En un mundo cada vez más temeroso de nuevas olas de contagios y de muertes, que vienen de la mano de una incesante aparición de nuevas variantes del coronavirus, las vacunas se convirtieron en el bien más preciado. No sólo porque parecen ser la única respuesta eficaz ante la ausencia de fármacos exitosos para tratar los síntomas del COVID-19 y ante los rendimientos decrecientes de las principales medidas de mitigación empleadas por los gobiernos. Sino porque son un bien en falta.
Sin embargo, en este contexto de escasez generalizada, hay 18 países que ya lograron vacunar a más de la mitad de su población. Ver qué pasó en ellos con los casos y los decesos permite tener una primera aproximación al efecto de las campañas de inmunización. Por otro lado, como no todos vacunaron con los mismos laboratorios, es posible comparar, al menos de forma preliminar, el resultado de cada fórmula.
Si se considera a las personas vacunadas con al menos una dosis, Malta está a la cabeza a nivel mundial con el equivalente al 75,7% de su población con una inyección. En segundo lugar está Seychelles, con el 71,8%, y tercero está Nauru, con el 68,6 por ciento. No es casual que los tres sean países insulares, con menos de medio millón de habitantes. El cuarto no es una isla, aunque tiene características similares: enclavado dentro de Italia, San Marino vacunó al 64,1% de sus 33.000 ciudadanos.
Recién a partir del quinto lugar aparecen los países con más de un millón de personas. En orden descendente: Canadá (64,1%), Israel (63,26%), Islandia (63%), Bután (62,5%), Reino Unido (60,5%), Chile (60,3%), Bahrein (59,9%), Uruguay (59,7%), Maldivas (57,9%), Mongolia (57,1%), Hungría (54,9%), Qatar (54,7%), Estados Unidos (51,6%) y Emiratos Árabes (51,3%).
Pero ver el porcentaje de la población inoculada con al menos una dosis puede ser un indicador problemático, ya que todos estos países están usando principalmente vacunas que requieren dos dosis para una protección completa. Cuando se mira la proporción que se dio ambas, se comprueba que apenas cinco de los 18 supera el 50% de cobertura: Seychelles (67.6%), San Marino (63.9%), Israel (59.4%), Malta (56.9%) y Bahrein (50.3).
Sólo seis de los restantes superan el 40%: Mongolia (49.9%), Chile (46.5%), Reino Unido (42.9%), Hungría (42.5%), Estados Unidos (42.4%) y Qatar (41.2%). Luego vienen Emiratos Árabes (38.7%), Islandia (37.7%), Uruguay (33%), Maldivas (32.5%) y Canadá (10.7%). Nauru y Bután directamente no aplicaron segundas dosis por el momento.
Al no estar completa la pauta de vacunación en la gran mayoría de estos países, no es posible sacar conclusiones definitivas sobre el impacto de las campañas. Considerando que no se sabe qué proporción de la población debe estar protegida para que haya inmunidad de rebaño ante este virus, pero que es posible que sea un mínimo de entre 70% y 80%, la relación entre la vacunación y la evolución de los casos y las muertes debe ser leída con cautela.
Lo que se presenta a continuación son las curvas de infecciones y decesos diarios por millón de habitantes de estos 18 países, clasificados según el laboratorio con el que más vacunaron. En casi todos se utilizaron distintas fórmulas, pero siempre hubo una predominante, lo que permite hacer un cotejo inicial de sus posibles efectos.
AstraZeneca
La vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio de capitales británicos y suecos es la que más se está aplicando en Maldivas, que a pesar de tener más de la mitad de la población con una dosis desde abril, alcanzó a mediados de mayo un inusitado pico de más de 3.000 casos diarios por millón de habitantes. Desde entonces las infecciones bajaron bruscamente hasta 798 por día, un nivel aún alto.
En cuanto a las muertes, el máximo se alcanzó casi al mismo tiempo: 10 por millón de personas cada 24 horas, que luego descendió a poco menos de cuatro. De todos modos, el dato insoslayable es que sólo el 32.5% recibió las dos dosis en este archipiélago del Océano Índico.
Algo similar sucedió en Bután, que inoculó exclusivamente con las vacunas de AstraZeneca elaboradas por la firma Covishield de la India, que se las donó. A principios de abril ya estaba prácticamente en el nivel actual de cobertura, pero tuvo un pico de contagios de 40 por día a fines de mayo. No obstante, hay que tener en cuenta algo muy importante: desde enero no murió una sola persona por COVID-19 en el país, a pesar de que no aplicó segundas dosis. Este dato apoya las investigaciones que muestran que esta vacuna puede no ser tan efectiva para evitar contagios con una sola dosis, pero sí para prevenir cuadros graves.
El Reino Unido es otro de los países que más utilizaron AstraZeneca, aunque con la salvedad de que casi en la misma proporción que Pfizer/BioNTech, de modo que los resultados deben atribuirse a ambos laboratorios. Y no caben dudas de que es uno de los casos más claros de éxito de la inoculación, dado que tras llegar a 881 casos por millón durante la primera semana de enero, descendió a menos de 30 a comienzos de mayo.
La gran preocupación en el caso británico es el por ahora leve repunte que llevó la cifra de infecciones diarias a 95 por millón, más del triple que el mínimo que se había alcanzado. La causa parece ser el avance de la variante Delta, originaria de la India, que según el gobierno británico es un 40% más transmisible que la cepa Alfa, del Reino Unido. Lo positivo es que las muertes continúan en niveles despreciables: tras superar las 18 en enero, están en menos de 0,2 desde principios de mayo.
El otro país que usó primordialmente AstraZeneca es Nauru. Es imposible saber si tuvo algún efecto, porque no había registrado casos ni muertes antes de comenzar la campaña. Tampoco después.
Pfizer/BioNTech
Los países que vacunaron con el desarrollo conjunto del laboratorio estadounidense Pfizer y el alemán BioNTech, que utiliza la novedosa tecnología ARN mensajero, son los que muestran los resultados más promisorios en la comparación internacional. En los seis casos, los niveles de contagio están hoy por debajo de antes de que comenzara la campaña de vacunación. En algunos, notablemente por debajo.
Israel es el caso emblema, porque fue el primer país con más de un millón de habitantes que logró vacunar a la mayor parte de su población. Los casos, que llegaron a ser 996 por día en enero, no pararon nunca de descender y están ahora en 1,88. Las muertes pasaron en el período de 7,4 a 0,18 por día. En Malta, los contagios bajaron de 716 a 6,4; y los decesos, de 7,7 a cero. Ambos países son los únicos que superaron el 50% de la población vacunada con dos dosis de Pfizer/BioNTech.
La evolución fue también muy favorable en Estados Unidos, donde los casos se derrumbaron de 750 en enero a 40 en este momento, con una tendencia decreciente que parece seguir su curso. Los fallecimientos, que superaban los 10 por día, no pararon nunca de caer y están a punto de ser menos de uno por millón.
En Islandia, que tuvo a comienzos de año un pico de 56 casos, y que atravesó un pequeño rebrote de 43 por día a mediados de abril, cuando apenas poco más del 20% de la población había recibido una dosis, las infecciones se redujeron a cero desde hace casi tres semanas y no muere nadie desde enero. Muy parecida es la curva de Canadá, que en abril, con menos del 30% de sus habitantes inoculados, tuvo un segundo pico anual que elevó los casos de 77 a 230. Pero de la mano del avance de la vacunación experimentó una merma sostenida: está ahora por debajo de 40 y sigue bajando. Las muertes, que habían subido de manera moderada, volvieron a bajar y se sitúan en 0,7 cada 24 horas.
En Qatar el máximo de 2021 coincidió con el comienzo de la vacunación masiva: fue a mediados de abril, con 338 casos. Pero desde que se superó el 30% de inmunizados comenzó un descenso que llega a 59 casos por día, el mínimo del año. Los decesos, que habían subido a 2,5, bajaron a 0,45.
Sinopharm
De esta comparación, que por supuesto se basa en resultados provisorios, surge que las dos vacunas desarrolladas en China parecen tener menores niveles de eficacia que las demás. La más aplicada es la del laboratorio Sinopharm, que es estatal.
En Seychelles el resultado es por lo menos curioso. En mayo, cuando ya estaba inoculada el 70% de la población con una dosis y el 60% con dos dosis, experimentó una impactante alza en los contagios, que llegaron a ser 4.000 por día. Desde entonces bajaron a 1.200, un nivel que sigue siendo muy alto. Las muertes, que habían trepado a 10, cayeron a cinco.
Parecido es el recorrido de Bahrein, donde hubo un pico de 1.700 a fines de mayo, ya con más del 50% de la población vacunada con una dosis y el 45% con las dos. En cuanto a los decesos, subieron de poco más de cero en enero a 13,9 a principios de junio y recién empezaron a bajar en la última semana, hasta ubicarse en 10,6.
En Mongolia hubo un primer salto en abril, de más de 400, cuando la vacunación no estaba aún tan avanzada. Pero tras un descenso a 159 volvió a 400 en junio y cerró la semana en 344. Lo que es algo más alentador es que los fallecimientos, que habían subido a 2,7 en mayo no volvieron a subir a ese nivel: tras rebotar de 0,8 a 1,8, pasaron ahora a 1,4.
El de Emiratos Árabes es un caso bastante más exitoso: los casos pasaron de 379 a fines de enero a 215 en la actualidad, y las muertes, de 1,6 a 0,4. Y todavía más lo es el de Hungría, que pasó de un máximo de 957 casos en marzo a 19 ahora, con una muy marcada tendencia a la baja. En cuanto a los decesos, se derrumbaron de 27 en abril a 1,2 esta semana. Es cierto que, aunque Sinopharm es la vacuna más utilizada en Hungría, representa alrededor del 40% del total de dosis aplicadas. Cerca del 30% son Pfizer y el resto se lo reparten entre Sputnik V, Moderna y Johnson y Johnson.
Sinovac
En Chile y Uruguay, los dos países que más vacunaron con Sinovac, el principal laboratorio privado chino en el mercado de las vacunas contra el COVID-19, los resultados también son algo desalentadores. En Chile, los contagios escalaron de 130 en enero a 376 ahora, y las muertes, de 2,3 a 5,8.
Pero sería totalmente erróneo plantear que la vacunación aumentó la incidencia del virus. No sólo porque correlación no implica causalidad, sino porque el aumento de las infecciones se dio en el contexto de una suba generalizada de los casos en Sudamérica. En ese marco, Chile tiene una mortalidad diaria por habitante inferior a la de la mayoría de sus vecinos (Paraguay, 19; Argentina, 13; Brasil, 9), lo que presumiblemente se deba a la vacunación.
Más inquietante es el caso de Uruguay, que saltó de 160 casos en enero a 1.053 esta semana, ya con casi el 60% de la población con una dosis y más del 30% con las dos. Las muertes también se mantienen muy elevadas y pasaron de 2 enero a 16 en este momento.
No obstante, los resultados del Proyecto Serrana, en el que se vacunó con Sinovac a la totalidad de ese municipio ubicado en el estado de San Pablo, en Brasil, permiten a chilenos y uruguayos aferrarse a una esperanza: cuando allí se alcanzó el 75% de la población adulta inmunizada con las dos dosis, los casos y las muertes cayeron ostensiblemente.
Sputnik V
La vacuna desarrollada en Rusia por el Centro Gamaleya se aplicó masivamente en un solo país, San Marino, y el efecto parece ser realmente prometedor. Los nuevos casos diarios, que eran más de 1.000 por millón en abril, se desplomaron una vez que se superó el umbral del 60% de los habitantes vacunados con las dos dosis. Esta semana cerraron directamente en cero. Y las muertes, que habían llegado a 21 en marzo, también están en cero desde comienzos de mayo.
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