No se detiene el aumento de casos de COVID-19 en el Reino Unido, a pesar de que la mitad de los adultos han recibido las dos dosis de la vacuna. Este martes fueron 6.048, casi el doble que el martes de la semana pasada, cuando se habían registrado 3.102. Un incremento semanal de esa proporción no se veía desde diciembre, cuando el país entró en la peor ola desde el comienzo de la pandemia. Por supuesto, los niveles de contagio son incomparables, si se considera que el pico llegó a ser de más de 68.000 casos diarios.
Pero esta suba, que para algunos expertos puede ser el comienzo de una tercera ola, amenaza con abortar la tan esperada temporada de vacaciones. De hecho, el gobierno de Boris Johnson evalúa seriamente postergar el plan de desescalada previsto para el 21 de junio, lo que castigaría duramente al sector turístico.
Detrás de este rebrote está la variante Delta del coronavirus, detectada por primera vez en la India, que ya es la predominante en el país. Esta mutación se transmite un 40% más que la variante Alfa, la originaria del Reino Unido, informó este domingo Matt Hancock, secretario de Salud británico.
“La mejor estimación de la ventaja de crecimiento, como lo llamamos (...) es de alrededor del 40%”, dijo Hancock a la cadena de noticias británica BBC, citando las investigaciones del grupo de científicos que asesoran al Gobierno del conservador Boris Johnson. Dado el repunte de casos, Hancock confirmó que el Gobierno contempla abiertamente la posibilidad de aplazar la fecha de reapertura, estipulada para el 21 de junio.
“De momento es una fecha marcada en lápiz”, señaló antes de indicar que las medidas de distanciamiento social podrían continuar más allá de la fase final de reapertura trazada por las autoridades, informó la agencia de noticias Europa Press. Para fines de junio, alrededor del 60% de los adultos estarán completamente vacunados, añadió Hancock, frente al 52% actualmente.
El principal foco de contagios está en la zona del Gran Manchester y Liverpool, que sumaron 1.673 de los 5.683 casos reportados el lunes. El Gobierno ha instado a los residentes de esta región del país a “minimizar los viajes” hacia otros puntos del Reino Unido, para frenar el aumento de los casos de la variante Delta.
Andy Burnham, alcalde del Gran Manchester, pidió “sentido de la proporción” a sus habitantes. “Esta es una guía, es un consejo para el público, no es un confinamiento, no es una prohibición”, aclaró. La zona recibirá en los próximos días vacunas adicionales, apoyo militar y nuevas normas de uso de mascarillas en las escuelas para reducir las tasas de contagio.
Expertos como la epidemióloga de la Universidad de Londres Anne Johnson o el presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Trevor Phillips, se mostraron tajantemente en contra de ejercer cualquier tipo de premura en la reapertura del país. El asesor del Gobierno Stephen Reicher avisó ayer que la ejecución de las próximas medidas de reapertura sería una “temeridad” y representaría “un grave riesgo para la población”, según comentarios recogidos por The Guardian.
Pese al aumento en el número de nuevos casos de COVID-19 en los últimos días, lo positivo es que la cantidad de hospitalizaciones permanece estable. La mayoría de las internaciones se refieren a pacientes que no fueron vacunados, aseguró el secretario de Salud.
Vacaciones en peligro
El temor a la entrada de variantes ha llevado al Reino Unido a aplicar fuertes restricciones a los viajes internacionales y a retirar la semana pasada, de manera inesperada, a Portugal del grupo de destinos extranjeros considerados de bajo riesgo de COVID-19, por considerar que hubo un incremento de los contagios. Mantuvo a España fuera de la llamada “lista verde” de bajo riesgo y la dejó en “ámbar” (riesgo intermedio), que requiere de una cuarentena de diez días y dos PCR al regresar al Reino Unido, aunque la próxima revisión británica sobre los viajes internacionales se hará en tres semanas.
La incorporación de Portugal a la lista “ámbar” ha provocado el malestar de las compañías de viajes y de los turistas que están en ese país. En declaraciones al canal Sky News, el presidente del Consejo Nacional de la Salud de Portugal, Henrique Barros, calificó de “exagerada” la reacción del Ejecutivo británico e insistió en que la situación epidemiológica en su país es “relativamente estable”.
Barros dijo que el alza de casos se ha producido entre los menores de 40 años y que la incidencia es baja entre los mayores de 50 años, mientras que las hospitalizaciones son “muy bajas”, de menos de 25 personas por cada millón de habitantes.
Robert Jenrick, secretario de Comunidades del Reino Unido, reconoció que la situación es “frustrante” para los viajeros, pero insistió en que el Gobierno ha sido claro en que la “lista verde” podía cambiar. “Estos países son revisados cada tres semanas, así que siempre hay un riesgo en una situación de rápido movimiento con las nuevas variantes”, insistió Jenrick, que vinculó la retirada de Portugal a la aparición de una mutación, identificada en Nepal, de la variante Delta.
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