El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, mostró su preocupación este viernes por la situación en Afganistán, la cual, considera, que “está fuera de control”, por lo que insistió en la necesidad de “detener la ofensiva” y retomar las negociaciones, a medida que los talibán dejan una estela de muerte a su paso y el yugo sobre casi una veintena de capitales de provincia.
“Afganistán está fuera de control”, sentenció Guterres, quien considera que la situación actual es “incluso” peor que la vivida en anteriores ocasiones. El país “está atravesando otro capítulo caótico y desesperado, una tragedia increíble para un pueblo que sufre desde hace mucho tiempo”.
El funcionario dijo que “emprender ataques contra civiles una seria violación del derecho humanitario internacional y llega a ser un crimen de guerra”.
“Sólo en el último mes, más de mil personas murieron o han resultado heridas por ataques indiscriminados contra civiles, especialmente en las provincias de Helmand, Kandahar y Herat”, recordó el secretario general de la ONU, quien también precisó en “al menos 241.000” el número de desplazados
“Las necesidades humanitarias aumentan cada hora. Los hospitales están desbordados. Los alimentos y los suministros médicos están disminuyendo. Se están destruyendo carreteras, puentes, escuelas, clínicas y otra infraestructura crítica”, subrayó.
“Este es el momento de detener la ofensiva. Es el momento de iniciar negociaciones serias. Es el momento de evitar una guerra civil prolongada o el aislamiento de Afganistán”, dijo Guterres respondiendo a quienes sienten un abandono de la comunidad internacional al pueblo afgano.
Momento antes, el jefe de las Naciones Unidas, señaló que esta escalada de violencia afecta especialmente a mujeres y niños y llamó a todas las partes a prestar atención al gran numero de víctimas que está dejando el conflicto.
“Me siento profundamente preocupado por los primeros indicios de que los talibán están imponiendo severas restricciones a los Derechos Humanos en las zonas bajo su control, especialmente sobre mujeres y periodistas. Es particularmente horroroso y desgarrador ver como los derechos ganados con tanto esfuerzo por mujeres y niñas son arrebatados”, lamentó.
También recordó la “obligación moral y legal” que tiene todas las partes en la defensa y protección de civiles, pues los ataques contra ellos suponen una violación del derecho internacional y en caso de incurrir en él, los responsables deberán rendir cuentas.
“El mensaje de la comunidad internacional a quienes están en pie de guerra debe ser claro, tomar el poder mediante la fuerza militar es una propuesta perdida. Eso solo puede conducir a una guerra civil prolongada o al aislamiento completo de Afganistán. Pido a los talibanes que detengan de inmediato la ofensiva”, exigió.
Las fuerzas de seguridad afganas capitularon en varios frentes. Soldados, unidades y hasta divisiones enteras se rindieron lo cual otorgó a los insurgentes más vehículos y piezas militares para acelerar su ya veloz conquista de territorio afgano.
En cuestión de días, el gobierno afgano perdió el control de la mayoría del país y los insurgentes controlan casi la mitad de las capitales de provincia, la mayor parte tomadas en tan solo una semana.
Este viernes, los talibanes se apoderaron fácilmente de Firozkoh, capital de la provincia de Ghor, y de Pul-i-Alam, capital de la provincia de Logar, a tan solo 50 km de Kabul. “Los talibanes controlan (...) el 100% (de la ciudad) y no hay combates ya”, dijo un responsable local, Said Qaribullah Sadat.
Horas antes, los insurgentes celebraron la caída de Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand, tras capturar Kandahar, situada 150 km al este y Herat (oeste), segunda y tercera ciudad de Afganistán, respectivamente.
Si se toma un mapa de Afganistán, prácticamente todo el norte, el oeste y el sur del país está ya bajo control talibán. Kabul, Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte, y Jalalabad, al este, son las tres grandes ciudades que el gobierno sigue controlando.
En Herat, estratégica por estar cercana a Irán, una imagen reveladora describe lo que está ocurriendo: Ismail Khan, apodado “el león de Herat”, peso pesado de la región y uno de los más importantes guerreros contra los talibanes se tuvo que rendir ante los insurgentes.
Los talibanes iniciaron su ofensiva en mayo, cuando el presidente estadounidense Joe Biden confirmó que las tropas extranjeras saldrían del país, 20 años después del inicio de su intervención para expulsar del poder a los talibanes, que se negaban a entregar a Osama bin Laden, líder de Al Qaida, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
(Con información de EuropaPress y AFP)
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