El régimen chino analiza la posibilidad de regular el entretenimiento de las célebres abuelas que bailan en las plazas del país, que podrían incluir la imposición de multas y sanciones en una serie de enmiendas destinadas a frenar la contaminación acústica, informó el martes la agencia de noticias estatal Xinhua.
El baile de las abuelas ha sido una fuente constante de tensión en China en los últimos años. Las bailarinas de la tercera edad forman parte de un espectáculo habitual en los parques públicos, plazas y explanadas de China al anochecer o al amanecer, donde grupos de jubilados disfrutan de la música que las autoridades describen como ensordecedora.
Para las mujeres mayores, y algunos hombres, es una forma accesible de mantenerse en forma y socializar. Sin embargo, últimamente han aumentado las quejas de los residentes que viven cerca por el ruido. En el pasado, se registraron enfrentamientos públicos con los jubilados, en los que los residentes afectados lanzaron heces y huevos a los grupos.
Una bailarina de 62 años apellidada Long declaró al medio South China Morning Post que aún no había oído nada sobre la normativa, pero que igualmente no estaba preocupada.
“Si no nos dejan bailar, ya pensaremos en otra cosa”, dijo.
El Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, el poder legislativo de China, se encuentra estudiando las enmiendas a la ley sobre contaminación acústica de 1997.
Los espectáculos y ejercicios en espacios públicos deberían respetar las normas que restringen los lugares y horarios en los que pueden actuar. Quienes infrinjan las nuevas normas podrían ser sancionados con multas que rondan los 200 y 500 yuanes (entre 30 y 77 dólares), según South China Morning Post.
Las enmiendas también incluyen la ampliación de la legislación para incluir a los pueblos rurales más pequeños, una mayor planificación para el control del ruido industrial y del transporte, y la adición de normas para el control de las vibraciones.
Muchas personas en China reaccionaron de manera positiva a la noticia en las redes sociales.
Las autoridades chinas ya han intentado frenar con poco éxito los bailes de las abuelas. En 2017, la Administración General del Deporte de China emitió un aviso en el que advertía que “los ruidos de los bailes de plaza y los ejercicios no deberían afectar a los estudiantes que asisten a las clases ni a los medios de vida residenciales”, pero no se impusieron sanciones.
En 2014, los grupos de abuelas se mostraron bailando en las afueras del museo Louvre de París y en la Plaza Roja de Moscú, lo que provocó una reacción del régimen, que consideró que daban una mala imagen de China.
Aunque se aprueben las nuevas leyes, igualmente continuaría sin resolverse el problema mayor, que es la falta de servicios públicos para las personas mayores, especialmente ante el rápido envejecimiento de la población.
Se cree que en 2030 en el país habrá 370 millones de personas mayores de 60 años, según el Comité Nacional Chino sobre el Envejecimiento.
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