La Unión Europea no tiene otra opción que hablar con los nuevos gobernantes talibanes de Afganistán, y Bruselas intentará coordinarse con los Estados miembros del bloque para organizar una presencia diplomática en Kabul, dijo el martes el máximo diplomático de la UE.
“La crisis afgana no ha terminado”, dijo el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. “Para tener alguna posibilidad de influir en los acontecimientos, no tenemos otra opción que llegar a acuerdos con los talibanes”.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE han puesto condiciones para restablecer la ayuda humanitaria y los lazos diplomáticos con los talibanes, que tomaron el control de Afganistán el 15 de agosto, entre ellas el respeto de los derechos humanos, en particular los de las mujeres.
“Quizá sea un puro oxímoron hablar de derechos humanos, pero es lo que tenemos que pedirles”, dijo.
Borrell dijo a los europarlamentarios que el bloque debe estar preparado para los afganos que intentan llegar a Europa si los talibanes permiten la salida de personas, aunque dijo que no espera que los flujos migratorios sean tan altos como los de 2015, causados por la guerra civil en Siria.
La Comisión Europea tiene previsto conseguir financiación de los Estados miembros de la UE y del presupuesto común por valor de 300 millones de euros (355 millones de dólares) tanto este año como el próximo para allanar el camino al reasentamiento de unos 30.000 afganos.
Por su parte, los talibanes agradecieron este martes la ayuda de 1.200 millones de dólares prometidos por la comunidad internacional a Afganistán, tras una reunión de urgencia la víspera, y exhortaron a Estados Unidos a mostrarse más generoso.
“Agradecemos y acogemos favorablemente el compromiso del mundo de alrededor de mil millones de dólares en ayuda y les pedimos que sigan ayudando a Afganistán”, dijo Amir Khan Muttaqi, ministro en ejercicio de Relaciones Exteriores del nuevo gobierno afgano.
Afganistán se encuentra prácticamente paralizado a nivel económico, sobre todo por la interrupción de los flujos financieros desde el extranjero, imprescindibles para un país devastado después de más de 40 años de guerra.
Naciones Unidas informó el lunes que varios países donantes prometieron un total de 1.200 millones de dólares en ayuda a Afganistán, sin especificar la cantidad que otorgarían a las emergencias.
El “Emirato Islámico”, nombre que los talibanes dan a su régimen, “hará todo lo que pueda para dar esta ayuda a los necesitados de una manera totalmente transparente”, aseguró Muttaqi.
La situación resulta crítica para millones de afganos, que antes de la victoria de los talibanes ya sufrían las consecuencias económicas de duras sequías, el COVID-19 y décadas de guerra.
Según la ONU, casi toda la población afgana puede caer bajo el umbral de la pobreza el año que viene (97%), mientras que actualmente es de 72%.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió el lunes a la comunidad internacional que dialogue con los talibanes, pese a las reticencias de numerosos países de proporcionar ayuda al régimen islámico ultraconservador de los insurrectos.
“Si queremos hacer avanzar los derechos humanos del pueblo afgano, la mejor manera es avanzar con la ayuda humanitaria, dialogar con los talibanes y utilizar esa ayuda humanitaria para impulsar la aplicación de esos derechos”, dijo.
El jefe de la diplomacia afgana pidió más solidaridad a Estados Unidos (que dio 64 millones), que es “un gran país y tiene que demostrar su generosidad”.
(Con información de Reuters y AFP)
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