Los tres comités que revisaron en el último año la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la COVID-19 pidieron hoy reformas en el organismo y el sistema internacional de emergencias, con el fin de no repetir los errores y conseguir que la actual pandemia “sea la última”.
”Debe transformarse el sistema internacional de respuesta a pandemias con el fin de garantizar que la actual es la última que provoca muerte y destrucción a la escala que estamos viendo”, señaló la ex presidenta de Liberia Ellen Johnson-Sirleaf, copresidenta de uno de los tres comités investigadores.
La galardonada con el Nobel de la Paz en 2011 recomendó que la Asamblea General de las Naciones Unidas se reúna antes de finales de año con el fin de avanzar en esa transformación de los mecanismos de respuesta, tal vez mediante un tratado mundial de preparación para futuras pandemias.
Este tratado es recomendado en el informe que el comité presidido por ella y la ex primera ministra neozelandesa Helen Clark (único de los tres que es independiente de la OMS) presentaron hoy formalmente a la asamblea anual del organismo, aunque su contenido se conoce desde hace varias semanas.
El tratado, que según Clark podría conseguirse con voluntad política en sólo seis meses, debe “abordar lagunas existentes en los marcos jurídicos legales, aclarar responsabilidades entre Estados y organizaciones internacionales, y reforzar las normas y obligaciones globales”.
La ex mandataria neozelandesa también apeló a una redistribución inmediata de las vacunas contra la COVID-19, ante el peligro de una recuperación mundial “en dos velocidades”, dividiendo el planeta entre quienes tienen o no acceso a dosis.
Clark afirmó que en la pandemia de COVID-19 la OMS “no ha contado con la autoridad y los recursos necesarios” para responder adecuadamente y coordinar la respuesta internacional, por lo que entre otras cosas debe reformarse su mecanismo de financiación para garantizarle una mayor independencia.
Felicity Harvey, presidenta del segundo órgano de inspección, el Comité Asesor Independiente de Supervisión de la OMS, agregó que los actuales sistemas de alerta ante nuevas emergencias sanitarias “no brindan un indicador suficiente para medir la gravedad o riesgo de pandemia”.
Por ello, es fundamental que la OMS clarifique su evaluación de riesgos, emita rápidamente recomendaciones y medidas concretas de respuesta ante nuevos patógenos, y se coordinen internacionalmente las restricciones de viaje, que en el caso de la COVID-19 variaron enormemente según la región en los primeros meses de crisis.
Por último, el presidente del Comité de Revisión de las Regulaciones Internacionales de Salud de la OMS, Lothar Wieler, señaló que la inicial evaluación de riesgos en la actual pandemia fue demasiado lenta y la respuesta de salud pública en muchos países “no fue eficaz”.
Para evitar que esto vuelva a producirse deben reformarse los sistemas de emergencia sanitaria, que deberían incluir redes más rápidas de intercambio de datos sobre genomas de patógenos, afirmó Wieler, también presidente del prestigioso Instituto Robert Koch alemán.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dio la bienvenida a todas estas recomendaciones, según él “vitales para reforzar la seguridad de la salud pública mundial”.
Si se ponen en práctica “cambiarán en gran medida la forma en la que hacemos las cosas, y con ello nuestra preparación de cara al futuro”, aseguró.
Los informes de los tres comités evidenciaron cierta lentitud de la OMS a la hora de reaccionar en las primeras semanas de la crisis sanitaria, por ejemplo tardando demasiado tiempo en identificar la posibilidad de contagio de una persona a otra, así como la transmisión asintomática o presintomática del coronavirus.
También denunciaron que sobre todo en 2020 hubo “falta de voluntad política y solidaridad global”, algo que sigue traduciéndose en 2021 con la falta de equidad en el reparto de vacunas y otras herramientas de lucha contra la COVID-19.
(con información de EFE)
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