En un barco en Keratea, a unos 30 kilómetros de Atenas, fueron halladas las pinturas perdidas de Picasso y Mondrian que tuvieron en vilo al mundo del arte por cerca de una década, después de su desaparición de la National Gallery de Grecia.
En la búsqueda tuvieron que ser desempolvadas las subastas legales e ilegales en todo el mundo, se registraron colecciones privadas y se persiguieron a ladrones y traficantes “del mercado negro” del arte. Pero finalmente el acertijo fue resuelto y se dio con la captura del ladrón, un hombre de 49 años, divorciado y con hijos que vive entre Inglaterra y Grecia.
De acuerdo con la policía, el perpetrador fue completamente cooperativo y confesó que “desapareció” las obras de arte. De hecho, la misma información dice que su pasión por el arte fue lo que lo llevó al gran secuestro, y que el hombre nunca intentó vender los cuadros robados en el mercado negro, pues sabía muy bien que nadie daría millones para comprar cuadros que esencialmente nunca serían suyos.
Las obras robadas y la odisea por encontrarlas
Se trata de los cuadros “Cabeza de Mujer”, pintado por Pablo Picasso, el afamado maestro del arte abstracto español en 1939; y “Molino”, pintado por el neerlandés Piet Mondrian en 1905.
Ambas obras fueron sustraídas de la Galería Nacional de Arte de Grecia el 9 de enero de 2012.
El Picasso robado fue una retribución del gran pintor al pueblo griego por su resistencia contra las fuerzas del fascismo. Se trata, por tanto, de una pintura con un valor simbólico incalculable para Grecia.
“Cabeza de Mujer”, tiene unas dimensiones de 56x40 cm, y representa a su musa, la fotógrafa Dora Maar, con quien vivió una tormentosa relación durante nueve años. Una loca historia de amor que comenzó a los 54 años mientras ella solo tenía 29 y que terminó ignominiosamente, con ella sumergida para siempre en la oscuridad y la soledad, aunque siguió siendo una musa eterna y la relación más fuerte de la vida del pintor.
Uno de los elementos llamativos del caso es que el perpetrador abrió sin romper la cerradura del balcón de la Galería, lo cual indica que o tenía una llave que alguien le proporcionó o era un “maestro científico” en el desbloqueo de cerraduras.
Teniendo en cuenta este elemento, pero también la figura del perpetrador -alto, esbelto, relativamente joven, con movimientos magistrales y experiencia en redadas nocturnas- comenzaron a investigar qué extranjeros con tales características fueron liberados en el último semestre de 2011 de las penitenciarías griegas.
Otra pista fue que después de la intensiva búsqueda de las obras en grandes colecciones de arte alrededor del mundo, las autoridades griegas y extranjeras determinaron que tanto el Picasso como el Mondrian sustraídos no estaban en ninguna colección, por eso presumieron que las pinturas tendrían que estar escondidas en alguna bodega del país.
¿Pero quién es el hombre que cayó en manos de las autoridades? Se trata de un griego de 49 años que había estado involucrado en un robo en el pasado y que no parece tener nada que ver con el campo del arte. Vive en Porto Rafti y en el extranjero y al ser capturado confesó que él estuvo detrás del gran secuestro de los Picasso y Montrian.
El hombre primero escondió las pinturas en un almacén en Keratea y luego las tiró en un barranco para que no las encontraran en su poder, cuando se dio cuenta de que lo habían descubierto. Los primeros informes dicen que nunca logró llevarlos al extranjero para venderlos al mercado negro, pero que al lanzar las obras en el barranco, una tercera pieza robada, un boceto del manierista italiano del siglo XVI, Guglielmo Caccia, resultó destruida.
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