La Unión Europea ha condenado “firmemente” la represión que Bielorrusia está ejerciendo contra periodistas, activistas y ONG y ha exigido a las autoridades del país que la detengan, se adhieran a sus compromisos y obligaciones internacionales y “respeten finalmente los Derechos Humanos y libertades fundamentales de su propio pueblo”.
En un comunicado, un portavoz del Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, ha criticado que el reciente cierre de la Asociación Bielorrusa de Periodistas es “parte de una represión sistemática y continuada a todas las voces independientes del país”.
La UE ha enfatizado que hay 27 trabajadores de medios de comunicación entre los 649 ciudadanos bielorrusos que han sido reconocidos como presos políticos y ha recordado que la plataforma independiente tut.by fue “silenciada” en mayo y se abrieron procedimientos penales contra su directiva y periodistas.
A esto se añade la “implacable campaña” contra ONG y activistas a favor de los Derechos Humanos, que incluye registros en viviendas privadas y el arresto de ciudadanos que se enfrentan ahora a “graves acusaciones”.
“La UE condena firmemente la actual represión, pide a las autoridades de Bielorrusia que la detengan, se adhieran a sus compromisos y obligaciones internacionales en el marco de la ONU y la OSCE y respeten finalmente los Derechos Humanos y las libertades fundamentales de su propia población”, remarca el texto.
El portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) finaliza garantizando que la UE “seguirá del lado del pueblo de Bielorrusia y apoyando a la sociedad civil, incluidos los medios libres e independientes”.
Roman Protasevich, un periodista perseguido
La Unión Europea, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá impusieron sanciones a Bielorrusia por el aterrizaje forzoso de un vuelo de Ryanair para detener al periodista Roman Protasevich y a su novia Sofia Sapega en mayo. Las medidas se suman a las sanciones anteriores por la brutal represión de Lukashenko contra figuras y activistas de la oposición tras las elecciones del verano pasado, que funcionarios occidentales y grupos de derechos calificaron de amañadas.
El periodista, que viajaba con su novia, fue director y uno de los fundadores de los canales de Telegram Nexta y Nexta Live, con más de 1,2 millones de seguidores.
Dicho canal desempeñó un papel importante en la transmisión de enormes protestas de la oposición contra el mandatario tras las fraudulentas elecciones presidenciales de agosto de 2020. Sin embargo, el medio fue declarado extremista por Bielorrusia al notar su capacidad de movilización, y sus dos fundadores fueron acusados de organización de disturbios e instigar al odio social. Las manifestaciones se han disipado en los últimos meses, pero las autoridades bielorrusas continúan reprimiendo a la oposición con arrestos.
Protasevich, que vivía en el exilio en Lituania, era buscado por las autoridades de su país. La KGB bielorrusa los puso en una lista de personas implicadas en “terrorismo”, delitos por los que puede ser condenado a 15 años de prisión o incluso a pena de muerte, según la oposición.
El caso de Krystsina Tsimanouskaya
A principios de este mes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, arremetió contra el Gobierno bielorruso y acusó al país de cometer un “intolerable acto de represión” contra la atleta Krystsyna Tsimanouskaya, que denunció que las autoridades de su país intentaban obligarla a abandonar Japón contra su voluntad.
“El régimen de (Alexander) Lukashenko busca cometer otro acto de represión transnacional”, aseveró el jefe de la diplomacia estadounidense, que acusó a Minsk de “tratar de forzar” la salida de Tsimanouskaya del territorio nipón, donde se celebraron los Juegos Olímpicos.
Blinken lamentó así la actitud del Gobierno bielorruso, que estaría tomando medidas contra la atleta por “simplemente ejercer su derecho a la libertad de expresión”.
“Estas acciones violan el espíritu olímpico, son una afrenta para los derechos más básicos y no pueden ser toleradas”, añadió.
Krystsina Tsimanouskaya, cuya deserción al estilo de la Guerra Fría en los Juegos Olímpicos de Tokio conmovió a personas de todo el mundo, instó a sus compatriotas a seguir su ejemplo y pidió que dejen de tener temor. En una entrevista con la agencia de noticias AFP por el primer aniversario de unas discutidas elecciones presidenciales en Bielorrusia, declaró que su país “ya no es seguro para sus propios ciudadanos”.
“La gente tiene miedo de ir a manifestaciones porque teme ser golpeada, tiene miedo de acabar en prisión”, aseguró la joven de 24 años desde una oficina de Varsovia, Polonia, de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva (BSSF). “Querría que mi país fuera libre, querría que cada ciudadano tenga derecho a la libertad de expresión, que todo el mundo pueda vivir una vida normal y deje de tener miedo”, afirmó.
Desde las discutidas elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020, Bielorrusia se ha visto sacudida por protestas políticas y una represión contra la oposición por parte del presidente, Alexander Lukashenko, quien rige la nación con mano de hierro desde 1994.
(Con información de Europa Press)
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