El Instituto Internacional de Prensa (IPI, por sus siglas en inglés) condenó este miércoles la expulsión de Sarah Rainsford, corresponsal de la cadena británica BBC en Rusia, y advirtió que se trata de un ataque cada vez más sistemático contra el periodismo independiente de cara a las próximas elecciones.
“El IPI condena con vehemencia la decisión discriminatoria del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso de no renovar el visado de Sarah Rainsford”, manifestó el director adjunto del Instituto, Scott Griffen, quien destacó el trabajo de la periodista en las últimas dos décadas “proporcionando una cobertura profunda, sobria y profesional a millones de espectadores en Gran Bretaña y en todo el mundo”.
Griffen denunció, además, que la expulsión de Rainsford representa “un nuevo ataque a la libertad de los medios de comunicación por parte de las autoridades rusas y forma parte de una rápida escalada de la represión del periodismo independiente en el período previo a las elecciones parlamentarias nacionales del próximo mes”.
El IPI instó al Ministerio de Asuntos Exteriores ruso a reconsiderar “inmediatamente” su decisión, al tiempo que exhortó a Moscú a dejar de “utilizar la amenaza de revocar o no renovar los visados para presionar a los periodistas extranjeros que viven en el país”.
La medida adoptada por el gobierno de Vladimir Putin supone la primera vez en años que se obliga a un periodista occidental a abandonar el país. Representa, además, una nueva escalada en la creciente tensión entre Rusia y Occidente por la libertad de prensa.
“Ser expulsada de Rusia, un país en el que he vivido casi un tercio de mi vida -y he informado durante años- es devastador”, dijo Rainsford, que fue destinada por primera vez a Moscú en el año 2000 y asumió su actual cargo en 2014. “He sido expulsada y me han dicho que nunca más podré volver”, indicó a la BBC Radio 4.
La cadena de televisión Rossya 24 explicó el jueves que el visado de Rainsford expiraba el 31 de agosto y que no sería renovado, una medida presentada como respuesta a la supuesta presión de Reino Unido sobre los medios rusos que operan en la isla.
Las autoridades rusas han criticado reiteradas veces los contenidos de los medios occidentales sobre Rusia, denunciando artículos y reportajes considerados anti-Rusia. Pero las expulsiones de periodistas son muy inusuales.
El año pasado, el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido denegó la acreditación a RT y Sputnik para una conferencia mundial sobre la libertad de los medios de comunicación, celebrada en Londres, por su “papel activo en la difusión de desinformación”. Ambos medios, alineados al Kremlin, se han enfrentado a múltiples acusaciones de difundir propaganda y emitir desinformación.
La BBC denunció el viernes pasado que la decisión de Rusia es un “atentado contra la libertad de prensa”, y pidió a Moscú que revoque su decisión: “La expulsión de Sarah Rainsford constituye un atentado directo a la libertad de prensa que condenamos sin reservas”.
“Instamos a las autoridades rusas a dar marcha atrás en su decisión. Mientras, continuaremos informando de los acontecimientos de la región de manera independiente e imparcial”, agregó la cadena británica.
Asimismo, las autoridades rusas también han abierto múltiples procedimientos judiciales contra medios, oenegés y organizaciones políticas rusas juzgados hostiles al poder y acusados de estar financiados por Occidente o de servir a sus intereses.
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