El cofundador de los talibán y actual vice primer ministro de Afganistán, el mulá Abdul Ghani Baradar, ha comparecido ante los medios para desmentir las especulaciones en torno a su posible muerte en un enfrentamiento derivado de una disputa en el seno del grupo integrista.
Baradar, que ha dado una entrevista a la cadena de televisión RTA desde la ciudad afgana de Kandahar (sur) ha resaltado que se encuentra bien y ha negado que existan disputas internas en el movimiento, según ha recogido la cadena de televisión afgana 1TV.
Así, ha explicado que se encontraba en una zona fuera de Kabul en la que no había comunicaciones y que posteriormente surgieron estas informaciones. “No son ciertas en absoluto. Gracias a Dios, hay una piedad y compasión entre nosotros que no puede ser hallada en una familia”, ha apuntado.
En los últimos 20 años “hemos hecho sacrificios y hemos soportado dificultades para poner fin a la ocupación (estadounidense), y esto no fue con el propósito de ganar poder ni posición” en la nueva administración afgana, agregó el mulá, que fue jefe de la oficina política de los insurgentes en Catar.
En este sentido, ha resaltado que los talibanes no combaten entre ellos por el poder o los cargos, sino para poner fin a la ocupación de Afganistán por parte de las tropas internacionales, que ya han abandonado el país ante su fulgurante avance, que les permitió hacerse con el poder en agosto.
La comparecencia supone la primera por parte de Baradar desde que surgieron las informaciones sobre su posible muerte, si bien previamente los talibanes habían publicado un comunicado negando este extremo. Sin embargo, la falta de imágenes de Baradar con vida había alimentado igualmente las especulaciones.
Los talibán, que se hicieron con el poder a mediados de agosto tras entrar en Kabul poco después de la huida del país del entonces presidente, Ashraf Ghani, han anunciado ya la formación de su Gobierno, marcado por la falta de mujeres y de representantes de otros grupos políticos de Afganistán.
Encuentro con la ONU
El líder de la red Haqqani, una de las ramas poderosas de los talibanes, y que posee una gran influencia en el sureste de Afganistán, Sirajuddin Haqqani, ostenta ahora el cargo de ministro de Interior, y sobre él pesa una recompensa de diez millones de dólares por parte de las autoridades estadounidenses por información que ayude a su captura, además de estar incluido en la lista negra de sanciones de la ONU.
A pesar de ello, el ministro mantuvo ayer un encuentro con la enviada de la ONU para Afganistán, Deborah Lyons, y el Secretario General Adjunto y Jefe del Departamento de Seguridad de la ONU, Gilles Michaud, según informaron los talibanes.
En la reunión, Haqqani pidió a los funcionarios de la ONU “que tomen medidas prácticas para el reconocimiento oficial del Emirato Islámico, la eliminación de la lista negra y, en general, la eliminación de todas las sanciones” contra los talibanes, detalló en Twitter el principal portavoz de los islamistas, Zabihullah Mujahid.
El líder talibán mostró su compromiso por el cumplimiento del acuerdo de Doha y enfatizó que la eliminación de varios de sus miembros de la lista negra de la ONU tiene un “importante papel” en los aspectos de seguridad del país.
Según señaló Mujahid, Michaud aseguró que la ONU acelerará sus esfuerzos para terminar con la lista negra y prometió más ayuda a Afganistán, además de la ya ofrecida para garantizar la asistencia humanitaria.
La ONU está segura de que “el Emirato Islámico tiene la firme determinación de luchar contra la corrupción”, señaló Mujahid.
Afirmó además que Michaud se marchó de Afganistán con la promesa de “paz, prosperidad y trabajo conjunto”.
(Con información de EP y EFE)
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