El ministro de Defensa japonés instó a las naciones europeas a tener una mayor implicación militar en Asia-Pacífico para contrarrestar la influencia de China en la región. En su primer discurso ante la subcomisión de seguridad y defensa del Parlamento Europeo, Nobuo Kishi pidió a la Unión Europea que solidifique su compromiso con la “región Indo-Pacífica” y que ambas partes “continúen y amplíen” su cooperación en materia de seguridad.
“Japón y la UE deben abordar juntos la lucha contra el autoritarismo”, dijo Kishi. “Como ministro de Defensa, respaldo el fortalecimiento de la presencia y la acción en el Indo-Pacífico y tengo la sincera esperanza de que esa participación continúe y se amplíe, y de que muchos más sigan el ejemplo”.
Una fuente familiarizada con la política de defensa de Japón dijo al South China Morning Post que el discurso forma parte de los esfuerzos de Tokio por conseguir que la UE ejerza más presión sobre Pekín. “Japón espera aprovechar esta oportunidad para conseguir una mayor implicancia de la UE en la región. La visita del acorazado británico HMS Queen Elizabeth a Japón ejercerá una enorme presión sobre Pekín este año”, dijo la fuente.
El portaaviones británico encabezará una flotilla de buques de la Royal Navy en una gira de alto nivel por aguas asiáticas en su despliegue inaugural este año, incluyendo visitas a puertos de Japón y Corea del Sur.
El grupo de ataque del portaaviones navegará por el disputado Mar de China Meridional y realizará ejercicios con fuerzas de Japón, Australia, Canadá, Corea del Sur, Nueva Zelanda y varios Estados europeos, como Francia, Dinamarca, Grecia e Italia.
En su discurso, Kishi criticó a Pekín por sus “intentos unilaterales de cambiar el statu quo mediante la coerción” y sus esfuerzos por militarizar las partes disputadas del Mar de China Meridional.
También expresó su preocupación por los “intentos unilaterales de China de cambiar el statu quo” en el Mar de China Oriental, especialmente con la adopción de una polémica ley de guardacostas en enero.
“Los derechos justificados de todos los países implicados nunca deben verse socavados por la ley de guardacostas, y nunca podemos tolerar nada que pueda aumentar la tensión en aguas como el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional”, afirmó.
El Mar de China Meridional está emplazado en la región del sudeste de Asia y bordea el sur de China. En sus aguas hay más de 400 islas, arrecifes y bancos de arena, y numerosos archipiélagos entre los que se destacan las islas Spratly y las Paracel. Ahora se le suman las islas artificiales y las bases militares que la República Popular China construyó en los últimos cinco años. El conflicto por la soberanía comenzó hace setenta años cuando luego de la Segunda Guerra Mundial, el acuerdo de paz de San Francisco de 1951 no definió claramente a quién corresponden los archipiélagos. Esta omisión sentó las bases para el desarrollo de sucesivos enfrentamientos por la posesión de las islas y del espacio marítimo adyacente. En la actualidad son seis los países involucrados en la disputa: China, Filipinas, Malasia, Vietnam, Brunei y Taiwán.
Por este estratégico mar por el que circula el 30 % del comercio global y que alberga el 12 % de los caladeros mundiales, además de yacimientos de petróleo y gas.
De momento, Filipinas es el único país que cuenta con una sentencia que avala sus reclamos, ya que la Corte Permanente de Arbitraje (CAP) de La Haya le atribuyó la titularidad de varios territorios del mar de China Meridional, el atolón Scarborough y parte del archipiélago Spratly, donde China ha construido bases militares en islas artificiales sobre atolones y arrecifes para apropiárselas.
China, que apela a derechos históricos sobre la zona, nunca reconoció el fallo de la CAP y continúa con sus actividades militares y pesqueras dentro de la zona exclusiva económica de Filipinas.
SEGUIR LEYENDO: