El régimen chino aplicó 2.000 millones de dosis, pero crecen las denuncias de apremios para obligar a recibir las vacunas

Residentes en distintas provincias se quejan de que las autoridades locales los amenazan con quitarles el acceso a los servicios públicos si se niegan a recibir los preparados de producción nacional

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Residentes esperan en el área de observación durante una sesión de vacunación contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19) para personas de entre 12 y 14 años, en Heihe, provincia de Heilongjiang, China, el 3 de agosto de 2021. China Daily a través de REUTERS
Residentes esperan en el área de observación durante una sesión de vacunación contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19) para personas de entre 12 y 14 años, en Heihe, provincia de Heilongjiang, China, el 3 de agosto de 2021. China Daily a través de REUTERS

La campaña de vacunación contra el coronavirus en China superó las 2.000 millones de dosis, según anunciaron las autoridades, pero las tácticas de coerción para aumentar la cantidad de inmunizados están generando rechazo en distintas zonas del país.

Hasta el jueves, más de 889 millones de personas en China habían sido completamente vacunadas, con más de 2.000 millones de aplicaciones de vacunas contra el COVID-19 de producción nacional, dijo un funcionario de la Comisión Nacional de Salud en una conferencia de prensa este viernes. De esta manera, el país asiático se sitúa al mismo nivel que el Reino Unido y por delante de Estados Unidos en cuanto al porcentaje de población totalmente inoculada.

Estos datos demuestran que China aplicó alrededor del 40% de las aproximadamente 5.000 millones de vacunas administradas en todo el mundo.

REUTERS / Dado Ruvic / Foto de archivo
REUTERS / Dado Ruvic / Foto de archivo

La campaña de vacunación se aceleró en julio cuando la variante Delta del coronavirus comenzó a impactar en el país. Las autoridades sanitarias anunciaron este viernes que el brote había sido “efectivamente controlado”, con una disminución del número de casos durante 11 días consecutivos desde el 16 de agosto, según informó CNN.

En una conferencia sobre salud la semana pasada, Zhong Nanshan, el principal experto chino en enfermedades respiratorias, declaró que el país espera tener al 80% de sus 1.400 millones de habitantes vacunados para finales de año.

La última campaña de inmunización se enfocó en los ancianos, los menores y los residentes de zonas rurales del país, considerados grupos de difícil acceso que no habían sido cubiertos en anteriores etapas.

Una enfermera sostiene una caja de la vacuna contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) fabricada por el Instituto de Productos Biológicos de Beijing, una unidad de la filial de Sinopharm China National Biotec Group (CNBG), en un centro de vacunación en Beijing. , China, 15 de abril de 2021. REUTERS / Thomas Peter
Una enfermera sostiene una caja de la vacuna contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) fabricada por el Instituto de Productos Biológicos de Beijing, una unidad de la filial de Sinopharm China National Biotec Group (CNBG), en un centro de vacunación en Beijing. , China, 15 de abril de 2021. REUTERS / Thomas Peter

Pese a que la Comisión Nacional de Salud de la República Popular de China (NHC) ha insistido en repetidas oportunidades que la vacunación debe ser voluntaria, las autoridades locales recurren cada vez más a medidas coercitivas para inmunizar a las personas.

En todo el país, una gran cantidad de localidades ha prohibido a los residentes no vacunados el acceso a los servicios públicos, incluidos los hospitales, las escuelas y el transporte público, según CNN.

En la metrópolis suroccidental de Chongqing, los gobiernos de los distritos anunciaron que los residentes que se negaran a vacunarse sin una razón legítima verían afectado su crédito social, un sistema nacional que utiliza grandes datos para incentivar determinados comportamientos.

Personas esperan ser vacunadas contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Nanchang, provincia de Jiangxi, China, el 4 de junio de 2021. cnsphoto vía REUTERS
Personas esperan ser vacunadas contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Nanchang, provincia de Jiangxi, China, el 4 de junio de 2021. cnsphoto vía REUTERS

Mientras que en la provincia de Qinghai, una comunidad residencial advirtió esta semana a los residentes que se suspenderían sus pensiones, seguros médicos y prestaciones sociales si un miembro de su familia inmediata no se vacunaba. Un funcionario reveló que el aviso pretendía “asustar” a la gente para que se vacunara, ya que la comunidad no había cumplido su objetivo de inmunización, informó el noticiero estatal, de acuerdo a CNN.

Estas medidas de coerción han generado críticas en las redes sociales chinas, donde muchos usuarios acusan a las autoridades locales de violar la política del gobierno central y hacer obligatoria la campaña de vacunación que en principio se había anunciado voluntaria.

FOTO DE ARCHIVO: El presidente chino, Xi Jinping, aplaude en la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China, el 5 de marzo de 2021. REUTERS / Carlos García Rawlins /
FOTO DE ARCHIVO: El presidente chino, Xi Jinping, aplaude en la sesión inaugural de la Asamblea Popular Nacional (APN) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China, el 5 de marzo de 2021. REUTERS / Carlos García Rawlins /

Yanzhong Huang, investigador principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que la discrepancia entre la política del gobierno central y su aplicación local es un tema común en China porque los funcionarios provinciales están sometidos a una enorme presión para cumplir los objetivos establecidos por Beijing.

“El incumplimiento de estos objetivos conlleva una penalización, lo que incentiva a los funcionarios locales a adoptar medidas de mano dura para conseguirlo”, afirmó, según CNN.

Varios gobiernos municipales han advertido a los funcionarios locales que serán “gravemente responsables” si se producen contagios entre los no vacunados. Autoridades locales denunciaron que los residentes han sido atraídos a través de las fronteras a los lugares de inoculación en las ciudades vecinas mediante recompensas en efectivo, ya que los funcionarios compiten para cumplir los objetivos de vacunación, según CNN.

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