Armenia pidió a la Cruz Roja Internacional interceder para que Azerbaiyán libere a los cientos de prisioneros de guerra armenios que tiene en su poder. El ministro de relaciones exteriores, Armen Grigoryan, aseguró que los detenidos, entre los que se encuentran civiles, han sido procesados bajo cargos considerados falsos.
Grigoryan señaló que, según la Convención de Ginebra III, los prisioneros de guerra deben estar bajo la protección del derecho internacional humanitario y no como prisioneros comunes. Y denunció que Azerbaiyán niega tener en su poder a un “gran número de prisioneros” —unos 200, según reportes— y rechaza suministrar cualquier tipo de información sobre los detenidos, incluida los distintos lugares de reclusión.
Por esta razón, y dada la poca claridad y cooperación de las autoridades azerbaiyanas, distintas organizaciones de derechos humanos temen que se hayan cometido graves delitos contra los prisioneros, incluido torturas y desapariciones forzadas.
En una reciente conversación con autoridades diplomáticas de Estados Unidos y la Unión Europea, el ministro de relaciones exteriores armenio reiteró la importancia de gestionar la repatriación de los prisioneros de guerra.
Además, Grigoryan denunció los continuos ataques de Azerbaiyán contra el territorio soberano de Armenia que violan el alto al fuego y la primera disposición de la declaración del 9 de noviembre que define que las partes “permanecerán en sus posiciones actuales”.
El pasado 29 de julio, un tribunal azerbaiyano condenó a 13 prisioneros de guerra armenios a seis años de prisión. Los hombres, que las autoridades armenias aseguran fueron condenados bajo cargos falso, serán deportados del país al cumplir su condena, informó Diario Armenia.
Giorgi Gogia, director de la división de Europa y Asia Central de Human Rights Watch, denunció que el enjuiciamiento por Azerbaiyán de prisioneros de guerra armenios por cargos de cruce ilegal de fronteras es una violación de la Convención de Ginebra III.
“¡Los combatientes capturados se les debería haber otorgado el estatus de prisionero de guerra y haber regresado después de que terminaran las hostilidades!”, escribió Giogia en su cuenta de Twitter.
Azerbaiyán, por su parte, hace caso omiso a los llamados de la comunidad internacional de respetar los acuerdos y no violar los derechos humanos. Este año la ex república soviética ha condenado a decenas de prisioneros de guerra, quienes permanecen recluidos en condiciones precarias en cárceles comunes.
A siete meses del final del conflicto de Nagorno Karabaj, las autoridades armenias denuncian que hay unos 200 prisioneros de guerra detenidos ilegalmente en Azerbaiyán, informó Diario Armenia.
El alto el fuego fue propuesto por Rusia, que actuó de mediador para poner fin el año pasado a la guerra de 44 días y en parte de cuyo territorio mantiene un contingente de fuerzas de paz.
“Con la mediación del mando de las fuerzas de paz de Rusia se llegó al acuerdo de restablecer el régimen de tregua en la línea de contacto entre las tropas armenias y azerbaiyanas”, informó el Ministerio de Defensa de Armenia en un comunicado.
Sin embargo, el 12 de agosto Azerbaiyán rompió el alto el fuego, por lo que el Ejército de Defensa de Artsaj (Nagorno Karabaj) impidió que las tropas del país vecino avanzaran sobre la frontera
“No hay víctimas del lado armenio. El comando del contingente de mantenimiento de la paz ruso en la República de Artsaj fue notificado de inmediato sobre la provocación de Azerbaiyán”, informó el Ministerio de Defensa de Artsaj.
El 11 de agosto, la ex república soviética atacó posiciones militares con drones de combate, alejándose de toda intención de encontrar una solución al conflicto.
“Nos parece necesario señalar que el primer punto de la declaración del 9 de noviembre define claramente que las partes se detienen en sus posiciones actuales’. Pero las unidades azerbaiyanas atacaron las aldeas de Hin Tagher y Khtsaberd de la región de Hadrut de Artsaj un mes después de la firma de la declaración, ocupando esas áreas, matando y tomando como rehenes a militares armenios. Por el momento, la parte azerbaiyana está nuevamente tratando de ocupar nuevas posiciones en varias partes de la línea de contacto, apuntando a los guardias fronterizos armenios con diferentes armas, incluidos drones”, explicó la Cancillería de Armenia el 11 de agosto.
Y agregó: “En la situación actual, el Ejército de Defensa de Artsaj, que fue establecido en los años ‘90 por la gente de Artsaj y fue un factor de seguridad clave durante los últimos 30 años, hoy también garantiza la seguridad y el derecho a la vida de la gente de Artsaj junto con las tropas de paz rusas. El pueblo de Artsaj no puede sobrevivir en su patria histórica sin el Ejército de Defensa, y el escenario de retirar el Ejército de Defensa de Artsaj sería desalojar a la población armenia de Artsaj”, explicó Armenia, y recordó que la declaración del 9 de noviembre de 2020 por el fin de la guerra establecía únicamente la “retirada de las fuerzas armenias solo de las regiones que rodean a Nagorno Karabaj, lo que se menciona claramente en la declaración”.
Azerbaiyán mantiene una política que ha sido denunciado como racistas contra las personas de origen armenio. Las propias autoridades armenias promueven y alimentan el odio a sus vecinos.
“Nuestros principales enemigos son los armenios de todo el mundo”, dijo el actual presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en 2012.
En julio de 2020, el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán amenazó con atacar la Central Nuclear Metsamor en Armenia, algo que podría causar una catástrofe regional contra todas las poblaciones de la zona.
En la guerra por el control de Nagorno Karabaj murieron más de 5.500 soldados y alrededor de 150 civiles.
El territorio, en disputa entre armenios y azerbaiyanos desde 1988, es reconocido internacionalmente como Azerbaiyán, aunque está poblado por armenios étnicos.
Sin embargo, para algunos expertos, la región de Nagorno Karabaj —conocida por los armenios como Artsaj— no es una población separatista, ya que declaró su independencia de la misma forma que lo hicieron Azerbaiyán y Armenia de la Unión Soviética.
“Azerbaiyán afirma que un 20% de su territorio está ocupado, una cifra que incluye al territorio de Artsaj que declaró su independencia el 2 de septiembre de 1991. La población de Artsaj no es ocupante, ya que es población ancestralmente nativa de esas tierras”, explican activistas armenios.
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