Más de 12.100 colegios electorales abrieron hoy sus puertas en las zonas de Siria controladas por el Gobierno para unas elecciones presidenciales en las que se espera salga reelegido el actual dirigente, Bashar al Assad, que depositó su voto a media mañana en un centro de Duma, a las afueras de Damasco.
Los habitantes de Duma participan por primera vez en unos comicios presidenciales desde 2011, pues hasta 2018 la zona estuvo controlada por grupos rebeldes armados.
Desde Duma, que aún no fue reconstruida tras años de conflicto y bombardeos y adonde solo se puede acceder con un permiso especial, el presidente sirio llamó a la población a regresar a sus casas.
Asimismo, consideró que la afluencia de hoy en los colegios electorales es una respuesta “suficiente” al criticismo de “los países occidentales con historia colonial”.
La oposición en el exilio y una serie de países como Francia y Estados Unidos rechazaron la cita electoral por considerarla “una farsa” con un ganador predeterminado y por no formar parte del proceso auspiciado por la ONU desde 2015 para una solución política en Siria.
En la capital, los comicios tienen lugar en medio de un fuerte despliegue por parte de las fuerzas de seguridad, que no están presentes en los colegios electorales pero sí en las carreteras y lugares públicos para garantizar el tránsito.
En línea con las directrices oficiales, el centro de votación habilitado en la Universidad de Damasco abrió a las 7.00 hora local (4.00 GMT) para cientos de estudiantes y trabajadores de la institución que hacen cola para depositar sus papeletas, según pudo constatar Efe.
Para muchos de estos jóvenes esta es la primera vez que pueden ejercer su derecho a voto tras alcanzar la mayoría de edad, como es el caso del estudiante de ingeniería Waad, que a sus 20 años expresó a Efe desde la fila su ilusión por poder por fin “elegir quién gobernará el país”.
”Nadie podrá elegir el futuro por nosotros, somos nosotros quienes determinamos lo que queremos y nadie más que el votante sirio tiene derecho a elegir cómo construiremos nuestro país”, sentenció, por su parte, el alumno de medicina Haitham, de 21 años.
A estos comicios concurren el actual presidente sirio, el ex viceministro de Asuntos Parlamentarios, Abdulá Salloum Abdulá, y el líder de la oposición interna tolerada en Siria, Mahmud Marai.
En las últimas elecciones de 2014, cuando por primera vez en medio siglo se presentó a los comicios más de un candidato tras enmendar la Constitución a raíz de las protestas iniciadas en 2011, Al Assad arrasó con el 88,7 % de los votos.
¿Reconstrucción?
Para su nuevo mandato de siete años, en un país con la economía destrozada y las infraestructuras en ruinas, Bashar Al Assad se presenta como el hombre de la reconstrucción, tras haber encadenado batallas militares con el apoyo de Rusia e Irán, sus aliados fieles.
Propulsado al poder en el año 2000, Asad reemplazó a su padre Hafez, fallecido tras 30 años en el poder con mano de hierro.
El actual presidente no realizó mítines electorales ni dio entrevistas a la prensa. Con la elección, el jefe del Estado decretó una amnistía para miles de presos.
Según los registros, el país cuenta oficialmente con un poco menos de 18 millones de electores.
Pero con la fragmentación del país por la guerra y el exilio de millones de personas, el número de votantes será en realidad más bajo.
En una Siria polarizado por la guerra, las regiones autónomas kurdas del noreste van a ignorar los comicios, al igual que el último bastión yihadista y rebelde de Idlib (noroeste), donde viven unos tres millones de personas.
La elección de 2021 en Siria, donde los combates bajaron de intensidad, tiene lugar en pleno marasmo económico, con una depreciación histórica de la moneda, una inflación galopante y más del 80% de la población en la pobreza, según la ONU.
(con información de EFE y AFP)
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