En Rusia la libertad de expresión está en estado crítico, el Kremlin no permite que otras voces pongan en cuestión el relato oficial ni mucho menos que se ejerza un periodismo de denuncia. Así quedó demostrado en abril cuando las autoridades rusas incluyeron a Meduza en la lista de “agente extranjero”, una controvertida ley de 2012 diseñada para perseguir a la prensa independiente y a las ONG.
Meduza, creado en Riga en 2014 por un grupo de periodistas exiliados, se ha convertido con los años en un referente de la prensa con numerosas investigaciones y reportajes críticos con las autoridades. Es el medio independiente más grande e importante del país, que se destaca por su cobertura sobre el opositor encarcelado Alexei Navalny.
En una conversación con periodistas extranjeros de la que participó Infobae, Galina Timchenko, fundadora de Meduza, dijo que lo peor que le puede pasar a un ciudadano ruso es que lo declaren un agente extranjero.
“Por eso tememos por nuestros periodistas, están en peligro”, afirmó.
El término “agente extranjero” tiene una carga negativa dentro de Rusia que viene desde la Unión Soviética. Para muchos rusos, quien es declarado así carga una condena y puede ser considerado como el peor de los enemigos.
Bajo la ley rusa que persigue a la prensa, cualquiera que conceda una entrevista o que comente una nota puede ser considerada autor de la misma. De esta manera, la persona puede ser declarada como agente extranjero.
“Ahora nuestras fuentes, nuestros colaboradores, tienen miedo porque no quieren ser catalogados como enemigos del estado. La gente tiene miedo de hablar con nosotros”, dijo Timchenko.
Además, la decisión del Ministerio de Justicia ruso dejó peligro de quiebra a Meduza. El medio en poco tiempo perdió a casi todos sus patrocinadores.
“La gente tiene miedo de hablar con nosotros”
Sin embargo, Timchenko destaca el éxito de una campaña de crowfunding en la que unas 85 mil personas donaron dinero. Gracias a esto Meduza tomó un poco de aire.
“Es una de las campañas más grandes, según me han comentado. Nuestros lectores nos dieron tiempo para poder sobrevivir”, dijo Timchenko.
Según la ley de 2012, los medios tienen que poner un descargo de responsabilidad sobre cada texto que publiquen, tanto para artículos en sus sitios web como para publicaciones en redes sociales. Debe estar escrita “en fuente de 24 puntos que advierta a los espectadores que están a punto de leer contenido de un ‘agente extranjero’”, explica el Instituto Internacional de la Prensa (IPI).
Además, todo contenido de video o audio debe comenzar con una advertencia de 15 segundos y la etiqueta ‘agente extranjero’ debe colocarse en las páginas web de los medios.
Si algún medio incumple con la medida enfrentará multas, cargos criminales o incluso que el régimen ruso retire al medio del país.
Pero no solo los medios se enfrentan a la censura, al hostigamiento y la persecución por parte de las autoridades rusas, también cualquier cualquier ciudadano que comparta el contenido de sitios etiquetados como “agentes extranjeros” se enfrentan a ser sancionados y multados.
“Es difícil que las personas dentro de Rusia muestren solidaridad con Meduza porque temen lo que pueda pasar”, dijo
Toda organización o medio que recibe la etiqueta agentes extranjero en Rusia se tiene que enfrentar a un complicado y desgastante proceso burocrático para poder tener todo en regla y poder subsistir, informa IPI.
“Prácticamente nos han llamado enemigos del estado, ¿quién de los oradores, fuentes y expertos hablará con un medio de comunicación de este tipo?”, dijo Kolpakov dijo el editor en jefe de Meduza, Ivan Kolpakov, a IPI.
Ante el acorralamiento por parte del Kremlin, Meduza hace lo posible por intentar sobrevivir. Por ejemplo, todos los empleados del medio se redujeron el salario entre un 30 y un 50 por ciento. Además, cerraron sus oficinas y frenaron todas las colaboraciones que tenían con expertos y escritores.
En abril, el Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea condenó la decisión de las autoridades de Rusia de catalogar como agente extranjero a Meduza y abogó por que los medios puedan actuar “libres de miedo e intimidación”.
La oficina del Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, señaló que dicha ley “contribuye a una violación sistemática de las libertades básicas” y “restringe (la actividad de) la sociedad civil y los medios independientes y los derechos de la oposición política en Rusia”.”
La democracia es un valor universal que incluye el respeto de los Derechos Humanos, tal como está consagrado en el Derecho Internacional”, según el portavoz de Borrell, que ve “extremadamente preocupante” los límites a la labor de medios de comunicación y periodistas.
“El caso de Meduza muestra una nueva etapa de ataques a los medios independientes y achica el panorama mediático en Rusia”, dijo Nadezda Azhgikhina, directora de PEN Moscú.
“Es peligroso cuando el gobierno comienza a etiquetar a los medios como agentes extranjeros. En el imaginario ruso, lo hace sonar como un espía. Por supuesto, la audiencia rusa está fragmentada y no todos caen en esta propaganda, pero todavía tiene cierto impacto “, explicó Azhgikgina.
“Crea esta imagen de estar rodeados de enemigos, dividiendo los medios en buenos (que en su mayoría son propiedad del gobierno) y medios sospechosos, aquellos que sirven a los demás y trabajan con dinero occidental”, agregó.
“Estas medidas parecen una respuesta a las declaraciones europeas sobre la propaganda dañina del Kremlin”, dijo Azhgikgina. “Cada vez que la UE o los Estados Unidos establecen sanciones contra Rusia, se imponen inmediatamente nuevas restricciones a la libertad de prensa y a la sociedad civil”.
Pero no solo la prensa ha sido blanco de la polémica ley que entró en vigor en 2012, el primer ataque de las autoridades rusas fue contra ongs como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Transparencia Internacional y el organismo de control de derechos humanos Memorial International.
En 2017, el Kremlin también incluyó a nueve medios de comunicación en la lista de “agentes extranjeros”, entre los que se destacan Radio Free Europe / Radio Liberty, Voice of America (VOA) y Medium Orient.
La prensa afronta un momento crítico en Rusia. Según IPI, muchos periodistas se han enfrentado a la brutalidad policial y a detenciones arbitrarias en los últimos meses. Alrededor de 11.000 personas fueron detenidas en el curso de las protestas a favor de Navalny en todo el país, incluidos unos 200 periodistas.
Además, el régimen ruso comenzó a utilizar tecnología de reconocimiento facial para identificar a los activistas y periodistas que asisten a las manifestaciones pro-Navalny. “El 7 de abril, al menos cinco periodistas y trabajadores de los medios fueron arrestados mientras informaban desde fuera de la colonia penal en la que Navalny estaba preso en ese momento”, informó IPI.
Timchenko es pesimista con la situación en Rusia y cree que todo puede llegar empeorar. “El invierno llegó para quedarse, no veo que llegue la primavera”, finalizoó.
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