El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, reconoció este miércoles que la situación alimentaria en el país “se está volviendo tensa”, dos meses después de que advirtiese de la llegada de tiempos “difíciles” y aludiese incluso a la ‘Ardua Marcha’ de los noventa, como se conoce en el país asiático a la respuesta frente a la hambruna sin precedentes que padeció.
Durante una reunión con líderes del partido único, señaló que “el sector agrícola no cumplió con su plan de producción debido a los daños causados por el tifón el año pasado” y pidió “tomar medidas para resolver el problema”, según informó la agencia de noticias oficial norcoreana (KCNA).
En este sentido, instó que “tener una buena cosecha (...) es una máxima prioridad” así como ha hecho referencia a “la cuestión de hacer frente a fondo a la naturaleza prolongada de la emergencia” de la pandemia de coronavirus.
La caída de la Unión Soviética sumió a Corea del Norte en los noventa en un periodo de declive económico que, sumado a desastres meteorológicos, provocó una grave escasez a la que se le atribuyen hasta tres millones de fallecidos, según algunas estimaciones.
Corea del Norte se ha blindado aún más desde el inicio de la pandemia de coronavirus, a pesar de que no ha reconocido oficialmente ningún contagio. Lastrado por las sanciones en estos últimos años, el país atraviesa una situación preocupante en materia humanitaria, según las pocas organizaciones que tienen información.
La ONU estimaba en alrededor de diez millones las personas desnutridas y el cierre fronterizo no habría hecho sino aumentar los precios de productos básicos. Además, como recoge Amnistía Internacional en su último informe de Derechos Humanos, el riesgo de escasez alimentaria se exacerbó tras las lluvias y tifones de agosto y septiembre, que dañaron infraestructuras y campos de cultivo.
Recientemente, el dictador norcoreano reapareció en los medios estatales y luciendo notablemente más delgado.
Los analistas y las agencias de inteligencia extranjeras han estado mucho tiempo al pendiente de la poca información que se escapa de Corea del Norte, en busca de indicios sobre lo que pudiera estar sucediendo en las entrañas del reino ermitaño. Pero tras el cierre de las fronteras del país por la pandemia del Covid-19, los observadores de Kim parece que se han ensañado con su cintura: aparentemente más delgada que de costumbre.
Si Kim simplemente adelgazó para estar más saludable, entonces eso probablemente “proporcione más previsibilidad, quizás para actores regionales como Japón, (Corea del Sur) y los EEUU, quienes pueden tener más confianza en su liderazgo”, dijo Vipin Narang a NK News.
“Sin embargo, —advirtió— si (la pérdida de peso repentina) se debe a un problema de salud, es muy probable que las maniobras para su sucesión ya estén sucediendo entre bastidores, y esa volatilidad podría representar un problema para el mundo exterior”, agregó Narang, profesor de ciencias políticas en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
NK News comparó imágenes ampliadas de la muñeca de Kim que fueron tomadas en los últimos siete meses. En una fotografía tomada en noviembre, el reloj IWC Portofino Automatic —USD 12,000— del líder parecía encajar perfectamente con la forma de su muñeca.
Sin embargo, las fotos más recientes muestran a Kim usando el reloj con más correa de sobra, lo que reforzaría la teoría de una posible pérdida de peso.
Con información de Europa Press
SEGUIR LEYENDO: