Continúa el pulso entre el Vaticano y la Iglesia alemana por las reformas y no se descarta un cisma

Los sacerdotes locales dan más señales de su desacuerdo con la línea conservadorea e impulsan cambios a través del Camino Sinodal. Del otro lado, advierten que “muchos de los planteamientos son abiertamente heréticos”

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Una iglesia en Colonia despliega una bandera LGBT (Reuters)
Una iglesia en Colonia despliega una bandera LGBT (Reuters)

Alemania conmemoró esta semana los 500 años del edicto de Worms, con el que el emperador Carlos V condenó al reformador Martín Lutero, lo declaró hereje, ordenó su captura y prohibió la difusión de sus escritos en todo el imperio. Sin embargo, las ideas de la reforma ya empezaban a imponerse en la región y en todo Europa. Cuatro años antes, Lutero había clavado las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg para rechazar la venta de indulgencias por parte de la iglesia católica y cuestionar la autoridad papal.

Este mes, la iglesia católica alemana celebró matrimonios de parejas del mismo sexo en 110 iglesias comunales, un gesto de rebelión contra el Vaticano, mientras se desarrolla desde hace dos años el Camino Sinodal que está estudiando tanto el sacerdocio femenino como el celibato y una revisión de la moral sexual católica y sobre la vida cristiana en pareja, un choque abierto con los dogmas recientemente reafirmados por el papa Francisco. Algunos pastores realizaron las ceremonias bajo protección policial tras haber recibido amenazas.

Las disidencias se hacen sentir. Días atras, la vicepresidenta del Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK), Claudia Lücking- Michel, comparó el debate sobre la inclusión de mujeres al sacerdocio con la side la mujer en la Iglesia católica con la situación en Alemania Oriental (RDA) antes de la caída del Muro de Berlín. “¿Quién dice que la Iglesia no puede evolucionar sin renunciar a la esencia del Evangelio?”, se preguntó, en declaraciones publicadas por el periódico ABC. “Habrá notado usted que la Inquisición ya no quema herejes en las plazas y que entendemos que la Tierra ni es plana ni es el centro del universo, sin que los pilares de nuestra fe se hayan desmoronado”, añadió.

Wolfgang Rothe, sacerdote en Múnich de 53 años que bendijo a unas treinta parejas y comentó: “Siento la necesidad de pagar la deuda que la Iglesia católica tiene con los homosexuales, que han sido discriminados y excluidos durante décadas”.

Una pastora celebra bendice a una pareja de mujeres en una ceremonia católica en Colonia, Alemania (Reuters)
Una pastora celebra bendice a una pareja de mujeres en una ceremonia católica en Colonia, Alemania (Reuters)

A mediados de marzo, la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano publicó una nota reafirmando que consideraba la homosexualidad como “un pecado”, confirmando la imposibilidad de que parejas del mismo sexo reciban el sacramento del matrimonio.

Dicho comunicado causó divisiones en el seno de la Asamblea de obispos en Alemania, en que los más moderados la vieron como un intento de minar los esfuerzos de modernización por parte de la Iglesia alemana; en cambio, los conservadores la acogieron con total beneplácito.

En nombre de la Asamblea, su presidente Georg Bätzing criticó globalmente la iniciativa de los sacerdotes, afirmando que estaban enviando una “señal incorrecta”, en el marco de las discusiones de reformas actualmente en curso. De todas formas, Bätzing hizo un balance positivo y respetuoso de las jornadas en las que se celebraron los matrimonios, en el sentido de unión de la comunidad.

En respuesta al mensaje del Vaticano, 2.600 sacerdotes locales, al igual que muchos teólogos y laicos firmaron una petición contestando esta línea, y con la mirada puesta en el sínodo que despierta inquietudes en los sectores conservadores. Entre ellos, Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, quien teme que separe a la Iglesia alemana del resto de la católica. La influencia de Woelki se ha debilitado por su presunta inacción en un caso de abusos bajo su jurisdicción. Los que eran silencios ahora se perciben como desacuerdos y divisiones.

Por su parte, Aquilino Cayuela, profesor Catedrático de Moral y Prefecto de estudios del seminario diocesano de Berlín, analizó el tema para ABC: “Yo estoy verdaderamente preocupado y creo que la situación es grave porque muchos de los planteamientos son abiertamente heréticos, una clara mundanización, dentro del catolicismo no tienen sentido y es una línea cismática”. Según consideró, son ideas “un poco trasnochadas”, pero que calaron en la gilesia alemana “alimentadas por cierto nacionalismo y sentimiento de superioridad”.

A su vez, el presidente del Comité Central de Católicos Alemanes, Thomas Sternberg, destaca la independenciade la iglesia alemana para determinar su organización, las decisiones financieras y qué papel pueden desempeñar las mujeres, sin la consulta de Roma. “Puede darse el caso de que se voten resoluciones de forma mayoritaria a favor de una reforma y cada obispo decidirá si las implementa en su diócesis”, explicó en ABC.

Incluso el papa Francisco había dado su respaldo en 2019 su apoyo en el camino del Sínodo, referida “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania”, para “fomentar la búsqueda para responder con valentía a la situación presente”.

Pese al rechazo de los conservadores, algunos consideran como algo esencial la modernización de la Iglesia católica, en tanto pierde a muchos de sus fieles por los casos de pederastia hechos públicos y la escasez de nuevos sacerdotes.

Aunque continúa siendo la mayor confesión en Alemania, sus miembros cayeron a 22,6 millones en 2019, 2 millones menos repecto a 2010, cuando se destaparon los primeros escándalos de abuso sexual infantil.

El sínodo en Alemania no es un caso único. Otros están en fase preparatoria en Australia, Irlanda, Italia e incluso uno a nivel continental: la «asamblea eclesial» convocada por el Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM).

(Con información de AFP)

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