Otro episodio en el terrorífico caso del monstruo de Tenerife, Tomas Gimeno, se escribió este jueves cuando el buque oceanográfico Ángeles Alvariño, encontró otros dos tanques de oxigeno, esta vez de pequeña autonomía, en la zona donde se busca el cuerpo del hombre que presuntamente mató a sus dos hijas pequeñas y luego se suicidó como una venganza contra su expareja.
Fuentes citadas por medios locales afirman que los tanques tienen el tamaño de una botella de agua de medio litro, y que este tipo de artefacto suele ser usado en situaciones de emergencia acuática que requiere una pequeña cantidad de aire adicional. Las botellas darían unos tres minutos de aire adicional.
Lo que todavía no han encontrado las autoridades, es el cinturón de plomo que presuntamente usó Gimeno para hundirse y acabar con su vida.
De acuerdo con las autoridades, el número de serie de los tanques encontrados coincide con el de la botella de oxígeno mucho más grande que encontró el buque Ángeles Alvariño el pasado 7 de junio junto con una funda nórdica que según sospechan los investigadores fueron usados para lastrar los cuerpos de Anna y Olivia, las dos hijas de Gimeno.
Este tipo de elementos de buceo eran comúnmente manipulados por Gimeno, pues practicaba submarinismo y era habitual que los llevara en su lancha, la cual fue encontrada el día siguiente de que las pequeñas se reportaran perdida el pasado 28 de abril.
La búsqueda del cuerpo de Gimeno y el resto de elementos que usó para lastarse junto con sus hijas sigue concentrándose en donde se geolocaliza la última señal del celular del hombre. Una zona ubicada a más de 20 kilómetros de donde se presume que lanzó a sus hijas al mar.
El 10 de junio pasado, el buque oceanográfico encontró el cuerpo sin vida de la pequeña Olivia, en una de las dos bolsas deportivas que extrajo del lecho marino, la otra estaba vacía.
Las autoridades españolas todavía no pierden la esperanza de recuperar los cuerpos de Anna, de tan solo un año, y su padre Tomás, o de encontrar algo que termine de armar el rompecabezas de esa terrible noche de abril donde el monstruo de Tenerife desapareció con sus hijas tras amenazar a su ex esposa con “nunca volverlas a ver”.
“Era ya difícil encontrar indicios y se encontró a Olivia, algo que era inédito. Será extraordinario si se encuentra algo más”, comentó Anselmo Pestana, el delegado del Gobierno en Canarias, a medios españoles sobre las expectativas de la búsqueda que aún no cesa.
Pestana señaló que el buque oceanográfico seguirá buscando a Anna y Tomás hasta que el Ministerio de Ciencia e Innovación decida que deben finalizar los rastreos para que el barco pueda sumarse a las labores propias del Instituto Español de Oceanografía (IEO).
Para la Justicia española las pequeñas Anna y Olivia, de tan solo uno y seis años, fueron asesinadas por su padre, Tomás Gimeno. En el último informe judicial se afirma que el hombre mató a sus hijas en su casa de Igueste de Candelaria, en la isla de Tenerife, las envolvió en toallas, las metió en bolsas de basura y luego en otras de deporte.
La magistrada que investiga el caso cree que Anna murió de la misma forma, porque la segunda bolsa se localizó rota, sin nada en el interior.
La jueza que investiga el caso de las niñas españolas confirmó en su informe lo que la Guardia Civil sospechaba desde el principio: el hombre quiso hacer sufrir lo máximo posible a Beatriz Zimmermann, su ex pareja y la madre de las pequeñas. Aun cuando hasta el momento solo se recuperó el cuerpo de Olivia, de 6 años, la magistrada, en su resolución judicial, habla de doble asesinato. “Gimeno les dio muerte de forma planificada y premeditada para provocar un inhumano dolor a su ex pareja”, afirma.
Además, la jueza reiteró que “de forma deliberada buscó dejarla en la incertidumbre”, ya que le dijo que se iría a “un lugar lejano a empezar una nueva vida”.
El minuto a minuto del crimen atroz.
El 27 de abril, Gimeno acordó con Zimmermann pasar la tarde con sus hijas, lo que implicaba recogerlas hacia las 17 y llevarlas de nuevo a casa a las 21. Primero llevó a Olivia a clases de alemán, donde acudía los martes y jueves.
Luego entregó a su nueva pareja un estuche sellado con cinta de embalar, y le pidió que lo llamara a las 23. Pese a su exigencia, ella abrió el estuche hacia las 17:20, y encontró en su interior un fajo de dinero con 6.200 euros y una carta en la que se despedía.
Más tarde, Gimeno se dirigió con las niñas a casa de sus padres, dejó allí a Anna, y llevó a Olivia a clases de tenis hasta aproximadamente las 18:30. “Tal circunstancia la aprovechó Gimeno para acudir hasta la Marina de Santa Cruz, donde estacionó su coche a las 17:50 horas, a la altura del pantalán en el que mantenía atracado su barco para probar el motor, abandonando la Marina poco antes de las 18:00 horas”, afirma el informe.
Después de recoger a Olivia, regresó al domicilio de sus padres, donde permaneció hasta minutos antes de las 19:30. Apenas 15 minutos después, llegó a su casa en Igueste de Candelaria. “Presuntamente, en dicha finca Gimeno dio muerte a sus hijas, envolviéndolas en toallas e introduciéndolas en bolsas de basura, y estas, en bolsas de deporte, que colocó en su coche”, agrega el documento.
A las 21:05 horas, con los restos de las niñas en el maletero, se desplazó con su vehículo hasta casa de sus padres, donde a escondidas dejó a su perro, dos tarjetas de crédito con sus claves y dos juegos de llaves de un Alfa Romeo que había dejado la madrugada del mismo 27 de abril, hacia las 00.30, en su trabajo.
Poco antes de las 21:30, el padre regresó hasta la Marina. Tras estacionar el vehículo, realizó tres viajes desde el coche hasta su barco para llevar distintos objetos, entre los que estaban las bolsas de deporte en cuyo interior presuntamente se encontraban los cuerpos de Olivia y Anna. Finalmente, a las 21:40 horas zarpó con la embarcación.
A las 21:50 , desesperada, la madre de las niñas llamó de nuevo a Gimeno, que le gritó por teléfono que ya no iba a ver ni a las niñas ni a él, que se iba con ellas y que iba a empezar una nueva vida.
Cuando ya estaba suficientemente alejado de la costa, y sobre una zona profunda que conocía, hacia las 22:30 horas, Gimeno arrojó al mar desde su barco las bolsas de deporte que contenían el cuerpo sin vida de su hija Olivia y, presuntamente, el de su hija Anna, ambas amarradas a un ancla por medio de una cadena y un cabo.
Y luego, a las 22:30, volvió a llamar a su ex mujer. “No puedo permitir que crezcan sin mí”, le dijo cuando le advirtió que se las llevaba y que no las volvería a ver.
“Hacia las 23:15, Gimeno se cruzó con una embarcación de la Guardia Civil, que realizó una propuesta de sanción contra él por incumplir el toque de queda. Seguidamente, volvió a atracar su barco. A las 23:45, se dirigió a una gasolinera cercana y compró un cargador de móvil, cigarros y agua, regresando minutos antes de las 00.00 horas a la Marina, dirigiéndose con el vigilante de seguridad a su oficina a cargar el móvil. A las 00:27 regresó de nuevo a su marco y zarpó por última vez”, detalla el informe.
La autopsia realizada a la niña Olivia Gimeno reveló que la causa de su muerte se produjo como consecuencia de un edema agudo de pulmón (una acumulación de líquido en los pulmones), según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC). El director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Santa Cruz de Tenerife, Jesús Vega, explicó que el informe preliminar no permite conocer las causas que provocaron este edema, y que ahora hay que esperar a conocer los resultados histopatológicos. El deceso, según Vega, pudo deberse tanto a “una muerte por asfixia, a un ahogamiento, a algún fallo cardíaco o a una intoxicación”.
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