Del clima a la pandemia, los líderes del G7 buscarán respuestas comunes a las crisis mundiales en su primera cumbre en casi dos años este viernes, empezando por la distribución de mil millones de dosis de vacunas contra el covid-19.
Tras meses de videoconferencias, vuelven los encuentros cara a cara y hasta el domingo se sucederán también las reuniones bilaterales, una recepción con la reina Isabel II y una barbacoa en la playa en la que no faltarán los malvaviscos asados a la leña.
La cita reúne a jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido en la localidad costera de Carbis Bay, en el suroeste de Inglaterra.
Es la primera cumbre como presidente del estadounidense Joe Biden, que apuesta firmemente por el multilateralismo tras los años aislacionistas de Donald Trump. También para el italiano Mario Draghi y el japonés Yoshihide Suga.
Pero la última para Angela Merkel, quien dejará este año la jefatura del gobierno alemán que ha ocupado durante 16.
Sin embargo, el primer ministro británico Boris Johnson, cuyo país tiene la presidencia rotativa del G7, no estrechará la mano de ninguno de ellos: para evitar los contagios el evento está sometido a restricciones que incluyen test diarios de covid-19.
Unas medidas muy necesarias cuando el Reino Unido, con casi 128.000 muertes por coronavirus, se enfrenta a un aumento de la variante Delta que amenaza con retrasar la última fase de su desconfinamiento.
- Mil millones de vacunas -
En el centro de las conversaciones estarán la recuperación de una economía mundial paralizada por la pandemia y un reparto más equitativo de las vacunas contra el covid-19 por parte de los países ricos.
Ante los crecientes llamados a la solidaridad, Johnson instó a sus homólogos a comprometerse a “vacunar al mundo” para finales del próximo año, “porque nadie puede estar bien protegido hasta que todo el mundo lo esté”.
Según Downing Street, los líderes acordarán proporcionar “al menos mil millones de dosis” compartiéndolas o financiándolas y aumentar la capacidad de producción, con el objetivo de “acabar con la pandemia en 2022”.
Estados Unidos ya se ha comprometido a donar 500 millones de dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech a 92 países desfavorecidos. El Reino Unido distribuirá por su parte 100 millones de dosis de excedente, principalmente mediante el programa Covax.
Pero para las ONG es insuficiente y el G7 debería aprobar la suspensión de las patentes para permitir la producción masiva. Algo aceptado por Francia pero a lo que Alemania se opone firmemente.
“Con el ritmo actual de vacunación, los países de renta baja tardarían 57 años en alcanzar el mismo nivel de protección que los países del G7. Esto es moralmente inaceptable, pero también contraproducente”, subrayó Oxfam.
Macron llamó por su parte a los laboratorios farmacéuticos a donar 10% de las dosis vendidas y confió en que la cumbre respalde el objetivo de que 60% de los africanos estén vacunados para finales de marzo de 2022.
Según la agencia Bloomberg, el G7 también pedirá una nueva investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el origen del coronavirus.
- “Plan Marshall” climático -
La lucha contra la crisis climática será la otra prioridad de la cumbre, que promete ser neutra en carbono, antes de la gran conferencia de la ONU sobre el clima, la COP26, prevista para noviembre en Escocia.
Johnson aspira a un “Plan Marshall” para ayudar a los países en desarrollo a descarbonizar sus economías, según The Times, similar a la masiva financiación estadounidense dedicada a la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
En mayo, los ministros de Medio Ambiente del G7 se comprometieron a poner fin a las ayudas públicas a las centrales eléctricas de carbón este año, prometiendo “esfuerzos ambiciosos y acelerados” para reducir sus emisiones de CO2.
Pero los ecologistas, que tienen previsto manifestarse en los alrededores de la cumbre, lamentan las promesas imprecisas.
En la víspera de la cita, Johnson y Biden mostraron un frente común sobre la emergencia climática, aprobando una nueva “Carta Atlántica” que también hace hincapié en la necesidad de hacer frente a los ciberataques.
Pero si los dos grandes aliados están en sintonía sobre grandes temas internacionales como los desafíos que plantean China o Rusia, las tensiones persisten sobre Irlanda del Norte, en el centro de una disputa posbrexit entre Londres y la Unión Europea.
Biden, de ascendencia irlandesa, reiteró su apoyo a los compromisos comerciales adquiridos entre ambas partes, que considera una garantía de paz en la provincia británica.
(Con información de AFP)
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