Más de 30 prestigiosos científicos de todo el mundo volvieron a pedir una investigación exhaustiva del origen del SARS-CoV2 en momentos en que gana cada vez más fuerza la hipótesis de que el virus que causa el COVID-19 se originó en un laboratorio de Wuhan, en China.
Entre los 31 firmantes de la carta abierta se encuentran Jamie Metzl, investigador principal del Atlantic Council de Estados Unidos, Virginie Courtier, genetista evolutiva con sede en París y Richard Ebright, profesor de química en la Universidad de Rutgers, EEUU.
La carta, la cuarta publicada por este grupo de especialistas, se difundió en momentos en que el mundo científico le exige al régimen chino que sea transparente y permita una inspección global y sin restricciones del Instituto de Virología de Wuhan, el laboratorio que para muchos pudo ser el lugar donde se propagó el coronavirus de manera accidental.
Este martes, el biólogo canadiense Derrick Ross, cofundador del laboratorio Moderna, también dijo estar “convencido” de que el virus escapó de este instituto, donde se realizaban investigaciones sobre los coronavirus.
“Es un hecho que un laboratorio en Wuhan trabajaba con él y yo estoy convencido de que salió de allí, que se les escapó”, subrayó. Sin embargo, desde el inicio de la pandemia, Beijing ha negado esa posibilidad e intentó instalar la versión de que el COVID-19 se propagó de forma natural en mercados de comida de esa ciudad de la provincia de Hubei.
En la carta, publicada el 28 de junio, los científicos escriben: “Todas las personas y todas las naciones, incluida China, tienen un interés directo en que se identifique el origen de la pandemia y se aborden nuestras mayores vulnerabilidades. Por lo tanto, es particularmente lamentable que aún no se haya llevado a cabo una investigación exhaustiva de todos los orígenes plausibles y que actualmente no se haya planificado ninguna“.
El 12 de junio, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que las familias de los muchos millones que han muerto por COVID-19 “merecen saber cuál es el origen de este virus, para que podamos evitar que vuelva a suceder”.
En línea con esta aspiración, los líderes del G7 emitieron una declaración conjunta al día siguiente en la que pedían “un estudio de Fase 2 sobre el origen del COVID-19 oportuno, transparente, dirigido por expertos y con base científica convocado por la OMS que incluya, según lo recomendado por el informe de los expertos, China”.
Los científicos y comunicadores científicos que pidieron una investigación exhaustiva sobre los orígenes de la pandemia en tres cartas abiertas a principios de este año dieron la bienvenida a estas declaraciones y nuevamente pidieron una investigación científica y forense integral de todas las hipótesis de origen plausibles con acceso irrestricto a todos los registros relevantes, muestras y personal en China y más allá.
La carta dice que no investigar exhaustivamente los orígenes de la pandemia pone a las generaciones futuras en un riesgo innecesario y pidió a los líderes mundiales que garanticen la investigación más completa posible de los orígenes de la pandemia.
Sin embargo, el régimen de Xi Jinping se niega sistemáticamente a prestar colaboración. Incluso, en el comienzo del brote, prohibió a los médicos de Wuhan hablar sobre el virus respiratorio que de forma misteriosa había comenzado a atacar a pacientes de esa populosa ciudad. Además, los científicos que trabajan o desarrollaron tareas en el Instituto de Virología debieron firmar un documento de confidencialidad por el cual se les prohíbe hablar sobre lo que ocurre allí dentro.
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