El 4 de agosto de 2020 se produjo en el puerto de Beirut una de las mayores explosiones no nucleares de la historia: volaron 2.750 toneladas de nitrato de amonio. Los depósitos de la terminal marítima quedaron destruidos y los silos en los que se almacenaba buena parte de los cereales del Líbano. Murieron más de 200 personas.
Un año después, una investigación del Proyecto de Informes sobre la Delincuencia Organizada y la Corrupción (OCCRP, por sus siglas en inglés) reveló que un empresario ucraniano llamado Volodymyr Verbonol y sus socios estaban detrás de la empresa propietaria del cargamento.
Según OCCRP, la empresa formaba parte de una extensa red implicada en el comercio de productos químicos desde el año 2000. La misma ocultaba sus operaciones detrás de al menos media docena de nombres comerciales y de varias empresas ficticias, con proveedores de servicios offshore en Chipre y el Reino Unido que facilitaban las operaciones.
Apenas después de la explosión, un grupo de periodistas descubrió que una empresa sin actividad registrada en Londres, llamada Savaro Ltd, había fletado el cargamento de 2.750 toneladas en 2013, con la intención de enviarlo desde Georgia a una fábrica de explosivos en Mozambique.
El buque que lo transportaba, el MV Rhosus, fue detenido en Beirut por deudas sin pagar y defectos técnicos. El cargamento permaneció en un almacén hasta el día en que detonó. Era una bomba de tiempo.
Una investigación del OCCRP y sus socios reveló que Verbonol estaba efectivamente detrás de Savaro. Siguiendo un rastro de documentos, distintos periodistas también descubrieron que la empresa formaba parte de una red empresarial más amplia que comerciaba con nitrato de amonio de grado técnico del tipo utilizado para fabricar explosivos.
Con sede en Dnipro (Ucrania), el entramado de compañías es propiedad de una red de empresarios entre los que se encuentran Verbonol y su suegro, el magnate de la construcción Mykola Aliseyenko. Sin embargo, ha ocultado sus operaciones detrás de al menos media docena de nombres comerciales y varios testaferros y empresas ficticias que abarcan Inglaterra, Escocia, el Caribe, Ucrania, el Pacífico Sur y Estados Unidos, según OCCRP.
La red vendía fertilizantes y productos químicos a países africanos desde la década de 2000. Los periodistas también descubrieron que enviaron al menos otros tres cargamentos de nitrato de amonio a Mozambique, en 2013. Al menos una empresa ucraniana de la red sigue comercializando productos en línea, incluidos fertilizantes. Dos proveedores de servicios offshore que trabajan con clientes de las antiguas repúblicas soviéticas -la empresa Interstatus, con sede en Chipre, y el grupo de agentes de formación Alpha and Omega, con sede en el Reino Unido- facilitaron las operaciones de la red durante años.
Estos descubrimientos exponen un panorama más completo de las personas y entidades detrás de la explosión en Beirut. El asunto puede tener pronto también implicaciones legales. El mes pasado, abogados demandaron a Savaro en el Reino Unido en nombre del Colegio de Abogados de Beirut y de las víctimas de la explosión, argumentando que la empresa tenía una importante responsabilidad en el desastre.
La compleja red detrás del cargamento pone de manifiesto los sofisticados métodos que se utilizan habitualmente en el transporte y el comercio internacionales para ocultar la propiedad, que, según los expertos, suele ser un intento deliberado para eludir la responsabilidad y facilitar las prácticas delictivas u otras comerciales no transparentes.
La abogada principal en el caso contra Savaro, Camille Abousleiman, dijo que la empresa comparte la responsabilidad de la explosión porque era la propietaria legal de la carga y no tomó las medidas adecuadas para recuperar los materiales peligrosos, según OCCRP.
“Savaro y las personas que la controlan tienen la responsabilidad de garantizar que su carga se almacena adecuadamente y no supone un riesgo para las personas”, declaró al OCCRP Mark Taylor, analista principal de The Docket, una iniciativa de Clooney Foundation for Justice.
Por su parte, las empresas ucranianas negaron cualquier tipo de responsabilidad y se la atribuyeron a las autoridades libanesas.
“Todo el tiempo, la línea de negocio de Atlantis Corporation, Savaro y Dniprosoft ha sido la informática: la producción de software y el marketing en Internet”, dice el comunicado en referencia a las empresas de la red.
Un buque fletado y dos empresas ocultas
Según la investigación de OCCRP, el buque Rhosus fue fletado y su carga fue comprada por dos empresas de la red Savaro: la Savaro Ltd, registrada en Londres, y Agroblend Exports (BVI) Ltd en las Islas Vírgenes Británicas.
Legalmente, ninguna de las dos empresas estaba vinculada con gente en Ucrania. Los propietarios y directores de Agroblend se ocultan tras el estricto secreto de las Islas Vírgenes Británicas. La verdadera propiedad de Savaro se ocultó gracias a los servicios de representación prestados por Interstatus, el proveedor de servicios corporativos de Chipre.
Transparency International UK, una organización no gubernamental que lucha contra la corrupción en el mundo, envió un informe sobre Alpha y Omega a las autoridades fiscales del Reino Unido el año pasado solicitando que se realizara una investigación, pero hasta el momento no ha recibido ninguna respuesta oficial al respecto, dijo Ben Cowdock, jefe de investigaciones del grupo, a OCCRP.
“En términos de la cantidad de empresas que han pasado a ser utilizadas en actividades sospechosas, (Alpha y Omega son) definitivamente una de las más prolíficas”, dijo Cowdock.
Interstatus está siendo investigada actualmente por el regulador financiero chipriota, CySEC, según afirmó la presidenta saliente Demetra Kalogerou al OCCRP.
El verdadero destino del cargamento
Periodistas e investigadores consideraron la posibilidad de que el cargamento de nitrato de amonio no tuviera como destino Mozambique, sino que fuera abandonado en Beirut a propósito para ser introducido de contrabando en Siria y utilizado en explosivos.
La hipótesis se hizo más grande por revelaciones pasadas del OCCRP, entre ellas una que afirmaba que el grupo mozambiqueño que encargó el nitrato de amonio había sido investigado por tráfico de armas.
La FBI de Estados Unidos concluyó que solo explotó el 20% de la carga de nitrato de amonio del Rhosus, lo que plantea interrogantes sobre qué ocurrió con el 80% restante, y si pudo ser robado en el puerto libanés.
También se descubrió que el propietario chipriota del barco tenía deudas con el FBME, un banco de propiedad libanesa en Chipre y Tanzania que se vio obligado a interrumpir sus operaciones después de que el Tesoro de Estados Unidos lo declarara banco de “principal preocupación por el blanqueo de dinero”. Entre los clientes del banco se encuentran el grupo terrorista chiíta libanés Hezbolá y una empresa supuestamente vinculada al programa de armas de destrucción masiva de Siria.
Asimismo, una entrevista en el canal de televisión libanés Al Jadeed TV realizada este año por el periodista Feras Hatoum, quien colaboró con el OCCRP en esta investigación, reveló que Interstatus y el grupo Alpha and Omega también actuaban como titulares de empresas pertenecientes al magnate amigo del régimen sirio George Haswani y al empresario sirio-ruso Imad Khouri, cuyo hermano Mudalal Khouri es supuestamente un intermediario entre Siria y Rusia.
Tanto Haswani como los hermanos Khouri fueron sancionados por el Tesoro de Estados Unidos por apoyar al régimen de Bashar al-Assad. Mudalal Khuri también fue designado por ayudar en un intento de conseguir nitrato de amonio para el régimen de Assad en 2013.
La conexión entre Savaro y Agroblend con Verbonol
El nexo entre Savaro Ltd. y Agroblend Exports (BVI) Ltd. con la red de Verbonol se encontró gracias a las pistas encontradas en una serie de correos electrónicos enviados por un representante de la empresa tras la detención del Rhosus en Beirut.
Según OCCRP, en diciembre de 2013, un representante de Agroblend que se hacía llamar Curtis Igleheart se contactó con un empresario libanés para que lo ayudara a recuperar la carga del barco, que calificaba como “peligrosa”.
Igleheart protestó luego de que su empresa fuera sorprendida cuando el operador del barco, Teto Shipping, realizó paradas sin previo aviso en Grecia y Beirut, donde el Rhosus fue finalmente incautado.
“Actualmente el barco sigue en Beirut y los propietarios del barco dicen que no pudieron cargar en Beirut y que no tienen dinero para pasar por Beira. Empezaron a chantajearnos para que pagáramos 180.000 dólares más (de lo contrario nunca veremos nuestra carga)”, escribió Igleheart.
Casi un año después, volvió a ponerse en contacto con el mismo empresario. Pero ahora, en lugar de representar a Agroblend, sus correos electrónicos se enviaban desde una cuenta de Savaro.
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