El Gobierno de Australia pidió este viernes a Beijín que aplique los estándares básicos de justicia y un trato humano a la presentadora de televisión chino-australiana Cheng Lei, al cumplirse un año desde que fue detenida por el régimen de Xi Jinping.
“Estamos especialmente preocupados que un año después de la detención de Cheng continúe la falta de transparencia sobre las razones de su detención”, dijo la ministra australiana de Exteriores, Marise Payne, en un comunicado.
La presentadora de la red estatal china Global Televisión Network, de 46 años, fue detenida por presuntamente “proporcionar ilegalmente secretos de estado al extranjero”, aunque todavía no se le han presentado formalmente cargos.
Por su parte, el Club Nacional de la Prensa de Australia pidió en un comunicado la liberación de Cheng e instó a China a “mostrar compasión”.
Además del caso de Cheng, el Ejecutivo de Camberra sigue de cerca la detención del escritor y ex funcionario de Beijín Yang Hengjun, también chino-australiano, arrestado en enero de 2019 cuando realizaba una escala en la ciudad meridional china de Cantón.
Yang, cuyo juicio oral a puerta cerrada terminó en mayo, aguarda su sentencia acusado de espionaje que de ser hallado culpable contempla hasta la pena de muerte.
El Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC, por sus siglas en inglés) denunció recientemente el acoso y las amenazas de las que varios periodistas extranjeros y sus asistentes chinos fueron objeto con motivo de la cobertura de las inundaciones en la provincia central de Henan, que dejó al menos 71 muertos.
Según el FCCC, este tipo de situaciones se produjeron tanto en persona como a través de las redes sociales, e incluso con mensajes a los números privados de algunos periodistas y traductores, a quienes han llegado a amenazar de muerte.
“En un incidente particularmente alarmante, la Liga de las Juventudes Comunistas de Henan pidió a sus 1,6 millones de seguidores en la red social china Weibo (equivalente chino de Twitter) que informaran del paradero del reportero de la BBC en Shanghái Robin Brant, después de haberse convertido en objeto de acoso virtual”, indicó el texto.
Casos denunciados por los propios periodistas afectados en sus perfiles personales de Twitter dan cuenta de escenas en las que son rodeados por grupos de personas, insultados, increpados por un supuesto sesgo a la hora de realizar su trabajo o incluso forzados a borrar el material.
El FCCC se mostró “decepcionado y abatido por la creciente hostilidad hacia la prensa extranjera en China, un sentimiento apuntalado por el creciente nacionalismo chino a veces directamente azuzado por funcionarios chinos y entidades oficiales”.
(Con información de AFP y EFE)
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