Australia registró este viernes casi 2.000 casos de COVID-19, un nuevo récord diario, y diez fallecidos, a pesar de los estrictos confinamientos impuestos en las ciudades de Sídney y Melbourne, que aglutinan al 40% de la población del país, para frenar la propagación de la variante delta.
La gran mayoría de los nuevos casos detectados (1.542) y fallecidos (9) proceden de Sídney, epicentro de la tercera ola del coronavirus y vinculada a la variante delta, donde sus más de 5,3 millones de habitantes se encuentran confinados desde el 26 de junio.
El otro foco de importancia se encuentra en Melbourne, capital del estado Victoria y que confinó a sus 5 millones de habitantes desde principios de agosto, donde se registraron más de 330 nuevos casos y un muerto.
Gladys Berejiklian, jefa de gobierno de Nueva Gales del Sur -cuya capital es Sídney-, advirtió que el número de infecciones diarias alcanzarán su punto máximo la próxima semana, mientras que las hospitalizaciones y la atención de pacientes en cuidados intensivos se agravarán en octubre, apuntó ante los medios.
En las últimas dos semanas, la carga de pacientes de COVID-19 se ha doblado en este estado y los paramédicos señalan que atraviesan “un momento difícil”, declaró a los medios el comisionado de Ambulancias de Nueva Gales del Sur, Dominic Morgan.
El gobierno regional pretende iniciar el desconfinamiento de Sídney una vez se alcance el 70% de la población vacunada con la pauta completa, a donde se espera llegar a mediados de octubre.
El Plan de Nueva Gales del Sur, que emula la decisión de Victoria de abandonar la estrategia de cero transmisiones, va en línea con un acuerdo nacional basado en el estudio del Instituto Doherty que contempla la reanudación progresiva de los vuelos internacionales para finales de año.
Sin embargo, Sharon Lewin, directora del Instituto Doherty, instó este viernes a los líderes regionales del país a tener paciencia durante la etapa de desconfinamiento y reapertura ante los consiguientes riesgos que conlleva para el sistema sanitario, en declaraciones al canal público ABC.
Australia, que cerró sus fronteras internacionales en marzo de 2020, ha aplicado la pauta completa de la vacuna contra el COVID-19 a más del 40 por ciento de su población de más de 25 millones de habitantes y acumula unos 70.000 casos y más de 1.100 fallecidos desde el inicio de la pandemia.
(Con información de EFE)
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