La Unión Europea ha amenazado este viernes con aplicar nuevas sanciones contra Bielorrusia por la “instrumentalización” de los migrantes y refugiados, a los que Minsk envía a la frontera con Lituania para entrar en suelo europeo.
En una declaración en nombre de los Veintisiete, el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha condenado el uso de los migrantes que hace el régimen de Alexander Lukashenko para lograr objetivos políticos. “La instrumentalización de migrantes y refugiados es absolutamente inaceptable”, ha señalado.
Por ello, el bloque europeo avisó a Minsk que estudiará el flujo de cruces ilegales desde Bielorrusia y considerará “la posibilidad de medidas restrictivas” contra los responsables de traficar con los migrantes.
Lituania viene denunciando el paso ilegal de migrantes, en concreto iraquíes desde Bielorrusia, y en lo que va de año más de 3.000 migrantes han sido arrestados tras entrar en el país de forma ilegal. En este sentido, la declaración de Borrell sostiene que la UE y los Veintisiete se mantendrán firmes en la gestión efectiva de la migración y en la protección de sus fronteras exteriores.
“La gente que no tenga derecho a estar en la UE debe ser deportada. La UE y sus Estados miembros tomarán las medidas necesarias, de acuerdo al Derecho internacional”, ha recogido el texto de los Veintisiete.
El club comunitario se compromete a enviar su ayuda a los Estados miembros afectados y recuerda que agentes de Frontex ya se han desplegado en el terreno para realizar una intervención rápida. La declaración también señala que los países de la UE trabajarán para aumentar la capacidad de devolver a los migrantes a sus países de origen.
Parlamentarios españoles y polacos piden la liberación de presos políticos
Los Parlamentos de España y Polonia han pedido a las autoridades de Bielorrusia que pongan fin a la “represión” contra la sociedad y a las detenciones “ilegales” de ciudadanos, que liberen a todos los “presos políticos”, incluidos los miembros de la minoría polaca, que abran un diálogo interno y que convoquen nuevas elecciones para poner fin a la crisis desatada en ese país.
Así se recoge en las conclusiones que ambos parlamentos han acordado en el marco del Foro Parlamentario Hispano-Polaco celebrado este viernes en la ciudad de Breslavia, donde ha viajado una delegación española encabezada por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.
En dicho documento, recogido por la agencia EuropaPress, España y Polonia admiten seguir “con preocupación” la grave situación que se vive en la parte oriental de Ucrania y en el Mar Negro, tras lo que han reafirmado su “firme” compromiso con el respeto al derecho internacional, han rechazado el uso de la fuerza en las relaciones entre Estados y han apoyado la integridad territorial de Ucrania al no reconocer la anexión de Crimea.
Lukashenko amenazó con el despliegue de tropas rusas
El presidente de Bielorrusia dijo el viernes que está dispuesto a invitar a las tropas rusas a entrar en el país si tal medida es necesaria para garantizar la seguridad tanto de Bielorrusia como de Rusia. Pero, según Lukashenko, en este momento “no hay ninguna necesidad” de hacerlo.
En declaraciones recogidas por la agencia de noticias estatal Belta, Lukashenko subrayó que había hecho frente a las protestas antigubernamentales del año pasado sin implicar a las fuerzas armadas de otros países, pero añadió que no dudaría en hacer intervenir a las tropas rusas si fuera necesario.
Bielorrusia es capaz de desplegar rápidamente 500.000 efectivos propios, pero “si no es suficiente, se traerá a todas las fuerzas armadas rusas”, dijo Lukashenko, según Belta. “Si es necesario, no dudaremos”.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo el viernes que Moscú no ha recibido ninguna petición oficial de Bielorrusia para desplegar tropas, y que el movimiento “es posible sólo después de una petición oficial de los dirigentes de un país a los de otro”.
Rusia y Bielorrusia mantienen estrechos lazos militares y de defensa. Dos estaciones de radar rusas que se comunican con los submarinos nucleares en los océanos Atlántico e Índico y partes del Pacífico tienen su base en Bielorrusia. En septiembre, las dos naciones ex soviéticas tienen previsto realizar ejercicios militares conjuntos a gran escala.
Hasta hace poco, el gobierno de Lukashenko se había resistido a los intentos de Moscú de ampliar la presencia militar en Bielorrusia y rechazó las peticiones de abrir una base aérea y estacionar más tropas en el país.
Pero en medio de la crisis política que se desató en Bielorrusia después de que la reelección de Lukashenko para un sexto mandato en agosto de 2020 fuera recibida con enormes protestas, Rusia prometió a su vecino apoyo militar y asignó un préstamo de 1.500 millones de dólares para la maltrecha economía bielorrusa.
Lukashenko se enfrentó a meses de protestas desencadenadas al ser anunciado como ganador de una votación presidencial en agosto de 2020 que la oposición y Occidente consideraron amañada. Respondió a las manifestaciones con una represión masiva en la que se detuvo a más de 35.000 personas y la policía golpeó a miles de ellas.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto múltiples sanciones contra los dirigentes bielorrusos y sectores clave de su economía a raíz de la crisis.
El analista político bielorruso Valery Karbalevich dijo a The Associated Press que las declaraciones de Lukashenko del viernes eran un claro intento de asustar a Occidente.
“Por primera vez, amenazó con el despliegue de tropas rusas en Bielorrusia. Sin embargo, el Kremlin no tiene prisa por apoyar estas iniciativas”, dijo Karbalevich.
Lukashenko ha acusado a Occidente de intentar orquestar una revolución en el país que gobierna con mano de hierro desde hace décadas y de urdir un golpe de Estado, incluso presionando a Bielorrusia con sanciones. Su contrincante en las elecciones huyó a Lituania y las autoridades lituanas dicen que las autoridades de Bielorrusia están inundando la frontera de Lituania con inmigrantes para presionar a esa nación de la UE.
“Parece que buscan nuestros puntos débiles. Golpean sobre todo los sectores de exportación de la economía bielorrusa: petroquímica, ingeniería mecánica, potasa, etc. Pero el objetivo principal es dejar a la gente sin pensiones, salarios, prestaciones, educación, atención médica y causar descontento entre los bielorrusos”, dijo Lukashenko.
El presidente bielorruso pidió más medidas contra los grupos de derechos humanos del país, alegando que detrás de ellos hay autores intelectuales extranjeros, y dijo que la presión del gobierno sobre los medios de comunicación independientes continuaría.
“La libertad de expresión que protegemos según la Constitución se ha convertido en actividades extremistas”, denunció Lukashenko, instando a los funcionarios del Estado a controlar de cerca a todos los periodistas y blogueros. “Una cosa es criticar a las autoridades. Siempre hemos aceptado las críticas adecuadamente... Otra cosa es llamar a la rebelión y a la masacre de quienes no apoyan esos supuestos sentimientos revolucionarios y gamberros”.
En las últimas semanas, las autoridades bielorrusas han intensificado la presión contra las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación independientes, realizando más de 200 redadas en oficinas y apartamentos de activistas y periodistas sólo este mes, según el centro de derechos humanos Viasna.
La Asociación Bielorrusa de Periodistas dijo que las redadas y detenciones de reporteros continuaron el viernes en Minsk y otras ciudades. A principios de esta semana, las autoridades declararon grupo extremista al canal de televisión Belsat, financiado por Polonia.
Un total de 28 periodistas bielorrusos permanecen detenidos, en espera de juicio o cumpliendo sus condenas. Los grupos de periodistas exigieron el jueves que las autoridades den atención hospitalaria urgente a un importante periodista que se encuentra en prisión preventiva.
(Con información de AP y Europa Press)
Seguir leyendo: