Ante la escasez de vacunas en su país, miles de iraníes están viajando a la vecina Armenia para intentar vacunarse contra la enfermedad covid-19, lo que ha generado escenas caóticas y ha llevado a las autoridades armenias a imponer restricciones.
Alentados por la vacunación en Armenia a los turistas y las experiencias previas exitosas de otros compatriotas, una avalancha de iraníes ha viajado por tierra o aire al país vecino en los últimos días, cuando ya no ha sido tan fácil para los extranjeros inmunizarse.
Según comentaron a la agencia de noticias Efe varios residentes de Ereván y mostraron las imágenes ya virales difundidas en redes sociales, las filas para inmunizarse son larguísimas, y hay iraníes incluso acostados en el suelo y tapados con mantas.
Desde principios de mes, han pasado de cruzar la frontera entre ambos países unas 20 o 30 personas a casi 400 al día, informó el portavoz de las aduanas de Irán, Ruholá Latifí.
También en la frontera se amontonan los turistas iraníes, hay colas para realizar las PCR y poder acceder a Armenia, se han producido desmayos a causa del calor y las autoridades han tenido que enviar ambulancias a la zona.
Más iraníes que armenios en Ereván
Desde la capital de Armenia, una residente explicó a Efe por teléfono que también han llegado ciudadanos de Siria y de la India para vacunarse, pero que el 80% de los turistas presentes son iraníes.
“La ciudad está reventada de turistas, en las calles se escucha más el idioma iraní que el armenio y en los puestos de vacunación hay larguísimas colas de iraníes y empujones de aquellos que intentan saltarse la fila”, detalló sorprendida la joven.
Y es que poco más de 7 millones de iraníes, de una población superior a los 80 millones, ha recibido al menos una dosis de una vacuna anti covid en Irán, en su mayoría personal sanitario y mayores de 70 años.
Esta avalancha llevó a las autoridades armenias a impedir a los extranjeros vacunarse en las clínicas (solo pueden acudir a los puntos ubicados en las calles) y a exigir a los turistas una estancia mínima en el país de diez días.
Antes de que impusieran estas restricciones, Said, un pequeño empresario iraní de 30 años, pudo recibir la primera dosis con facilidad en Armenia, donde fue con su familia a principios de julio en un viaje organizado.
“Decidimos ir a Armenia porque en Irán no nos va a tocar vacunarnos en muchos meses y, si nos contagiamos, es posible que muramos debido a la situación de los hospitales”, comentó a Efe.
Irán se encuentra inmerso en plena quinta ola con altos datos diarios de contagios y fallecimientos. En total, se han contabilizado en el país más de 3,4 millones de casos y 86.592 decesos.
Desconfianza en las autoridades iraníes
Said cree que la vacuna de producción local COVIRAN Barekat, que ya ha recibido permiso de uso de emergencia, no está en la realidad disponible, mientras que otros piensan en ir a Armenia para evitar ser inmunizados con ese suero.
Algunos temen que sea poco efectiva y tenga efectos secundarios y que nunca sea aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que les dificultaría los viajes al extranjero.
Mohamad, un iraní de 40 años que viajaba antes de la pandemia regularmente a Europa por trabajo, explicó a Efe que su idea es ir a Armenia para conseguir un certificado válido de vacunación.
“Si me vacunen en Irán, por mi edad lo harán con Barekat y no me sirve”, lamentó el hombre, mientras que en Armenia sí están empleando fármacos reconocidos por la OMS como el británico-sueco AstraZeneca.
AstraZeneca, la rusa Sputnik V y la china de Sinopharm son las principales vacunas que ha importado Irán, pero las dosis han llegado con retraso y a cuentagotas, lo que ha ralentizado la campaña de vacunación.
A raíz de la controversia por los viajes a Armenia, las autoridades han anunciado esta semana la llegada de varios millones de dosis y la producción de unos 50 millones de COVIRAN Barekat antes del fin de septiembre, pero muchos iraníes ya no confían en estas promesas.
(Con información de EFE)
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