La elección del ultraconservador Ebrahim Raisi en Irán es una “señal” para que las “potencias” extranjeras “despierten” antes de volver a un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, dijo el domingo el nuevo primer ministro israelí, Naftali Bennett.
La diplomacia israelí calificó a Raisi el sábado como “el presidente más extremista” elegido en Irán desde la revolución de 1979 y dijo que su victoria “debería ser motivo de grave preocupación” en todo el mundo.
Bennett, que la semana pasada sucedió a Benjamín Netanyahu al frente del gobierno israelí, dijo en una reunión del gabinete que Raisi, ganador de las presidenciales iraníes del sábado, “no fue elegido por el pueblo iraní sino por [el ayatolá] Jamenei”.
“La elección de Raisi es una señal para que las potencias despierten, una señal de última hora quizás antes de que renuncien al acuerdo nuclear, para que entiendan con quién están tratando y qué tipo de régimen van a elegir reforzar”, dijo.
Hay negociaciones en curso para intentar salvar el acuerdo nuclear con Irán firmado en Viena de 2015 y que intentan que Estados Unidos vuelva a ese pacto del que se retiró en 2018, volviendo a imponer sanciones a Teherán. Israel había acogido con satisfacción esa campaña de “máxima presión” de Estados Unidos pero ahora teme el nuevo presidente Joe Biden vuelva a pactar con Irán.
Ayer, el jefe del Comité de Defensa y Asuntos Exteriores del Parlamento israelí, Ram Ben Barak, también calificó la elección del clérigo ultraconservador como un indicio de la “radicalización” en la República Islámica. “La elección de Raisi como próximo presidente de Irán es una prueba concluyente de la decisión del líder supremo Alí Jamenei de radicalizar la conducta de Irán en las políticas exterior, nuclear y terrorista”, dijo el ex jefe del servicio de Inteligencia exterior israelí (Mossad) en su cuenta de Twitter.
Raisi, que figura en la lista negra de responsables iraníes sancionados por Washington por “complicidad en graves violaciones de los derechos humanos”, era archifavorito para esta elecciones ante la falta de competencia real tras la descalificación de sus principales adversarios.
El ultraconservador ganó la elección presidencial iraní con 62,2% de los votos, resultados que lo convertirían en el sucesor de Hasan Rohani sin necesidad de una segunda vuelta, tal como aceptaron sus propios rivales. La participación no alcanzó el 50%, una de las más bajas de su historia.Muchos votantes optaron por mantenerse al margen después de que la lista de unos 600 aspirantes, entre los que había 40 mujeres, se redujera a siete candidatos, todos ellos hombres, excluyendo a un ex presidente y a un ex presidente del Parlamento. Tres de los candidatos preseleccionados abandonaron dos días antes de la votación del viernes.
Tras la elección, La ONG humanitaria Amnistía Internacional ha solicitado una investigación por crímenes contra la Humanidad contra el presidente electo de Irán, Ebrahim Raisi, al que acusa de participar en el asesinato, la desaparición forzada y la tortura a disidentes políticos durante su rol en la llamada “comisión de la muerte” durante finales de la década de los 80.
Concretamente, Amnistía denuncia que Raisi participó en un programa de ejecuciones extrajudiciales contra miles de opositores políticos en las cárceles de Evin y Gohardasht, cerca de Teherán, en 1988, cuando el futuro mandatario y jefe de la Judicatura iraní se desempeñaba como fiscal adjunto de la capital iraní.
Ya como máximo responsable del poder Judicial iraní, Raisi ha presidido, según Amnistía, “una creciente represión de los Derechos Humanos que ha provocado la detención arbitraria de cientos de disidentes pacíficos, defensores de los derechos humanos y miembros de grupos minoritarios perseguidos”.
Asimismo, y bajo su supervisión, el poder judicial también ha otorgado “impunidad general” a los responsables de ejecutar a cientos de hombres, mujeres y niños y someter a miles de manifestantes a arrestos masivos y al menos a cientos a desapariciones forzadas, torturas y otros males durante y después de las protestas a nivel nacional de noviembre de 2019, acusa la organización.
“El hecho que Ebrahim Raisi haya ascendido a la presidencia en vez de ser investigado por crímenes contra la humanidad como asesinato, desaparición forzosa y tortura, es un desalentador recordatorio de que la impunidad reina supremamente en Irán”, indicó la organización en un comunicado.
La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, lamentó en este sentido que “el hecho de que Ebrahim Raisi haya ascendido a la Presidencia en lugar de ser investigado por los crímenes de lesa humanidad de asesinato, desaparición forzada y tortura, es un triste recordatorio de que la impunidad reina en Irán”.
Además, Callamard lamenta que la llegada de Raisi a la presidencia ha tenido lugar tras “un proceso electoral desarrollado en un entorno altamente represivo y prohibió a las mujeres, miembros de minorías religiosas y candidatos con puntos de vista contrarios postularse para cargos públicos”.
Este organización de defensa de los derechos humanos con sede en Londres aseguró que Raisi ha comandado “un espiral de represión de los derechos humanos” como jefe de la autoridad judicial de Irán en los últimos dos años. Según Amnistía, esto ha llevado a la detención de “cientos de disidentes pacíficos, defensores de los derechos humanos y miembros de minorías perseguidas”.
“Bajo su mandato, el poder judicial también garantizó impunidad a los altos cargos del gobierno y las fuerzas de seguridad responsables de la muerte de cientos de hombres, mujeres y niños”, aseveró.
También lo acusa del “arresto masivo de miles de manifestantes y la desaparición forzosa de cientos, además de torturas y malos tratos” durante y después de la ola de protestas de noviembre de 2019.
La figura de Raisi representa el regreso de Irán a la línea dura después de ocho años de Gobierno del moderado Hasan Rohaní, durante los que se firmó el acuerdo nuclear de 2015.
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