Israel comenzó a celebrar hoy al atardecer el Nuevo Año Judío (Rosh Hashaná), una de las fiestas más emblemáticas de su calendario religioso, que esta vez se festeja sin severas restricciones, mientras el país lucha por superar la cuarta ola de la pandemia.
A diferencia del año pasado, cuando los israelíes celebraron esta festividad en confinamiento, en esta ocasión marcan la entrada del año hebreo 5782 con la tradicional cena con sus familias extendidas, sin restricciones de movimiento.
El Gobierno sí ha limitado a 50 personas las reuniones familiares o a cien si son en espacios al aire libre; además de recomendar verse en lugares abiertos y hacerse test de antígenos antes de los festejos.
El país comienza a contener la curva de contagios en la cuarta ola, con 5.810 nuevos casos de covid-19 registrados la víspera, una cifra a la baja después de haber encadenado varios picos superiores a los 11.000 positivos diarios la semana pasada.
La tasa de positividad se ha reducido al 5 %, respecto al 8 % de la semana pasada, mientras que los enfermos activos con el virus -que ayer alcanzaron el máximo histórico de más de 91.000- se redujeron hoy a poco más de 84.000, con 677 están hospitalizados en estado grave.
El nuevo Gobierno, liderado por Naftali Benet, ha optado por una estrategia de contención suave del virus que no se base en estrictos confinamientos para evitar una parálisis en la actividad económica; aunque ha llamado a extremar la cautela durante todo este mes de fiestas.
El Rosh Hashaná (Año Nuevo) termina el miércoles 8 de febrero, pero le siguen el Yom Kipur (Día del Perdón) el 16 y Sucot (los Tabernáculos),que dura una semana (de 20 al 27 de septiembre): otras dos importantes celebraciones religiosas en las que los judíos se suelen juntar en familia o asistir en eventos religiosos multitudinarios.
Estos días, las sinagogas que reciban a más de una cincuentena de asistentes deberán pedir certificados de inmunización o PCR negativas.
Las autoridades israelíes y expertos sanitarios confían en acabar pronto con la cuarta ola, principalmente gracias a la aplicación masiva de la tercera dosis de la vacuna, que ya se han inyectado 2,6 millones de israelíes y cuyos efectos ya se sienten en la caída de los contagios.
Según expertos, Israel podría acabar con la cuarta ola pronto a través de distintas vías: por un lado, prosigue con la aplicación de la tercera dosis de la vacuna, que ya inyectó a más de 2,6 millones, y comienza a surtir efecto con la caída de los contagios.
“Estoy muy orgulloso de que hemos luchado por salir adelante y hemos llegado al inicio de este nuevo año sin confinamientos, al contrario que en otras oleadas. (...) Es aún demasiado pronto para celebrar (el fin de la pandemia), nos queda todavía camino, pero vamos paso a paso”, señaló el primer ministro Benet en un mensaje a los israelíes con motivo de Rosh Hashaná.
Esta tarde, mientras las calles de ciudades como Jerusalén se vaciaban de gente que volvía a casa para preparar la cena de esta noche y los establecimientos cerraban sus puertas hasta el jueves, el presidente israelí, Isaac Herzog, recibió la felicitación de su homólogo palestino, Mahmud Abás, en un momento en el que se ha destrabado el canal de comunicación entre ambos lados, atascado desde 2014.
Abás deseó “feliz Año Nuevo a los ciudadanos de Israel”, y “ambos líderes expresaron su esperanza de que el año nuevo traiga más cooperación y diálogo” entre israelíes y palestinos, después de que el presidente palestino se reuniera hace una semana con el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, el primer encuentro de alto nivel entre ambas partes en más de una década.
(Con información de EFE)
SEGUIR LEYENDO: