La decisión del Consejo de la Unión Europea (UE) de retirar a seis países de la lista de estados seguros implica que sus ciudadanos ya no pueden viajar a la UE por placer, sino que solo lo pueden hacer por motivos esenciales.
La recomendación del Consejo de la UE no es vinculante para los Estados miembros, pero la institución advierte de que un Estado no debería decidir levantar restricciones de viaje a los países que no estén en la lista sin que se decida de manera coordinada en la Unión.
La pandemia parece ser el cuento de nunca acabar. Cuando parecía que con la vacuna comenzaba el principio del fin, una cuarta ola de contagios incentivada por la contagiosa variante Delta, ha hecho que los hospitales de los Estados Unidos vuelvan a verse repletos de pacientes con COVID 19. Las terapias intensivas están a tope y en estados como Florida, las morgues empiezan a no dar abasto.
Y la Unión Europea lo ha notado. Por eso, ahora le pide a sus países miembro que reimpongan restricciones a los viajes no esenciales entre Estados Unidos y los países europeos.
Cada país es autónomo de decidir cómo quiere manejar la situación, pero hasta ahora la mayor parte de ellos ha acatado las recomendaciones de la unión. Las restricciones varían desde una prohibición de viaje hasta el requisito de un examen negativo de COVID-19 para ingresar, pasando por cuarentenas obligatorias, según el país.
Junto a los Estados Unidos, las nuevas restricciones aplican también para Israel, Kosovo, Líbano, Montenegro y Macedonia del Norte.
A comienzos de la pandemia, la mayor parte de los países miembro de la Unión Europea cancelaron los viajes no esenciales con Estados Unidos. Pero el pasado mes de junio, tras una exitosa campaña de vacunación y a comienzos del verano, el consejo europeo (la entidad dependiente de la Unión Europea que toma este tipo de determinaciones), dictaminó el fin de las restricciones de viaje para 14 países, incluido Estados Unidos.
El tema es que Estados Unidos no hizo lo mismo, y para los ciudadanos europeos sigue siendo complicado viajar al país norteamericano, un hecho que molestó a la UE. Desde un comienzo se dijo que si Washington no flexibilizaba sus restricciones el bloque volvería a imponer las suyas en una suerte de respuesta diplomática.
El contexto hizo que tomar esa decisión sea sencillo para Europa. Con un 52 por ciento de la población completamente vacunada, aún en los Estados Unidos hay más de 80 millones de personas elegibles para inmunizarse que no lo han hecho. Esto, combinado con la variante Delta, y la flexibilización de reglas como el uso de máscaras y el distanciamiento social, los números se dispararon.
En algunos estados la situación es aún peor. Texas, Luisiana y Carolina del Sur tienen a menos del 50 por ciento de aquellos elegibles para la vacuna completamente inmunizados.
Florida sigue siendo el estado más afectado de esta nueva ola en la nación, con 75 personas cada 100 mil residentes hospitalizados a consecuencia del virus, de acuerdo con información del gobierno federal y de la universidad John Hopkins.
En los cuatro estados mencionados, Florida, Luisiana, Texas y Carolina del Norte, ya se han reportado casos de falta de oxígeno en hospitales, o terapias intensivas trabajando al tope de su capacidad. Si bien aún hay posibilidad de que les envíen refuerzos desde otros estados, con el paso del huracán Ida el transporte se verá complicado para todo el sur del país, agregando una capa extra de complicación a la ya grave situación.
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