Entre las nuevas reglas que impusieron los talibanes tras la toma del poder, se encuentran reglas para hombres y mujeres acerca de la vestimenta que tienen que llevar, lo que ha preocupado a los afganos que no lograron escapar el nuevo régimen.
Un grupo de jóvenes ha denunciado que fueron azotados por milicianos talibanes que les endilgan usar jeans en la vía pública, lo cual va en contra de las reglas de vestimenta impuestas. Para los extremistas, eso es un delito.
Según publica el medio británico Telegraph, un funcionario del nuevo gobierno aseguró que aun el régimen estaba decidiendo el código de vestimenta para los hombres, pero hay cada vez más denuncias de este tipo.
En una publicación ampliamente compartida en Facebook, un joven relató que estaba caminando con amigos en Kabul cuando se encontraron con un grupo de soldados talibanes que los acusaron de faltar el respeto al Islam.
Dos de los amigos lograron escapar, dijo el joven, pero los demás fueron golpeados, azotados en el cuello y amenazados a punta de pistola.
El medio Etilaatroz informó durante el fin de semana que uno de sus periodistas también había sido golpeado por no llevar “ropa afgana”, como batas de cuerpo entero. Ha habido otros informes de jóvenes que han sido atacados por llevar camisetas y jeans.
Los incidentes aumentaron la preocupación de que poco ha cambiado en los talibanes desde finales de la década de 1990, cuando era común que la falta de uso de ropa religiosa llevará a ser golpeado o incluso asesinado.
Durante el primer período de su control sobre Afganistán, que terminó con la invasión estadounidense de 2001, los talibanes fueron conocidos por su misoginia, extremismo religioso y castigos brutales.
Las mujeres que no cumplían con las reglas de los talibanes, inspiradas en interpretaciones radicales de leyes severas a través de la Sharia, eran azotadas o ejecutadas de forma rutinaria.
Fueron obligadas a llevar la burka desde los ocho años, con prohibiciones para trabajar, estudiar o salir de su casa sin estar acompañada de un hombre.
En Kandahar, una ciudad al sur de Afganistán, a las mujeres que se pintaban las uñas se les podía cortar los dedos, y estaba prohibido que llevaran zapatos con tacos porque “ningún desconocido debería oír los pasos de una mujer”.
Tras la nueva toma de poder de los talibanes, el precio de las burkas se duplicó por la demanda y el miedo.
Pero, por otro lado, los líderes del movimiento extremista han tratado de presentarse a occidente como un grupo más moderado.
Afirman, que respetarán a las mujeres y no desean que se conviertan en “víctimas” de la ley islámica. Sin embargo, han habido numerosos informes en los cuales se les ordenó a mujeres a dejar sus trabajos y enviar a un pariente masculino para que la reemplace.
El domingo, Aisha Khurram, ex representante de jóvenes ante las Naciones Unidas, contó que los talibanes habían convocado a funcionarios afganos a sus oficinas, solo para despedir a todas las mujeres.
“Los talibanes le pidieron a los funcionarios públicos en Kabul que regresaran a sus oficinas, pero cuando todos se presentaron, despidieron a las mujeres, justificándose como una situación de seguridad donde las mujeres correrían peligro”, escribió en Twitter.
“Repitieron lo mismo durante cinco años durante su régimen en la década de 1990 y la situación de seguridad siguió siendo una justificación para borrar a las mujeres de la sociedad. ¿Qué podría ser diferente esta vez? "
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