El último judío que queda en Afganistán, Zabulon Simantov, ha decidido permanecer en el país a pesar de la toma del poder de los talibanes, según el canal de noticias indio WION.
“¿Por qué me quedaría? Ellos me llaman infiel”, había declarado a la agencia de noticias AFP en la única sinagoga de Kabul, ubicada en un antiguo edificio en el centro de la capital.
“Soy el último, el único judío en Afganistán. Las cosas podrían empeorar para mí aquí. He decidido irme a Israel si vuelven los talibanes”, añadió.
Sin embargo, recientemente cambió su postura y decidió quedarse en el país.
“No abandonaré mi hogar. Si me hubiera ido, no habría habido nadie que pudiera mantener la sinagoga”, dijo, de acuerdo al medio israelí The Jerusalem Post.
Simantov, de 61 años, tenía planeado viajar a Israel en septiembre para pasar allí las festividades judías de Rosh Hashaná y Iom Kipur: “Veré en la televisión israelí lo que pasará en Afganistán”, había declarado a Arab News en abril pasado.
Su esposa, una mujer judía de Tayikistán, y sus dos hijas viven en Israel desde 1998, pero Simantov se ha quedado en Afganistán para atender la única sinagoga.
“Me las arreglé para proteger la sinagoga de Kabul como un león”, aseguró a Arab News.
En una entrevista de 2007, Simantov dijo que no hablaba hebreo y que no tenía planes de trasladarse a Israel.
“¿Ir a Israel? ¿Qué asuntos tengo allí?”, se preguntaba.
Simantov reza a diario y cumple las leyes de kashrut (preceptos de la religión judía que trata de lo que los practicantes pueden y no pueden ingerir), sacrificando él mismo los animales que come. El rabino de Tashkent, una ciudad de Uzbekistán, le dio permiso para hacerlo.
Yitzhak Levi, el penúltimo judío de Afganistán, murió en 2005. Según afirmó Simantov en una entrevista con The New York Times en 2002, no se llevaban bien.
“No hablo con él, es el diablo. Un perro es mejor que él”, aseguró.
Según un informe de la Agencia Telegráfica Judía, los talibanes se llevaron la Torá de la sinagoga, redactada en el siglo XV, y la vendieron en el mercado negro.
Sin embargo, Simantov confía en que la Torá resurgirá algún día.
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