China financiará 21 proyectos de desarrollo, valorados en 6 millones de dólares, bajo un programa de cooperación sellado con la junta militar que gobierna Myanmar, informó este miércoles la prensa oficialista birmana.
A diferencia de otras potencias, como Estados Unidos, Reino Unido o la Unión Europea, que condenan el golpe de Estado del 1 de febrero y han impuesto sanciones selectivas sobre los intereses del Ejército birmano, Beijing se ha mostrado más receptivo con el régimen militar.
Bajo el acuerdo regional Mekong-Lancang, iniciado en 2016, el gigante asiático financiará una serie de proyectos en Myanmar que cubren áreas tan dispares como la vacunación de animales, la protección ante desastres naturales y turismo, entre otros.
Entre 2017 y 2020, China ha invertido más de 16,3 millones de dólares en más de medio centenar de proyectos en suelo birmano mediante este pacto de cooperación, que incluye a Tailandia, Laos, Vietnam y Camboya, indica el diario The Global New Light of Myanmar, ahora controlado por la junta militar.
China, que busca desde hace años ampliar su influencia en Myanmar con la apertura de oleoductos, construcción de puertos y el desarrollo de zonas económicas especiales, es junto a Rusia, el principal exportador de armas al país del Sudeste Asiático, los principales aliados del régimen militar tras la sublevación castrense.
Tras más de seis meses desde el golpe de Estado, el Ejército no ha logrado controlar todo el país, donde resisten las protestas y huelgas indefinidas contra el mando militar que han conseguido parar la Administración y parte del sector privado.
Como respuesta la junta militar ha reprimido con brutal violencia a la disidencia y al menos 965 personas han muerto, mientras que ha arrestado de manera arbitraria a más de 7.130 opositores, según los datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
A la profunda crisis política y social se suma el descontrolado rebrote de COVID-19 entre el colapso del sistema sanitario, la persecución contra médicos y enfermeros y la profunda desconfianza del pueblo con el régimen militar.
El Ejército justifica la toma de poder por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales del pasado noviembre, cuyo resultado ha sido anulado y en las que arrasó el partido liderado por la premio nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien permanece arrestada, con el aval de observadores internacionales.
(Con información de EFE)
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