Laurent Simons fue noticia recientemente por haber terminado la carrera de Física en tan solo nueve meses, cuando se estipula se realice en tres años, a la corta edad de 11.
El “niño genio” como lo conocen sus amigos, nació en Bélgica en 2010 y desde pequeño comenzó a mostrar rasgos de alta inteligencia. Fue su padre Alexander quien contó en una entrevista en la BBC, que los abuelos de Laurent fueron quienes primero notaron que era especial.
“Pero todos los abuelos dicen que sus nietos son especiales, así que no lo tomamos en serio”, contó Alexander Simons.
Tiempo después fueron los profesores del colegio al que asistía el niño quienes confirmaron que su hijo definitivamente tenía un don. Cuando empezaron a notar que se aburría en las clases, las maestras buscaron adelantarlo: “Los profesores le daban tareas extra, pruebas extra, y él las resolvía muy rápido”, dijo Alexander. Allí descubrieron que poseía memoria fotográfica y un alto IQ (coeficiente intelectual).
Su coeficiente es de 145, solo quince puntos menos que el de Albert Einstein y Stephen Hawkings. El promedio normal es de 90 a 100 para tener una referencia.
Con tan solo 4 años ingreso a la escuela primaria y se graduó a los 6, “Lo hizo todo realmente rápido. En Bélgica la escuela primaria son seis años y él la completó en dos”.
Sus padres creyeron que se tomaría su tiempo en la escuela secundaria debido a la cantidad de materias, pero la completó en tan solo año y medio. Más rápido que la primaria. “No se saltó nada, solo lo hizo más rápido: mientras los otros niños iban párrafo a párrafo, o página a página, él iba libro tras libro”, contó su padre.
“Hice el primer año de mi escuela primaria y luego fue cada vez más rápido. Hice los cinco años restantes en un año. Hice mi escuela secundaria en un año y medio. Y en la universidad avanzo un curso todas las semanas”, comentó Laurent a la BBC. Además agregó que encontraba “aburrida” la escuela.
A la edad de 9 años entró en la Universidad Tecnológica de Eindhoven en Holanda para estudiar Ingeniería Electrónica. Laurent esperaba graduarse antes de los 10 años, tomando una materia por semana. “Mi objetivo es realmente extender la vida, reemplazar partes de seres humanos por tecnología, por ejemplo, órganos artificiales y brazos de robots, piernas de robots, cosas así”, comentó.
DIFERENCIAS CON LA UNIVERSIDAD
Los padres de Laurent querían que su hijo se graduara de la universidad antes de cumplir 10, el 26 de diciembre de 2019. Para lograrlo, debía terminar su carrera de ingeniería de tres años en diez meses.
Pero la Universidad Tecnológica de Eindhoven les dijo que todavía le quedaban demasiados exámenes y que era imposible que los tomara antes de esa fecha, que no era factible que Laurent se gradúe antes de cumplir 10. “Si aceleráramos el curso, su desarrollo académico sufriría”, señaló la institución.
La universidad también advirtió del peligro de poner “excesiva presión en un estudiante de 9 años” que tiene “un talento sin precedentes”.
A los padres de Simons no les gustó la respuesta de la Universidad que les aconsejaba que el niño se graduara a mediados de 2020 y a raíz de eso, decidieron sacarlo. Tras negociaciones con universidades de todo el mundo, fueron Israel y Estados Unidos quienes fueron considerados para la continuidad de los estudios, pero fue finalmente la Universidad de Amberes, en su Bélgica natal quien ganó la pulseada.
ANTECEDENTES
Ophelia Morgan-Dew tiene 3 años y un coeficiente intelectual de 171. “Realmente fue aproximadamente a los 8 meses de edad. Comenzó a decir colores, letras y números bastante temprano en comparación con la mayoría de los niños”, explicó la madre. Cuando tenía dos años, agregó, Ophelia ya se sabía el alfabeto.
Fue entonces cuando Ophelia tomó la prueba de Stanford-Binet, que se utiliza para evaluar a los niños a partir de los dos años en áreas como la conciencia espacial y las habilidades verbales y lógicas. Allí decretaron que tenía un alto coeficiente intelectual.
Shahab Gharib nació en una ciudad del sur de Alemania. Siendo aún pequeño se mudó con sus padres al estado de Florida, en la región meridional de Estados Unidos. Según su padre, “Todos los días llegaba a casa y decía: ‘Hoy he leído tres libros, hoy he leído cuatro’”. En primer grado se leyó todos los volúmenes de “Harry Potter”.
Shahab se cambió a una escuela para superdotados, completó todas sus asignaturas con las mejores notas, realizó cursos adicionales en línea y finalmente terminó el bachillerato el año pasado, con solo 12 años: una edad en la que otros niños ni siquiera han empezado la escuela secundaria.
Shahab probablemente se graduará con una licenciatura en unos dos años, a la edad de 15 años de la Universidad de Pace de Nueva York.
Cuando no está estudiando, le gusta jugar con Lego o Playmobil, hablar por teléfono con sus amigos de Florida o ver películas con sus padres. También suele ir con ellos al Museo Metropolitano, para el que tiene un pase anual, regalo de cuando se graduó de secundaria.
MITOS Y VERDADES SOBRE LOS NIÑOS PRODIGIO
El psicólogo y creador del estudio sobre niños superdotados, falleció en el año 2000, dejando a cargo a uno de sus colegas, David Lubinski, quien finalizó el trabajo y llegó a unas conclusiones muy esclarecedoras.
Una de las primeras afirmaciones del estudio es que no es dañino ser ser un niño genio. Antes existía una concepción de que potenciar la inteligencia desde pequeños podía causarles daño a largo plazo.
Otra de las grandes conclusiones a las que llegó el estudio es que hay diferentes formas de ser intelectual. “No todos los niños superdotados son iguales, como ocurre con el resto de las personas, son diferentes; esas diferencias quizás no son valoradas socialmente como otros chicos, sino que adquieren conocimiento fácilmente, pero no es necesario que estén destinados a encasillarse a una profesión, sino que pueden ser lo que deseen, artistas o matemático”, declaró la psicoanalista.
Los psicólogos también derribaron la creencia de que al ser superdotado, todo les resulta fácil, dejando en claro que las personas con este tipo de inteligencia tienen que luchar al igual que el resto por lo que se proponen.
“Habrá casos en que los chicos con inteligencia superior al resto necesiten un acompañamiento profesional y otros casos sean los padres los que requieran de esto”, contestó la especialista acerca de si es necesario contar con ayuda profesional debido a las expectativas y presión social que tienen las personas con un coeficiente intelectual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada como aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130 y puede ir modificándose a lo largo de la vida de estas personas.
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