La OTAN apoyará al gobierno afgano “lo más que pueda” y “adaptará” su presencia diplomática, anunció el viernes su secretario general, Jens Stoltenberg, al concluir una reunión con los embajadores de la Alianza en Bruselas tras la decisión de Estados Unidos y Reino Unido de evacuar a sus ciudadanos.
“Nuestro objetivo continúa siendo apoyar al gobierno afgano y a las fuerzas de seguridad lo más que pueda. La seguridad de nuestro personal es primordial. Mantendremos nuestra presencia diplomática en Kabul y continuaremos adaptándonos todo lo necesario”, señaló Stoltenberg en un comunicado difundido tras el encuentro.
La reunión había sido convocada por Jens Stoltenberg tras la decisión de Estados Unidos de evacuar a sus diplomáticos y sus ciudadanos de Afganistán. “La evacuación” del país estuvo en el centro de las discusiones, con las opciones y adaptaciones militares requeridas para poder llevar a cabo esas salidas, precisó una de las fuentes diplomáticas.
Sin embargo, no se tomó ninguna decisión durante el encuentro. Las conversaciones sobre la situación fueron “realistas” y, con ella, el secretario general buscaba evitar que cunda el sentimiento de “sálvese quien pueda”, comentó uno de los participantes.
“Los aliados de la OTAN están muy preocupados por los elevados niveles de violencia provocados por la ofensiva de los talibanes, especialmente los ataques contra civiles, los asesinatos y las informaciones sobre otros graves atentados a los derechos humanos”, destacó Stoltenberg en el comunicado. “Los talibanes deben entender que no serán reconocidos por la comunidad internacional si toman el país por la fuerza. Seguimos comprometidos con apoyar una solución política para el conflicto”, agregó Stoltenberg en su declaración.
Nueve países de la Unión Europea (UE) miembros de la OTAN y la representación de la UE mantuvieron sus embajadas, indicó una fuente europea a la agencia de noticias AFP.
El jueves, Washington anunció el envío de miles de soldados a Kabul para evacuar a diplomáticos y ciudadanos estadounidenses frente al rápido avance de los talibanes hacia la capital afgana, mientras que el Reino Unido prevé enviar 600 militares para evacuar a los ciudadanos británicos. “También se trata de garantizar la seguridad del aeropuerto internacional de Kabul”, precisó un diplomático, añadiendo que Turquía se había ofrecido a tal efecto. Noruega, por su parte, se encargará de garantizar el funcionamiento del hospital central de Kabul, según la misma fuente.
Cada miembro de la Alianza ha planificado la evacuación de su personal diplomático y de sus ciudadanos. “Se trata de determinar quién hace qué, cuándo, cómo y qué apoyo se presta para ello”, subrayó un diplomático.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se comprometió este viernes a “no dar la espalda a Afganistán” y llamó a los occidentales a trabajar con el gobierno afgano para evitar que el país “vuelva a ser un caldo de cultivo para el terrorismo”. Hablando en la televisión británica después de una reunión gubernamental de crisis, Johnson dijo que su país tenía la intención de “ejercer presión” por la vía diplomática y política, y excluyó la hipótesis de una “solución militar”.
“Lo que debemos hacer ahora no es dar la espalda a Afganistán sino continuar, como miembro del Consejo de Seguridad (ONU), trabajando con nuestros socios para asegurarnos que el gobierno afgano no deje que el país vuelva a ser caldo de cultivo para el terrorismo”, declaró Johnson. “Vamos a utilizar nuestros medios de presión diplomática, política, el presupuesto de ayuda internacional para presionar más”, explicó. “La idea de una solución militar o por combate no es la que debemos seguir actualmente”, agregó.
Este viernes por la mañana, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, criticó la decisión de Estados Unidos de retirar sus tropas de Afganistán, seguida por las fuerzas de la OTAN.
Los talibanes siguen conquistando territorios en Afganistán y avanzando hacia Kabul en una ofensiva fulgurante. En cuestión de días, el gobierno afgano perdió el control de la mayoría del país y los insurgentes controlan casi la mitad de las capitales de provincia, la mayor parte tomadas en tan solo una semana.
Este viernes, los talibanes se apoderaron fácilmente de Firozkoh, capital de la provincia de Ghor y de Pul-i-Alam, capital de la provincia de Logar, a tan solo 50 km de Kabul. “Los talibanes controlan el 100% (de la ciudad) y no hay combates ya”, dijo a la AFP un responsable local, Said Qaribullah Sadat.
Horas antes, los insurgentes celebraron la caída de Lashkar Gah (sur), capital de la provincia de Helmand, tras capturar Kandahar, situada 150 km al este y Herat (oeste), segunda y tercera ciudad de Afganistán, respectivamente.
Si se toma un mapa de Afganistán, prácticamente todo el norte, el oeste y el sur del país está ya bajo control talibán. Kabul, Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte, y Jalalabad, al este, son las tres grandes ciudades que el gobierno sigue controlando.
En Herat, estratégica por estar cercana a Irán, una imagen reveladora describe lo que está ocurriendo en Afganistán: Ismail Khan, apodado “el león de Herat”, peso pesado de la región y uno de los más importantes guerreros contra los talibanes se tuvo que rendir ante los insurgentes.
Los talibanes iniciaron su ofensiva en mayo, cuando el presidente estadounidense Joe Biden confirmó que las tropas extranjeras saldrían del país, 20 años después del inicio de su intervención para expulsar del poder a los talibanes, que se negaban a entregar a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
La retirada de las tropas extranjeras concluirá en torno al 31 de agosto. Pese a lo que está ocurriendo en Afganistán, Biden afirmó que no lamenta su decisión, aunque es cierto que los responsables estadounidenses no ocultan su decepción ante la rapidez con la que el ejército afgano se evapora ante el avance de los talibanes. Estados Unidos ha gastado más de un billón de dólares en 20 años para formar y equipar al ejército afgano.
Debido a la situación, Estados Unidos decidió “reducir aún más” su “presencia diplomática” en Kabul “en las próximas semanas”, anunció el jueves por la noche el portavoz del departamento de Estados, Ned Price. “No es un abandono”, garantizó.
Para llevar a cabo esta operación, desplegará 3.000 soldados en el aeropuerto de Kabul, que se sumarán a los 650 soldados aún presentes en el país, según el portavoz del Pentágono, John Kirby. Otros 3.500 militares estarán en Kuwait para ser enviados como refuerzo en caso de que la situación se deteriore. “No es que volvamos a involucrarnos en el conflicto”, dijo Price.
Alemania también anunció que reducirá su personal diplomático “al mínimo absoluto”. Y Dinamarca y Noruega informaron que cerrarán temporalmente sus embajadas en Kabul y que evacuarán a sus empleados, mientras que Finlandia indicó que mantendrá la suya abierta pero prometió sacar del país “hasta a 130 afganos que trabajaron al servicio de Finlandia, de la UE y de la OTAN, y a sus familias”.
Los enfrentamientos en Afganistán tienen un coste terrible en la población civil. En un mes, al menos 183 civiles, entre ellos niños, murieron en Lashkar Gah, Kandahar, Herat (oeste) y Kunduz, y 250.000 personas se vieron desplazadas por el conflicto desde finales de mayo. Un 80% de los que han tenido que dejar sus casas son mujeres y niños, según la ONU, que estima que el número global de desplazados este año en el país llega a 400.000.
(Con información de AFP)
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