Los presidentes ruso, Vladímir Putin, y bielorruso, Alexander Lukashenko, dieron este jueves el primer paso para la integración de sus países, al aprobar la creación de un espacio económico común, entre los temores de Occidente de que el Kremlin acabe por absorber a su país vecino.
“Primero hay que crear una base, unos cimientos económicos para seguir avanzando (en la integración), incluido en el plano político. Estoy convencido de que estamos en el buen camino”, dijo Putin en una rueda de prensa conjunta con su homólogo bielorruso.
Putin no descartó la creación en un futuro de órganos supranacionales, punto que figuraba en los documentos de creación de la Unión Estatal suscritos en diciembre de 1999 por Lukashenko y el primer presidente ruso, Boris Yeltsin.
El acuerdo llega en medio del aislamiento internacional de Bielorrusia, considerada la última dictadura de Europa, debido a la represión desde agosto de 2020 de las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la URSS y al desvío forzoso en mayo de un avión de Ryanair para detener a un periodista opositor.
ESPACIO DE DEFENSA COMÚN
Además de acordar la integración de la política antiterrorista, Putin reconoció que abordó con su colega la formación de “un espacio de defensa común” con el fin de garantizar la seguridad de la Unión Estatal “en su perímetro exterior”.
En ese contexto, anunció que comenzaron hoy sus maniobras estratégicas “Zapad-2021” (Oeste), en las que participan cerca de 200.000 militares, unos ejercicios presentados como defensivos pero que suscitan preocupación en Occidente por su cercanía a las fronteras de la OTAN.
“Estos ejercicios no van dirigidos contra nadie. Pero su realización es lógica en momentos en los que otras asociaciones, la OTAN por ejemplo, aumentan activamente su presencia cerca de las fronteras de la Unión Estatal”, insistió.
“Quince buques y barcos de apoyo de la Flota del Báltico zarparon de sus bases y se dirigen a las zonas previstas del mar Báltico para cumplir tareas prácticas de los ejercicios estratégicos conjuntos ‘Zapad-2021’”, dijo un portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, citado por la agencia oficial RIA-Nóvosti.
Explicó que la agrupación naval se ejercitará en defensa antiaérea y antisubmarinos, y realizará practicas de tiro con artillería y misiles contra blancos aéreos y de superficie.
Los ejercicios “Zapad-2021”, que se extenderán hasta el próximo día 16, se llevan a cabo en 14 polígonos, nueve en el territorio de Rusia y cinco en el de Bielorrusia, así como en las aguas del Báltico.
INTEGRACIÓN ECONÓMICA
Después de tres años de arduas negociaciones, Moscú y Minsk acordaron hoy los 28 programas para la creación en un futuro cercano de un “espacio económico común” que incluirá a partir de diciembre de 2023 un mercado único de gas.
Esos programas de integración incluyen la creación de mercados únicos en los ámbitos financiero y energético, un espacio conjunto de transporte y políticas comunes en los sectores industrial y agrícola.
Además, ambos países acordaron integrar sus sistemas monetarios y crediticios, y armonizar sus legislaciones aduaneras, impositivas, laborales y de pensiones.
El jefe del Kremlin adelantó además que en el marco de la Unión Estatal también se proponen crear un mercado único de petróleo, productos petrolíferos y electricidad.
“Al final esto (la integración) dará en adelante un gran impulso, un estímulo al crecimiento de la economía de ambos países”, aseveró.
Y pronosticó que el acuerdo creará puestos de trabajo, beneficiará a los sectores empresariales de ambos países y aumentará su capacidad exportadora en medio de las sanciones que Occidente ha impuesto a ambos países.
SIN MONEDA ÚNICA
Putin consideró prematuro hablar de una moneda única y llamó a centrarse primero en armonizar las políticas macroeconómicas de Rusia y Bielorrusia, mientras que Lukashenko explicó que ambos bancos centrales abogaron por aplazar por el momento esa cuestión.
“Afirmaron que nuestros países no están preparados (...), pero eso no significa que no vayamos a retomar ese asunto”, matizó.
Putin precisó que los primeros ministros de ambos países darán el visto bueno al acuerdo el viernes en Minsk, tras lo que será adoptado antes de finales de año por el Consejo Supremo de la Unión Estatal.
Como concesión a Bielorrusia, país que depende para su supervivencia de precios subsidiados de los hidrocarburos rusos, Putin prometió que las tarifas de gas en 2022 se mantendrán al nivel de este año y también anunció la retirada de todas las restricciones a los vuelos entre ambos países en medio de la pandemia.
“No hay nada malo para los pueblos de Bielorrusia y Rusia en estos programas. Nuestra integración tiene un carácter exclusivamente de beneficio mutuo”, aseguró Lukashenko.
Aseveró que no cometerán los errores que desembocaron en la desintegración de la Unión Soviética ni tampoco las luchas intestinas en el seno de la Unión Europea (UE), que, según él, sufre achaques de disolución.
“Nosotros somos como un bulldozer que va delante allanando el camino para las futuras, esperemos, uniones en el espacio postsoviético”, subrayó, en alusión a países como Armenia y la centroasiática Kazajistán.
TEMORES DE ABSORCIÓN
En cuanto a las críticas de la oposición bielorrusa y de Occidente acerca de que la Unión Estatal supondrá la pérdida de la soberanía de Bielorrusia, Putin aseguró que no se abordó una posible integración política.
“Insisto, antes que nada hay que dedicarse a la economía”, dijo. Y agregó que en un futuro la Unión Estatal podría exigir un “arreglo adicional” en forma de, “un Parlamento”.
“No descarto que se pueda crear. Pero para ello aún falta tiempo”, señaló.
Lukashenko, en el poder desde 1994, descartó los rumores de una posible “absorción”, pero fue más allá que su interlocutor al asegurar que si los pueblos rusos y bielorruso lo demandan, la integración política ocurrirá de manera natural.
“Somos gente suficientemente inteligente y si necesitamos tener unas relaciones aún mucho más estrechas que en un Estado unitario, evidentemente lo haremos”, afirmó.
(Con información de EFE)
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