El ataque con cuchillo que mató a seis personas e hirió a otras 14 el domingo en China volvió a poner bajo la lupa el aumento de crímenes violentos en el país asiático, en momentos en que el crecimiento económico aumentó la brecha entre ricos y pobres.
Un sospechoso de 25 años, un hombre desocupado y “furioso”, fue detenido, informó la Oficina de Seguridad Pública de Anqing en un comunicado divulgado por la red social Weibo.
Se abrió una investigación para determinar las circunstancias del ataque, ocurrido en una calle peatonal y comercial de Anqing, ciudad de 5 millones de habitantes situada a 1.200 km al sur de Beijing.
Lejos de ser un caso aislado, el incidente es el último de una serie de ataques con cuchillo ocurridos en China en los últimos meses.
En abril pasado, un hombre mató a dos niños e hirió a otros 16 en un ataque con cuchillo en una escuela del sur de China. La policía dijo que el sospechoso tenía antecedentes de esquizofrenia, una enfermedad mental caracterizada por síntomas de psicosis.
En junio, al menos 37 niños y dos adultos fueron apuñalados en una escuela de la ciudad de Cangwu, en la región autónoma de Guangxi. El autor del ataque fue un vigilante de la escuela.
En diciembre, otro apuñalamiento masivo en una pequeña ciudad en la provincia nororiental de Liaoning dejó siete personas muertas y otras siete heridas. Los medios estatales informaron que el sospechoso de 62 años estaba socialmente retraído luego de perder a su hijo y divorciarse, y llevó a cabo el ataque para expresar su “insatisfacción hacia la sociedad”.
En noviembre de 2019, un joven de 20 años mató a un estudiante e hirió a otros nueve y dos profesores en una escuela técnica de Yunnan, una provincia del suroeste del país.
En 2018, un hombre que mató a puñaladas a nueve niños e hirió a otros 11 en el norte de China fue condenado a muerte.
En enero de 2017, la región de Guangxi también fue escenario de un ataque similar, cuando un hombre hirió a 11 niños con un cuchillo de cocina en una escuela.
China tiene una tasa de homicidios intencionales relativamente baja ( 0,5 homicidios intencionales por cada 100.000 personas, según estadísticas Internacionales de Homicidios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), debido al estricto control social y a leyes que restringen severamente el acceso a las armas de fuego.
Sin embargo, este la ola de ataques con cuchillos ha obligado a las autoridades a aumentar la seguridad en las escuelas y han aumentado los pedidos para que se realice una investigación exhaustiva sobre las causas de fondo de estos actos.
A menudo se descubrió que los sospechosos vivían con una enfermedad mental o buscaban venganza contra sus empleadores, funcionarios o la sociedad en general.
Aunque los estudios alertaron sobre un aumento en la prevalencia de trastornos mentales, algunos de ellos relacionados con el estrés asociado a un ritmo de vida que se ha hecho más rápido y con un marcado deterioro de los sistemas de apoyo, el gobierno parece no estar abordando las causas fundamentales que desencadenan repetidamente los ataques.
Al contrario, el acceso público a los servicios de salud mental sigue siendo limitado, en parte debido a la escasez de profesionales calificados. También influye el estigma social que rodea a los trastornos mentales, que desalienta a muchas personas a buscar ayuda.
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