Los jóvenes rusos denuncian el control sistemático del Kremlin en las universidades: “El Estado nos ha declarado la guerra”

Cuatro estudiantes fueron detenidos en abril por publicar un video en el que denunciaban la intimidación del personal educativo para disuadir a los alumnos a unirse a una protesta de Alexei Navalny. Además, sustituyeron a los decanos de unos 20 establecimientos de enseñanza superior

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Manifestación en apoyo del político opositor ruso encarcelado Alexei Navalny en Moscú, Rusia, el 21 de abril de 2021. REUTERS / Maxim Shemetov
Manifestación en apoyo del político opositor ruso encarcelado Alexei Navalny en Moscú, Rusia, el 21 de abril de 2021. REUTERS / Maxim Shemetov

Mientras el político opositor ruso Alexei Navalny era trasladado a la cárcel en enero, cuatro redactores de “Doxa”, una revista online escrita por estudiantes universitarios de la Escuela Superior de Economía de Moscú, publicaron un video en YouTube en el que denunciaban la intimidación del personal de las escuelas y universidades para disuadir a los jóvenes a unirse a una protesta contra el maltrato hacia el enemigo del Kremlin.

Los cuatro hicieron un llamamiento a las universidades rusas. “Expulsar a los estudiantes por participar en una acción pacífica es ilegal. Lo único que se consigue es destruir la ciencia y la educación en Rusia”, dijo Armen Aramyan, uno de los estudiantes, según el medio The Economist. A su vez, animaron a sus compañeros a que “no tengan miedo”. “Es nuestro legítimo derecho a expresar la protesta por cualquier medio pacífico. El Estado ha declarado la guerra a la juventud, pero la juventud somos nosotros y sin duda prevaleceremos”, señaló otro estudiante.

El 14 de abril, la fiscalía rusa detuvo a Aramyan y a los otros tres redactores de “Doxa”, acusados de “animar a los menores a participar en acciones ilegales”. El video que habían publicado ya fue eliminado de Internet y los cuatro estudiantes se encuentran bajo arresto domiciliario.

FOTO DE ARCHIVO: Un participante sostiene un cartel que dice "Uno para todos, todos para uno" durante una manifestación en apoyo del líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny en Moscú, Rusia, el 23 de enero de 2021. PROTEST-CITY REUTERS / Maxim Shemetov
FOTO DE ARCHIVO: Un participante sostiene un cartel que dice "Uno para todos, todos para uno" durante una manifestación en apoyo del líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny en Moscú, Rusia, el 23 de enero de 2021. PROTEST-CITY REUTERS / Maxim Shemetov

Al igual que los estudiantes, la oposición rusa también es víctima de la persecución del Kremlin. A distintos políticos se les prohibió aparecer en público, otros fueron expulsados del país o detenidos. Los pocos medios de comunicación independientes que quedan han sido censurados por ser considerados “indeseables” o estigmatizados como “agentes extranjeros”.

En el plano educativo, el Kremlin intenta controlar las escuelas y universidades de forma más sistemática. En los últimos nueve meses fueron sustituidos los decanos de unas 20 universidades e institutos de toda Rusia, según The Economist. En julio pasado, Moscú “aceptó” la renuncia de Yaroslav Kuzminov, director de la Escuela Superior de Economía, más conocida como HSE, la primera y más exitosa universidad post soviética del país.

En sus redes sociales, Kuzminov explicó que se alejaba para concentrarse en su trabajo como economista. Sin embargo, pocos creen que esa haya sido la verdadera razón. “Nunca se habría ido por voluntad propia. Ha sido una decisión del Kremlin”, dijo el analista político Kirill Rogov, según The Economist.

Vladímir Putin. EFE/EPA/EVGENIY PAULIN/SPUTNIK/KREMLIN / POOL
Vladímir Putin. EFE/EPA/EVGENIY PAULIN/SPUTNIK/KREMLIN / POOL

Kuzminov ayudó a crear la universidad a principios de la década de 1990, cuando los rusos recién liberados del control soviético buscaban formas de acercarse a Occidente. Al mismo tiempo, la Universidad de San Petersburgo, la más antigua de Rusia, se asoció con el Bard College de Estados Unidos para fundar el Smolny College, la primera universidad rusa de artes liberales y ciencias. Esta universidad está respaldada por Alexei Kudrin, antiguo ministro de Economía y una de las pocas voces liberales en el entorno del presidente de Rusia, Putin.

Estas instituciones sobrevivieron al giro del Kremlin hacia el autoritarismo en la década de 2000. En Moscú no les temían porque los jóvenes rusos de aquel entonces eran leales a Putin, y en parte por una tradición de siglos en la que los gobernantes autocráticos permitían cierto grado de libertad a algunas instituciones exclusivas, de acuerdo a fuentes de The Economist.

Ahora, cualquier influencia occidental es considerada una amenaza. Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia y uno de los ideólogos del aislacionismo ruso, dijo en una entrevista que “las fuerzas políticas liberales destructivas (de Occidente) están prestando especial atención a los jóvenes educados y con éxito en las universidades de prestigio”.

Puesta de sol sobre un estanque cerca de la Universidad Estatal de Moscú en Moscú, Rusia, 27 de mayo de 2021. REUTERS / Maxim Shemetov
Puesta de sol sobre un estanque cerca de la Universidad Estatal de Moscú en Moscú, Rusia, 27 de mayo de 2021. REUTERS / Maxim Shemetov

Previo a la “renuncia” de Kuzminov, los fiscales prohibieron el Bard College, por considerarla “organización extranjera indeseable”. Además, una ley aprobada hace poco tiempo somete toda la actividad educativa en Rusia a un estricto control estatal.

Los estudiantes y jóvenes rusos ahora son vistos como una de las mayores amenazas del Kremlin. El viraje comenzó a percibirse en 2017, cuando videos de Navalny desencadenaron protestas lideradas por estudiantes y graduados de secundaria. También expresaron su rechazo a la violación de sus libertades personales y los intentos de imponerles valores “patrióticos” y “tradicionales”. Por esos días, comenzó la publicación de la revista ”Doxa”.

Las encuestas muestran que los jóvenes se informan poco a través de la televisión, el principal vehículo de propaganda de Putin, sino que se vuelcan a las redes sociales y a Internet. Se sienten más cerca de Occidente, sobre todo de Europa, y se preocupan más por los derechos humanos que por la grandeza del Estado o las victorias del pasado, bases fundamentales de la ideología de Putin.

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