de irregularidades en las elecciones legislativas, una postal repetida bajo la autocracia de Vladimir Putin, que busca revalidar su mayoría en la Duma (cámara baja).
Los tres días de votación (medida implementada por la pandemia) dieron más tiempo para realizar las presuntas trampas, y también para detectarlas en las cámaras. La escena más frecuente es la de personas que multiplican sus votos y depositan mucho más que una boleta. En el primer video, grabado en el pueblo de Kletnya, en la región de Bryansk, el Partido Comunista denunció que los miembros de la mesa electoral se cambiaron de ropa para entrar varias veces, y en cada entrada introducen varias boletas.
En la segunda grabación, una mujer vestida de negro saca de su ropa un fajo de papeles, que caen con fuerza al ser depositados en el ánfora. Todo con ayuda de otra mujer que parece ser integrante de la mesa de votación.
El primer video muestra dos escenas de irregularidades, ambas en el mismo centro de votación, el 237 en la ciudad de Kemerovo.
Allí, una mujer se para estratégicamente frente a la urna, mientras una sospechosa mano, también cubierta parcialmente de la cámara por una bandera rusa, inserta varias boletas de votación. La complicidad de otra mujer de camisa rosa es evidente, vigilando que no haya nadie que note el fraude.
En otro momento, los observadores del partido opositor Yabloko detectaron cómo una mujer vestida de amarillo entrega sus papeletas y las coloca repetidamente en las urnas, generando mucho más que un voto por persona.
El gobierno sabe que debe evitar una sensación generalizada de fraude, teniendo en cuenta que debe evitar el escenario de 2011, cuando las irregularidades del oficialismo provocaron las mayores protestas desde la caída de la URSS. Por ello, suele abundar el personal de seguridad y las cámaras de vigilancia.
Eso no fue un impedimento para que en una mesa intenten hacer lo que esté a su alcance para alterar el resultado. Conscientes de que podían ser observados, en una mesa de San Petersburgo se colgó un cartón para bloquear la vista de la cámara.
Otras escenas viralizadas por la oposición en Twitter muestran conatos de violencia que, aunque no las circunstancias no quedan claras, reflejan un desarrollo poco apegado a los estándares de una democracia.
Según denunció el partido Yabloko, el candidato Nikita Sorokin, que se presenta a la asamblea legislativa local en San Petersburgo, llamó a la policía por la sospechosa desaparición de cientos de boletas no usadas, pero acabó siendo golpeado por las autoridades, mientras varios otros observadores son sacados a la fuerza del lugar.
El domingo por la mañana, el monitor electoral independiente Golos había recibido más de 3.500 denuncias de irregularidades electorales. Las autoridades calificaron a Golos como un “agente extranjero”. Según la organización, que vela por los derechos de los electores, el principal problema de “magnitud nacional” hasta ahora es la votación forzosa, en alusión a militares y funcionarios, además de la compra de votos y manipulaciones del voto a domicilio.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC) Ella Pamfilova dijo el sábado que su comisión recibió 137 informes de “coacción” electoral. Además, reportó que más de 6.200 boletas han sido anuladas en cinco regiones por violaciones a los procedimientos y relleno de urnas.
“Hay una serie de hechos absolutamente escandalosos sobre los que deben tomarse medidas inmediatamente”, dijo Gennady Zyuganov, el líder del Partido Comunista de Rusia (PCR). Según reclamó, la policía y la comisión nacional electoral deben responder a las denuncias de “una serie de hechos absolutamente infames”, como el relleno de urnas con papeletas falsas en varias regiones.
Aunque la CEC admitió las denuncias por escrito, el partido del Kremlin, el partido oficialista Rusia Unida se apuró a negar cualquier manipulación.
Falta de observadores
Pero no solo la jornada electoral de tres días facilitaría un posible fraude o mecanismos engañosos a la hora de votar. La falta de observadores internacionales también sería un motivo por el que dudar de los resultados, según la oposición. Aunque está prevista la asistencia de algunos observadores internacionales, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha decidido no enviar misión, mientras que la vasta extensión geográfica de Rusia y los amplios horarios de votación complican los mecanismos de observación.
De hecho, desde la UE, aunque han evitado hablar de no reconocimiento de los resultados, ya han alertado de que las legislativas tienen lugar en un “clima de intimidación”, según ha declarado a Europa Press el portavoz de Exteriores de los Veintisiete, Peter Stano, mientras que la Eurocámara ya ha pedido que, efectivamente, no se reconozcan.
También Estados Unidos se ha pronunciado, criticando las “restricciones” impuestas por Moscú que han “impedido” observar el proceso electoral “de forma independiente”.
En paralelo a estas dudas que se plantean desde la comunidad internacional y que no aseguran un reconocimiento de los resultados, el Gobierno ha venido denunciando una campaña de ciberataques, que tendrían el objetivo de “interferir en el funcionamiento de los servidores y bloquear el sistema electrónico de votación”.
Censura digital
Al iniciarse la votación el viernes, las empresas Apple y Google eliminaron la aplicación “voto inteligente” del opositor Alexei Navalny, que informaba a sus seguidores sobre qué candidatos apoyar para derrotar a los aspirantes alineados con el Kremlin. Fuentes cercanas a la decisión de Google y Apple dijeron a AFP que lo hicieron bajo presión de las autoridades rusas, que amenazaron con arrestar al personal local de los gigantes tecnológicos.
La aplicación de mensajería Telegram también eliminó el viernes la aplicación de Navalny, y el sábado su equipo dijo que Google los estaba presionando para suprimir de Google Docs sus recomendaciones de candidatos, ante una petición del regulador de medios ruso, Roskomnadzor.
Pérdida de entusiasmo
Encuestas recientes de la estatal VTsIOM revelaron que menos de 30% de los rusos pensaban votar por ese partido, 10% menos que en las semanas previas a las legislativas de 2016.
Aunque Putin, de 68 años, continúa teniendo un buen nivel de popularidad, Rusia Unida ha perdido respaldo ante el declive de las condiciones de vida tras años de estancamiento económico.
Pero se espera que el partido de gobierno mantenga su mayoría de dos tercios en la cámara baja, lo que le permitiría aprobar iniciativas sin oposición.
Además de Rusia Unida, otros 13 partidos participan en las elecciones, aunque en general son considerados como una falsa oposición al servicio del Kremlin.
Antes de la votación del fin de semana, los principales aliados de Navalny fueron detenidos o huyeron del país, y cualquiera que estuviera asociado a su grupo no fue autorizado a disputar la elección parlamentaria.
“Esencialmente, esto no son elecciones. La gente realmente no tiene opciones”, dijo a AFP el empresario Vladimir Zakharov, de 43 años, en San Petersburgo, la segunda ciudad rusa.
Las denuncias de fraude en favor de Rusia Unida en diciembre de 2011 provocaron la mayor ola de protestas de la historia postsoviética, que desembocaron, a su vez, en una represión policial y judicial sin precedentes de las manifestaciones opositoras.
(Con información de EFE, AFP, AP y Europa Press)
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