Tiendas y bodegas de Sudáfrica se vieron golpeadas por saqueos este martes, por quinto día consecutivo, pese al despliegue de soldados por parte presidente del país, Cyril Ramaphosa, para tratar de contener la violencia que ya ha dejado 72 muertos.
Los saqueos estallaron en la capital económica de Johannesburgo y la provincia sudoriental de KwaZulu-Natal, mientras la oposición sudafricana acusó a grupos radicales de fomentar el desasosiego.
Las fuerzas armadas desplegaron 2.500 soldados para ayudar a la policía a frenar los disturbios.
Pero esa cifra parece insignificante frente a los más de 70.000 soldados movilizados para aplicar el confinamiento del año pasado contra el coronavirus.
La turbulencia estalló el viernes pasado luego de que el expresidente Jacob Zuma comenzara a cumplir su sentencia de 15 meses de cárcel por desacato, tras negarse a declarar en una investigación sobre la corrupción en sus nueve años en el poder. El fin de semana se propagó a la provincia de Gauteng, donde se encuentra Johannesburgo.
“El total de personas que han perdido la vida desde el inicio de estas protestas (...) subió a 72”, dijo la policía la noche del martes en un comunicado. La mayoría de las muertes “se deben a estampidas ocurridas durante los incidentes de saqueos de tiendas”, agregó.
Otras muertes ocurrieron por tiroteos y explosiones de cajeros automáticos.
El número de detenidos se elevó a 1.234, aunque varios miles han participado en la ola de saqueos.
“Para mi mamá”
Imágenes de televisión mostraron a decenas de mujeres, hombres e incluso niños entrando a una carnicería de Soweto y saliendo con grandes cajas de carne congelada en sus hombros o cabezas.
La policía llegó tres horas después y disparó balas de goma. Más tarde aparecieron los militares.
En la barriada de Alexandra, en el norte de Johannesburgo, cientos de personas entraban y salían de un centro comercial cargando productos.
Saqueadores que hablaron con la agencia de noticias AFP dijeron que se vieron atrapados por el tumulto o vieron la oportunidad de aliviar un poco su vida de pobreza.
“Realmente no me preocupa Zuma, él es un viejo corrupto que merece estar en la cárcel”, comentó un hombre de 30 años que trabaja lavando autos.
Admitió haber “tomado cosas de la tienda para mi mamá”, como ollas de acero inoxidable, carne y provisiones.
En Pietermaritzburgo, capital de KwaZulu-Natal, las personas cargaban neveras nuevas entre los arbustos hasta una fila de autos estacionados a la orilla de la carretera.
En Durban, las tomas aéreas mostraron a cientos de personas saqueando un centro comercial, del que salían con grandes cajas de productos.
Una mujer fue vista lanzando a su bebé desde el segundo piso de un edificio para salvarlo de un incendio, luego de que las tiendas en el piso de abajo fueran quemadas. El bebé fue apañado a salvo por personas en la calle.
“Anarquía”
En un discurso al país la noche del lunes, Ramaphosa fustigó los “actos oportunistas de criminalidad, con grupos de personas instigando el caos como mampara para los saqueos y el robo”.
“El camino de la violencia, del saqueo y la anarquía sólo conduce a más violencia y devastación”, agregó.
La Comisión de la Unión Africana condenó “el aumento de la violencia que resultó en la muerte de civiles y escenas chocantes de saqueos”, y llamó a “una urgente restauración del orden”.
El mayor partido de oposición, la Alianza Democrática, anunció este martes que presentará cargos criminales contra los hijos de Zuma y el líder del izquierdista Luchadores por la Libertad Económica, Julius Malema.
El partido los acusó de utilizar “redes sociales para expresar comentarios que parecen fomentar e incitar la violencia y los saqueos”, según un comunicado.
Zuma fue sentenciado el 29 de junio por la Corte Constitucional por ignorar una orden de comparecer ante una comisión que investiga casos de corrupción en su gobierno.
Comenzó a cumplir la sentencia la semana pasada luego de entregarse a las autoridades, mientras busca anular la sentencia.
Líder popular
Zuma, de 79 años, fue un luchador contra el apartheid que pasó 10 años preso en la cárcel de Isla Robben, cerca de Ciudad del Cabo.
En la Sudáfrica democrática llegó a ser vicepresidente y luego presidente, antes de ser depuesto por el gobernante Congreso Nacional Africano (CNA) en 2018 al proliferar los escándalos.
Aún así, Zuma mantiene su popularidad entre muchos sudafricanos pobres, especialmente entre militantes de base del CNA, que lo ven como un defensor de los marginados.
Sudáfrica está hundida en un profundo malestar económico, con elevadas cifras de desempleo. La actividad económica ya había sido afectada severamente por las restricciones para contener el coronavirus.
(Con información de AFP)
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