El Líbano conmemora hoy el primer aniversario de la explosión originada en el puerto de Beirut que causó más de 200 muertos, 6.500 heridos y una gran destrucción con una serie de actos en honor a las víctimas y marchas para pedir justicia ante la falta de avances en la investigación.
Durante el día se celebrarán una vigilia y una misa, entre otros actos conmemorativos, pero se espera que las más multitudinarias sean las diferentes marchas convocadas para esta tarde, en especial tres de ellas que confluirán frente al recinto portuario a las 17.00 hora local (14.00 GMT).
Está previsto que estas tres manifestaciones partan una hora y media antes de diferentes puntos de la capital como la sede de la Brigada de Bomberos de Beirut, cercana al puerto y cuyo cuerpo perdió a nueve efectivos y un paramédico mientras trataban de controlar el incendio que causó la deflagración.
Las marchas harán varias paradas durante su trayecto hacia el puerto y una de ellos será común para las tres: las oficinas de la compañía eléctrica estatal Electricité du Liban (EDL), en momentos en que el país apenas recibe suministro público en medio de una grave crisis económica.
A las 18.07 hora local (15.07 GMT), la hora exacta de la deflagración el 4 de agosto de 2020, los asistentes a todas las manifestaciones realizarán un minuto de silencio al lado de la Estatua del Emigrante frente al puerto, para luego partir juntos en un último tramo hacia el Parlamento libanés.
Organizaciones por los derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han acusado a las autoridades libanesas de obstruir la investigación de la deflagración, todavía sin concluir un año después del suceso, y de proteger a políticos y funcionarios para exonerarlos de sus deberes.
El presidente libanés, Michel Aoun, criticó anoche a las figuras que se amparan en su inmunidad u otros privilegios para evitar ser interrogadas, si bien él mismo había sido informado de la existencia de un cargamento de nitrato de amonio cerca de dos semanas antes de que el fertilizante explotase tras seis años almacenado sin custodiar.
La explosión
Una fuerte explosión sacudió el 4 de agosto de 2020 cerca de las seis de la tarde la capital libanesa, sobre la que se elevó una gran columna de humo de color rojizo, que se originó en un depósito del puerto de Beirut, informó la Agencia Nacional de Noticias (ANN).
Según la agencia estatal, un incendio comenzó cerca de los silos de trigo del puerto, en un almacén que contenía explosivos incautados, lo cual provocó una fuerte deflagración que pudo sentirse en toda la ciudad y sus suburbios. Una gigantesca nube de hongo fue visible a varios kilómetros de distancia.
Residentes reportaron ventanas rotas y la caída de techos precarios debido a la ola expansiva producto de la explosión, incluso en barrios alejados del lugar. Un fotógrafo de la agencia AP cerca del puerto fue testigo de personas heridas en el suelo y destrucción generalizada en el centro de Beirut.
Casi todas las vitrinas de los comercios de los barrios de Hamra, Badaro y Hazmieh estallaron al igual que las ventanillas de los autos.
Como el humo del incendio y la primera explosión eran visibles a la distancia, varias personas desde numerosos puntos de la capital se encontraban grabando la escena cuando ocurrió la explosión en videos que fueron rápidamente compartidos en redes sociales.
Distintos documentos y crónicas de organizaciones locales e internacionales han descrito a lo largo de los meses la manera en que la corrupción y desidia llevaron a la devastadora detonación, que causó la muerte de más de 200 personas, hirió a más de 6.500 y destruyó buena parte de la capital libanesa.
Las autoridades libanesas han ordenado el arresto de 25 personas, incluyendo el titular del puerto y el de la agencia de aduanas. También ha tomado el testimonio de más de 50 personas, pero no ha presentado resultados.
La desconfianza generalizada excede la noción sobre la corrupción endémica que afecta al Líbano. Los más altos funcionarios del país -el presidente Michel Aoun y el primer ministro Hassan Diab- recibieron numerosas advertencias sobre el peligro que representaba la presencia de los químicos durante años, pero no se tomaron acciones al respecto. Ambos negaron tener responsabilidad directa en el hecho.
(con información de EFE)
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