El momento en el que el régimen de Xi Jinping comenzó la censura y persecución a quienes alertaban sobre la aparición del COVID-19 en China

En el documental “In the Same Breath”, la cineasta Nanfu Wang revela el discurso unificado que fue impuesto a los medios, cómo se vivió el inicio de la pandemia en China y el seguimiento a la crisis por el entonces presidente de EEUU, Donald Trump

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El discurso uniforme con el que el régimen de Xi Jinping intentó ocultar el brote de COVID-19 que luego se convertiría en pandemia

“Ocho personas fueron detenidas por difundir rumores sobre una neumonía desconocida. Un recordatorio de la Policía: obedezcan las leyes y regulaciones para las actividades en línea. Nadie puede difundir rumores en línea”. El anuncio fue unificado, un discurso repetido en los medios chinos que apuntaba a construir desde el primer día de 2020 un relato monolítico. Aunque pasó casi desapercibido en aquella jornada de Año Nuevo, lo que se escondía detrás de esa advertencia gubernamental era de impacto mundial: había una potencial pandemia en ciernes, pero eligieron ocultarlo.

La contundente edición que realizó la directora estadounidense nacida en China Nanfu Wang en su documental “In the same breath” (”Al mismo tiempo”, en inglés es también un juego de palabras porque “breath” significa literalmente respiración o aliento) deja en evidencia el manejo de la información con respecto al origen e inicio de la pandemia en la ciudad Wuhan.

“Ocho personas fueron detenidas por difundir rumores sobre una neumonía desconocida”, señalaron los medios aquel primero de enero de 2020
“Ocho personas fueron detenidas por difundir rumores sobre una neumonía desconocida”, señalaron los medios aquel primero de enero de 2020

Casi 45 días después de la detección del primer infectado por una enfermedad, que en ese momento se consideraba como una “neumonía”, todavía los medios del país trataban de contener las noticias sobre lo que ocurría.

El reporte de la televisión del primero de enero de 2020 da cuenta de cómo, pese al registro de más de 250 casos de la enfermedad para esa fecha, se amenazaba a quienes intentaran difundir datos sobre lo que estaba ocurriendo.

El laboratorio de Wuhan, aún hoy señalado como posible difusor involuntario del virus (FOTO: REUTERS)
El laboratorio de Wuhan, aún hoy señalado como posible difusor involuntario del virus (FOTO: REUTERS)

Según los registros de la Organización Mundial de la Salud, desde el primer caso el 17 de noviembre en Wuhan, la cifra fue aumentando. Para el 15 de diciembre el total de personas con coronavirus era de 27. Y para finales de 2019, el número de infectados era de 266.

El primero de enero la cifra aumentó a 381 y para esa fecha aún no se habían implementado ningún tipo de medidas de contención del virus en la ciudad de origen que comenzaron a mediados de enero.

Lo que sí intentaba contener el régimen de Xi Jinping eran los datos sobre el origen de la enfermedad y la difusión de noticias por parte de la ciudadanía que era detenida y castigada por informar al respecto. Aún hoy se niega a participar en nuevas investigaciones que permitan confirmar o descartar que se fugó de un laboratorio.

Por eso, el origen del Sars-Cov-2 sigue siendo tema de discusión a casi dos años de su aparición. La OMS mantiene su pedido al régimen chino de colaboración para iniciar una nueva investigación sobre cómo nació la enfermedad.

"Un recordatorio de la policía: obedezcan las leyes y regulaciones para las actividades en línea. Nadie puede difundir rumores en línea”, señalaron los medios chinos
"Un recordatorio de la policía: obedezcan las leyes y regulaciones para las actividades en línea. Nadie puede difundir rumores en línea”, señalaron los medios chinos

En el film, disponible en algunas plataformas se streaming, Wang documentó las primeras etapas de la pandemia en Wuhan. A propósito de ello, muestra cómo fue el trato en los medios hacia quienes intentaron alertar sobre las consecuencias de la enfermedad.

El relato de Wang describe las imágenes de fuegos artificiales explotando en el cielo nocturno por las festividades como “el último momento que recuerdo cuando la vida todavía se sentía normal”. Después de eso, las historias se inundaron de imágenes de hospitales, rayos X, informes de noticias y otras visiones de los tiempos pandémicos.

Con la ayuda de cineastas locales en China, Wang contrasta el trato del régimen al origen del virus con la respuesta inicial en Estados Unidos y del ex presidente Donald Trump. También deja plasmados en su relato las tragedias personales de la pandemia y las fallas de los Gobiernos en ambos continentes.

El tráiler de "In the Same Breath"

LA INVESTIGACIÓN DE LA OMS

Cuando una misión conjunta de la Organización Mundial de la Salud con China publicó sus conclusiones sobre los orígenes de la pandemia a principios de este año, el informe declaró que era “extremadamente improbable” un incidente accidental de laboratorio en el Instituto de Virología de Wuhan. Aunque el laboratorio había estado realizando experimentos con coronavirus de murciélagos, Peter Embarek, el jefe del equipo de la OMS, dijo en una conferencia de prensa el 9 de febrero que era “muy improbable que algo pudiera escaparse de un lugar así”. Desde entonces, China ha insistido en que el informe de la OMS era la última palabra, ha rechazado las peticiones de que se investigue más a fondo una fuga en el laboratorio y ha apuntado, en cambio, al origen del virus fuera de China.

Pero ahora Embarek ha revelado cómo China presionó a los investigadores. En una entrevista con la cadena danesa TV2, dijo que los representantes chinos se opusieron, hasta los últimos días de la misión, a cualquier mención de una posible fuga de laboratorio, alegando que “era imposible, y por tanto no había que perder el tiempo con ello”. Cuando Embarek insistió en que había que incluir algo, recordó, los chinos sólo accedieron a decir que era “extremadamente improbable”.

Peter Embarek, el jefe del equipo de la OMS en China (FOTO: REUTERS)
Peter Embarek, el jefe del equipo de la OMS en China (FOTO: REUTERS)

Embarek dijo que sigue pensando que una fuga en el laboratorio es “improbable”, pero que la posibilidad no es estrictamente un derrame zoonótico o una inadvertencia del laboratorio. Dijo que un trabajador del laboratorio de Wuhan podría haber sido el “paciente cero”, infectado por un murciélago salvaje mientras recogía muestras, un escenario que se superpone a ambas hipótesis. “Un empleado que se infectó sobre el terreno al tomar muestras entra en una de las hipótesis probables”, dijo. “En este caso, el virus salta directamente de un murciélago a un humano. En ese caso, se trataría de un trabajador de laboratorio en lugar de un aldeano al azar u otra persona que tenga contacto regular con murciélagos. Así que está en la categoría de probable”. Anteriormente se informó de que el laboratorio de Wuhan había recogido muestras de murciélagos en el sur de China.

Embarek también sugirió una mayor investigación sobre el traslado del Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Wuhan el 2 de diciembre de 2019 a un lugar cerca de un mercado donde se detectaron posteriormente rastros virales. “También hay que trasladar la recogida de virus, la toma de muestras y otras recogidas de un lugar a otro”, dijo. El informe final de la OMS y China afirmó que no hubo interrupciones en el traslado.

¿Por qué China se ha resistido tanto a la hipótesis de la fuga del laboratorio? “Probablemente porque significa que hay un error humano detrás de tal incidente, y no están muy contentos de admitirlo”, dijo Embarek. “En parte está el sentimiento tradicional asiático de que no hay que quedar mal, y además todo el sistema se centra mucho en que uno es infalible y que todo debe ser perfecto. También puede ser que alguien quiera ocultar algo. ¿Quién sabe?”.

Esta es exactamente la cuestión. Hay que encontrar los orígenes del peor desastre de salud pública en un siglo. Una investigación exhaustiva, creíble y basada en la ciencia debe examinar tanto la propagación zoonótica como la posibilidad de un incidente en los laboratorios que China ahora esconde.

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