Es posible que para muchos, el 31 de agosto marcara el final de una era en Afganistán debido a la retirada de las tropas estadounidenses después de 20 años. Además de las dos décadas de presencia en el país, se puso punto final a la ambiciosa y peligrosa misión de evacuación encarada por el presidente Joe Biden y sus socios de la OTAN durante los últimos meses, y que fue acelerada por la vertiginosa toma del poder por parte de los talibanes.
Para algunos, sin embargo, esas tareas continuarán, en un contexto de mayor incertidumbre y caos incluso que el de las últimas semanas. Es el caso de Eduardo Torres, estudiante de la Maestría de Inteligencia Aplicada en Georgetown, y voluntario de la organización Task Force Afghani Freedom.
Para él ya no se trata de una cuestión política sino que se está ante un problema humanitario, y por eso respondió el llamado de su universidad en busca de quienes pudieran colaborar con las tareas de evacuación en Afganistán.
“No tenemos tiempo que perder, no podemos descansar”, dice, en diálogo con Infobae. “Necesitamos que ellos sepan que hay gente y organizaciones que están trabajando por ellos. Y que estamos haciendo todo lo posible para que puedan salir”, explica a Infobae desde la ciudad de Nueva York, mientras se hace un hueco para contestar las preguntas entre reunión y reunión.
Por el momento, sus tareas son muchas, pero particularmente están enfocados en la recolección de la información de todas las personas que están en Afganistán y quieren salir del país. “Si no los sacamos, se enfrentan a un futuro muy incierto bajo el yugo talibán con prácticas que van desde la tortura hasta la ejecución. Muchos de nuestros contactos en el país se esconden literalmente debajo de sus camas, en lugares que son impensables”, explica Torres.
Sus esfuerzos están puestos en identificar, localizar y evacuar a tres grupos de personas: ciudadanos estadounidenses, otros ciudadanos extranjeros y aliados afganos. Sobre el primer grupo, se trata de entre 150 y 200 ciudadanos afgano-estadounidenses que no han logrado salir en las últimas semanas con las evacuaciones del ejército de EEUU. Sobre el segundo contingente, en este momento la organización trabaja con alrededor de 40 ciudadanos alemanes que buscan salir del país lo antes posible. Y sobre el tercero, Torres destaca una dificultad: muchas de los afganos en condición de aliados -intérpretes, empleados administrativos, etcétera- carecen de pasaporte, lo que complica aún más su evacuación.
Tras la evacuación de unas 120 mil personas desde junio hasta hoy y la retirada de las tropas estadounidenses, la pregunta sobre qué pasará a quienes no han podido dejar el país hasta ahora, permanece. “Lo desolador es que ese número sigue creciendo -de a miles-, y seguirá creciendo aún más”, afirma Torres.
“El problema es que la hambruna en Afganistán está a la vuelta de la esquina. Muchos de quienes tenían esperanzas en la estabilización de la situación, ahora se dan cuenta de que habrá un recorte de alimentos y todo empeorará. Por eso se siguen sumando ahora a las listas de evacuación”, detalló el voluntario, añadiendo que ”mientras los extranjeros pendientes de evacuación son cada vez menos, los afganos son cada vez más”.
Torres reconoce que la evacuación ya era una tarea “sumamente difícil, aún con la presencia de Estados Unidos”, pero por ahora, no hay certezas sobre cómo seguirá el proceso. “Apenas ha pasado un día, pero no sabemos cuánto más complicado será para nosotros”.
Y enumera los distintos pasos del proceso: “Además del registro de las personas que quieren evacuar, nuestra organización cuenta con un avión privado para esta tarea. Entonces, mientras esperamos a ver cómo actúan los talibanes ahora que tienen el control del aeropuerto de Kabul, estamos tratando de conseguir los permisos de otros países para aterrizar”.
“Realmente esperamos que en los próximos días se nos aclare un poco más el panorama sobre cómo va a funcionar la logística de transportación de personas”, continúa Torres, encargado en Task Force Afghani Freedom de dar a conocer las tareas de la organización para quien quiera colaborar con ella de alguna manera.
Por ahora, reina la incertidumbre sobre cómo los talibanes gestionarán las comunicaciones a través del Aeropuerto Internacional de Hamid Karzai, en la capital. Aunque a través de sus voceros aseguraron que en unos días darán acceso a los vuelos internacionales para que la gente que quiere salir lo haga, él mantiene el escepticismo: “En este momento de confusión y de espera nosotros seguimos organizando y llenando estas bases de datos para que cuando llegue el día la gente esté organizada y lista y tenga vuelos asignados”.
Seguir leyendo: