Las fuerzas de seguridad belgas continúan las tareas para hallar el paradero de Jürgen Conings, un militar prácticamente desconocido hasta hace dos semanas que se convirtió en la persona más buscada del país.
Se trata de un hombre de 46 años de extrema derecha con experiencia en zonas de guerra, como Bosnia, Kosovo, Líbano, Irak y Afganistán, que desapareció el pasado 18 de mayo luego de robar armas del cuartel en el que se desempeñaba. Las autoridades informaron que se llevó un lanzacohetes, un subfusil, una pistola y un chaleco antibalas de un arsenal del Ejército antes de darse a la fuga.
La policía local cerró el jueves el parque nacional de Hoge Kempen, en la región de Flandes, para intentar capturar a Conings, también conocido como el “Rambo belga”. “Nos concentramos en tres puntos” de ese espacio de más de 12.000 hectáreas, informó a la prensa local la Fiscalía federal, después de que el pasado 19 de mayo también se cercara ese mismo parque próximo a las fronteras con los Países Bajos y Alemania.
El martes se localizó su coche, sin placas de matrícula y con varias armas pesadas en su interior, en las inmediaciones del parque natural. En el vehículo había cuatro lanzacohetes y un dispositivo trampa que fue desactivado. No se trataba de una bomba, sino de bengalas de señalización que las fuerzas de seguridad creen que hubieran podido generar un incendio y una posterior explosión.
“Tememos que quiera llevar a cabo acciones violentas, sea contra sí mismo o contra otras personas, pero los posibles objetivos no están claros”, dijo el fiscal Eric van Duyse.
Cuando trascendió la noticia de su desaparición, se conoció que antes de esfumarse había amenazado a Marc Van Ranst, virólogo de referencia en Bélgica, quien tuvo que ser trasladado a un lugar seguro por las fuerzas de seguridad. Se cree que es uno de los potenciales objetivos del militar antivacunas y hay indicios de que estuvo rondando cerca de su domicilio.
Según medios locales, el fugitivo dejó dos cartas a su familia en las que afirmaba que no podía seguir viviendo en una sociedad en la que políticos y virólogos “nos dicen cómo debemos vivir”. En las mismas mencionaba varias veces a Van Ranst. Además, aseguraba conocer los riesgos de su “misión” y que no le importaba morir.
Van Ranst se mostró cansado de tener que vivir escondido con su familia. “Es especialmente duro ver a Milo, mi hijo de 12 años, vivir esto”, declaró al diario Le Soir. Añadió que, a pesar de haberse acostumbrado a las repetidas críticas y las amenazas que recibe desde que asumió un gran protagonismo por la pandemia de coronavirus, lo enoja que haya gente que “piense que Jürgen Conings es un héroe y que Marc Van Ranst es un bastardo”.
Las autoridades creen que Conings, quien ya figura en la lista de las personas más buscadas de Interpol y de quien se han distribuido una gran cantidad de fotografías, algunas de ellas en las que aparece mostrando sus músculos y cubierto de tatuajes, va armado y podría atentar contra otras personas.
Sin embargo, mantienen “todas las opciones abiertas” y no descartan que el fugitivo se haya quitado la vida, según informó la radiotelevisión pública flamenca VRT.
La desaparición del Rambo belga ha hecho patente la presencia de extrema derecha en el Ejército y el apoyo que le brinda parte de la sociedad y de los cuarteles.
La red social Facebook tuvo que cerrar el perfil de un grupo que presentaba a Conings como un héroe y que contaba con más de 40.000 seguidores, entre ellos algunos militares.
Además, la persecución ha colocado en una situación delicada a la ministra de Defensa, Ludivine Dedonder, dado que el militar en cuestión había sido sancionado en el seno del Ejército por radicalización y era objeto de vigilancia por su proximidad con grupos de extrema derecha y sus potenciales actitudes terroristas.
A pesar de esas circunstancias, Conings logró acceder a un arsenal militar y sustraer armamento, lo que ha provocado que se les haya revocado el acceso a los depósitos de armas a otros once soldados a los que también controlaba el Servicio General de Inteligencia y Seguridad Militar (ADIV) por su supuesta relación con grupos de ultraderecha.
(Con información de EFE)
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