El martes 7 de septiembre los talibanes anunciaron la formación del nuevo gobierno. Como era de esperarse, este está formado exclusivamente por miembros del ala más dura del movimiento, lo que podría dificultar su inserción a la comunidad internacional. Tampoco las mujeres forman parte de la cúpula de poder en la flamante reconfiguración afgana.
Varios de los miembros del cuadro fundamentalista han estado detenidos en el Centro de Detención de Guantánamo, la prisión militar estadounidense que opera en Cuba desde 2002, y que fueron liberados en un intercambio de prisioneros en 2014.
La ausencia que se destaca es la de miembros que formaron parte del gobierno apoyado por los Estados Unidos los últimos 20 años. Si bien tanto el país norteamericano como el FMI, que controlan miles de millones de dólares de las reservas del país, abogaron por un gobierno que cuente con miembros que no pertenezcan al Talibán, es incierto predecir cómo actuarán ante estas nuevas noticias.
El nuevo gobierno
Líder Supremo: Haibatullah Akhundzada es quien retendrá la decisión final sobre todos los temas, tanto políticos, religiosos como militares. Si bien no se lo ve en público hace ya varios años, es el líder oficial del grupo fundamentalista islámico desde 2016. Es un clérigo musulmán ultraconservador y su posición le brinda el estatus de juez máximo del país.
Primer Ministro: Muhammad Hassan Akhund fue el ministro de relaciones exteriores y luego viceprimer ministro durante el último gobierno talibán, entre 1996 y 2001. Ahora fue nombrado Primer Ministro interino, mientras se define quien va a ocupar definitivamente ese puesto clave. Es, desde hace años, el jefe del consejo de liderazgo de la organización.
Viceprimer Ministro: Abdul Ghani Baradar, uno de los miembros fundadores del grupo talibán, fue nombrado como el segundo de Akhund. Es una de las figuras más reconocidas a nivel mundial gracias a haber liderado las negociaciones con Estados Unidos durante la administración de Donald Trump, que acabaron en el acuerdo de Doha que formalizó la retirada de las tropas estadounidenses.
Ministro de Interior: Sirajuddin Haqqani es el jefe de la organización conocida como la Red Haqqani, surgida desde el interior del grupo talibán y aún más sanguinaria. Esta fue responsable de los ataques que más vidas se cobraron en los últimos años y mantiene vínculos estrechos con Al-Qaeda.
Si estas breves biografías no alcanzan para retratar la imagen del nuevo gabinete, se puede agregar que el Primer Ministro Akhund está dentro de la lista de sanciones de Naciones Unidas, y que el FBI ofrece 10 millones de dólares por información que ayude a arrestar al Ministro de Interior Haqqani, por su participación en un ataque en Kabul que mató a 6 personas.
Además, las mujeres brillan por su ausencia en este nuevo gabinete liderado en exclusividad por hombres. Si bien se había especulado con la posibilidad de la creación de un gobierno inclusivo, con la intención de aparentar cierta moderación a los ojos de la comunidad internacional, esto finalmente no fue así. Esto es especialmente significativo ya que las mujeres del país esperan definiciones acerca de lo que les depara el futuro con respecto a sus derechos básicos fundamentales. Si uno se guía por la última experiencia talibán en el poder y por los perfiles de este nuevo gobierno, la realidad que les espera a las mujeres afganas es extremadamente preocupante.
Ahora bien, aunque los países de occidente se han mostrado dispuestos a entablar relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno talibán y a reconocerlo como un gobierno legítimo, todos coincidieron en que esto estará supeditado a que se respeten los derechos humanos de toda la población, principalmente de las mujeres. Si bien esto no estaría en los planes ideales del grupo terrorista, necesitan poder acceder a los miles de millones de dólares de reservas congeladas y a la posibilidad de recibir ayuda económica internacional. Teniendo todo esto en cuenta, solo queda esperar y ver cómo actúa la cúpula decisoria en las próximas semanas.
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