El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, defendió la ley que limita la difusión de información y contenido LGTBI ante menores de edad y reivindicó su derecho a legislar tras las críticas recibidas en la última semana de los “países del arcoíris”, como resumió el bloque unido en su contra en el último Consejo Europeo.
La cumbre de líderes del jueves y el viernes tuvo entre los temas destacados en la agenda la nueva ley de Hungría, vista con recelo por una mayoría de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, llegó a describirla como una “vergüenza”.
Orban, que cuestionó que pueda haber una “unidad de valores” dentro de la UE, comparó en un texto publicado en Internet este debate con la crisis migratoria “invasión”, en su opinión, de 2015 y señaló que tanto entonces como ahora quedó claro que la UE no puede funcionar como bloque en términos políticos.
Así, frente a la “hegemonía liberal”, el mandatario húngaro contrapuso el “pluralismo de opinión” que defienden gobiernos como el suyo, bajo la premisa de que solo así puede haber una “unidad en la universidad” del bloque comunitario, del que Orban incluso fue invitado a irse por líderes como el holandés Mark Rutte.
Según el primer ministro de Hungría, los “liberales” creen que los niños deberían tener acceso a información que “puede educarles sobre la heterosexualidad, la homosexualidad, la renuncia al sexo biológico y las operaciones de cambio de sexo”.
Según esta premisa, añadió, “es un derecho humano del niño, la decisión de los padres no debería ser exclusiva y las instituciones del Estado pueden tener incluso prioridad”. En cambio, Orban sostiene que “la educación sexual de los niños es derecho de los padres” y, sin su consentimiento, nadie más puede tomar partido, tampoco los “activistas del arcoíris”.
El primer ministro húngaro reconoció que un país tiene derecho a moverse de los conceptos “binarios” que suponen las relaciones “hombre-mujer y madre-padre”, pero no pueden llevarlo a “otra dimensión”, hasta el punto de intentar que otro gobierno modifique sus políticas.
“Si es mejor vivir en un mundo binario o de arcoíris y por qué es una pregunta que ambas partes argumentan desde sus puntos de vistas. Es su propia verdad”, añadió Orban, que cree que no se puede hablar de Derechos Humanos cuando se trata de la educación de los menores de edad en temas de sexualidad.
CRÍTICAS A ALEMANIA
El dirigente ultraconservador señalado directamente a Alemania, a la que acusó de encabezar la ola de críticas tras la polémica generada por la iluminación de los estadios de fútbol con los colores de la bandera que simboliza la libertad LGTBI.
“Si es inteligente manifestarse contra la prohibición de la iluminación con brazaletes o inclinarse sobre el campo mientras suena el himno nacional húngaro en el estadio de Múnich, no estoy seguro. De lo que sí estoy seguro es de que corresponde a los alemanes decidir la educación de los niños alemanes”, declaró.
“También estoy seguro de que sólo los húngaros pueden decidir la educación de los niños húngaros, sin duda ni los alemanes, ni los holandeses, ni los belgas”, sentenció.
(Con información de EP)
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