El Gobierno francés trató de minimizar el alcance de las protestas que sacaron a las calles en diferentes ciudades del país el miércoles a cerca de 20.000 personas contra sus medidas para generalizar la vacunación contra el coronavirus, sobre todo con la extensión del certificado sanitario en actividades de la vida cotidiana.
“No hay que exagerar”, declaró el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, cuando se le preguntó en una entrevista con la emisora France Info por las manifestaciones que, en algunos casos, derivaron en enfrentamientos con la policía.
El funcionario dijo que hay que escuchar el descontento porque hay un cierto cansancio y también “minorías que se agitan”. Al respecto, señaló que algunos de los manifestantes se quejaban de que están viviendo en una dictadura e ironizó: “Querría que hubiera muchas dictaduras como Francia”.
Beaune indicó que le preocupa más la gente que está inquieta por cómo evoluciona la pandemia, que son mayoría.
Para ilustrarlo, subrayó que hay tres millones de personas que han pedido cita para vacunarse después de los anuncios el lunes del presidente francés, Emmanuel Macron, que con la extensión de la obligación del certificado sanitario en la práctica hará casi imprescindible estar vacunado.
En concreto, Macron exigió que el personal sanitario, pero también todos los profesionales que tratan de forma cotidiana con personas vulnerables, tendrán que estar vacunados para poder seguir trabajando a partir del 15 de septiembre.
Además, el 21 de julio será necesario el certificado sanitario (prueba de tener la pauta de vacunación, de haber superado la enfermedad de covid-19 o disponer de un test negativo) para ir al cine, al teatro o a espectáculos deportivos con más de 50 espectadores.
En agosto se exigirá también para hacer viajes de larga distancia en transporte público (avión, tren, autocar) e incluso para tomar algo en un bar o en un restaurante.
Protesta de antivacunas en Grecia
Miles de personas se manifestaron anoche en varias ciudades griegas en la primera protesta multitudinaria antivacunas de la pandemia, contra la decisión del Gobierno de obligar al personal sanitario a vacunarse y limitar los espacios cerrados de la hostelería y ocio para los inoculados.
Solo en el centro de Atenas se reunieron alrededor de 3.000 personas, sin mantener distanciamiento social y prácticamente sin mascarillas, aunque también hubo manifestaciones en otras ciudades como Salónica, en el norte de Grecia, Patras, en el Peloponeso, o Heraclión, en la isla de Creta.
Muchos de los manifestantes mostraban banderas griegas y signos religiosos, varios levantaron cruces e iconos ortodoxos frente al Parlamento, en la plaza Syntagma, mientras se mezclaban los eslóganes de la protesta con el himno nacional y otros cantos nacionalistas.
Entre las pancartas que cargaron desde la plaza Omonia hasta el Parlamento se podía leer “No a la vacunación obligatoria. Sí a las libertades individuales, a la libre elección. No a la participación estatal en la medicina” o “No a la separación, no al chantaje, no al terrorismo”.
La protesta fue organizada por el movimiento “Libertad de Nuevo”, liderado por un cardiólogo que hizo el llamamiento por Facebook asegurando que “cualquier práctica médica contra la voluntad del paciente está prohibida” y calificó al Gobierno conservador de Nueva Democracia de “fascista”.
En las últimas semanas la variante Delta ha provocado un aumento considerable de los contagios en Grecia, que hace temer una cuarta ola, mientras el Gobierno intenta convencer a la población de que acuda a vacunarse después de que el ritmo de inoculación se haya estancado.
El lunes el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, anunció la vacunación obligatoria para los trabajadores de residencias de mayores y personal sanitario de centros públicos y privados, que serán suspendidos sin sueldo si no reciben la primera dosis antes de las fechas establecidas.
Hasta ahora en Grecia se han vacunado 9.485.402 personas y alrededor del 44% de la población ha recibido la pauta completa. El objetivo del Gobierno es alcanzar al menos el 70 % antes del otoño boreal para evitar que el sistema sanitario colapse de nuevo.
(Con información de EFE)
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