Los partidos opositores israelíes lograron un acuerdo para formar una coalición “de cambio” que les permitirá desalojar del puesto al primer ministro, Benjamin Netanyahu, y pasar página a más de dos años de crisis política, informó el líder de la oposición Yair Lapid al presidente Reuven Rivlin y al presidente de la Knesset, Yariv Levin, el miércoles por la noche.
Ahora le corresponderá a Levin decidir cuándo celebrar el voto de confianza en la Knesset y la juramentación del nuevo gobierno. Se espera que insista en esperar los siete días completos hasta el próximo miércoles, o incluso tratar de extenderlo a 12 días, según medios israelíes. Cada día se considera crítico ya que los diputados de Yamina enfrentan una intensa presión del ala derecha para oponerse a la coalición.
De lograr el voto de confianza, el Ejecutivo consistiría de una extraña mezcla de partidos, incluyendo a ultraderechistas e izquierdistas, religiosos y laicos, y hasta un partido islamista, algo inédito en la historia del país.
Otra de sus particularidades sería que contaría con dos primeros ministros: el ultranacionalista Naftali Bennett, líder de Yamina, ocupará el cargo durante dos años antes de transferirlo al centrista Yair Lapid, que encabeza la formación Yesh Atid y cuyo mandato para formar Gobierno expiraba esta medianoche.
El partido árabe Raam, dirigido por el islamista Mansur Abas, formalizó durante la noche su apoyo al proyecto de coalición y retiró así uno de los últimos obstáculos para la formación de un nuevo gobierno. La decisión fue ratificada tras la firma del propio Bennet -que tras coquetear durante meses con Netanyahu anunció el domingo su apoyo a Lapid-, y del derechista laico Guideon Saar, líder de Nueva Esperanza. Los otros integrantes de la coalición serán el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, el centroderechista Azul y Blanco, el centroizquierdista Partido Laborista y el izquierdista Meretz.
Una de las principales disputas fue la designación de los miembros del comité de nombramientos judiciales, en el que Ayelet Shaked, número dos de Yamina, pretende ocupar el lugar que estaba asignado a la líder laborista, Merav Michaeli.
Shaked, ex ministra de Justicia (2015-2019), ha sido una de las voces más fuertes de la campaña de los partidos derechistas para limitar los poderes del Tribunal Supremo y reformar el sistema judicial en su conjunto. Precisamente, su presencia en este comité, que entre otras tareas designa a los jueces del Supremo, otorgaría una mayoría al ala de derechas del nuevo Ejecutivo.
Estas diferencias pusieron en evidencia las limitaciones de una alianza basada únicamente en la voluntad de desbancar a Netanyahu, que ocupa el cargo de primer ministro desde hace 12 años y que, tras ser el primero en recibir el mandato para formar un Ejecutivo, no logró establecer la coalición derechista que pretendía.
Por otra parte, los partidos que no formen parte del Ejecutivo, incluyendo al Likud de Netanyahu, tendrían la posibilidad de disputar la legalidad de los acuerdos alcanzados, en un intento de obstaculizar su formación.
(Con información de EFE y AFP)
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