Simonetta Sommaruga: liderando Suiza durante tiempos de Covid-19

Acaba de terminar su segundo mandato no consecutivo como Presidenta de la Confederación

Guardar
Simonetta Sommaruga (en el centro de la imagen) con Tatiana Valovaya (izquierda), Directora General de la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, y Michelle Bachelet (derecha), Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Fotografía: Mark Henley)
Simonetta Sommaruga (en el centro de la imagen) con Tatiana Valovaya (izquierda), Directora General de la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, y Michelle Bachelet (derecha), Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Fotografía: Mark Henley)

Nacida en Zug. Intérprete profesional de piano. Desarrolló su carrera en el sector público, abarcando asuntos económicos, medio ambiente, planificación urbana, salud, justicia, policía, transporte, energía y comunicaciones. Tradicionalmente, el Presidente de la Confederación es el encargado de representar a Suiza en el extranjero. Este cargo -que sólo se ejerce durante un año- tiene la particularidad de exigir al funcionario que continúe con el cargo anterior. En este caso, como Ministro de Medio Ambiente, Transportes, Energía y Comunicaciones. Es decir, dos nombramientos al mismo tiempo y de enorme repercusión.

Esta es la segunda oportunidad de Simonetta Sommaruga de presidir la Confederación. A diferencia de 2015, esta vez -y al igual que otros presidentes- ha tenido que afrontar y abordar retos inusuales y sin precedentes. La Confederación la ha necesitado sobre todo en el país para mantener la unidad del gobierno nacional y gestionar la crisis, sobre todo cuando los suministros médicos estaban bloqueados o cuando los trenes ya no podían cruzar las fronteras.

Paralelamente, ha tenido que liderar y mediar en los conflictos cuando había diferencias internas, desempeñar un papel activo en la comunicación a la hora de informar al público sobre las medidas urgentes, y salir a la calle para conocer mejor el termómetro de la población: los pacientes en los hospitales, los ancianos en sus casas y los ejecutivos de las distintas empresas. “Aunque hubo muy poco tiempo para prepararse y una presión extrema para tomar decisiones, el Presidente también debe asumir su responsabilidad cuando las cosas se ponen difíciles”, comenta.

Según su experiencia, Suiza tiene dos grandes retos por delante. El primero es la descarbonización, donde ve una gran oportunidad para el país, ya que si se marca un camino claro -ahora- se generarán muchos puestos de trabajo en nuevas tecnologías, con ocupaciones adecuadas para el futuro y oportunidades de exportación. Por otro lado, y subraya, “tenemos que alejarnos del petróleo, el carbón y el gas y obtener nuestra energía de fuentes limpias. Si no hacemos nada, nuestros glaciares seguirán derritiéndose, las islas se hundirán en otros lugares, los incendios y las inundaciones devastarán regiones enteras y aún más personas vivirán en la penuria y la miseria. Esta es la única manera de detener el calentamiento”.

El segundo gran reto está asociado a la transformación digital, a la que la pandemia ha dado un gran impulso. Sin embargo -y como toda transformación- implica riesgos. Señala que “tenemos que asegurarnos de que esta transformación no divida a nuestra sociedad entre los que siguen el ritmo y los que se quedan atrás. Debemos repensar y rediseñar nuestro enfoque de la educación”. Por otra parte, la digitalización plantea nuevas y mayores exigencias en materia de protección de datos, por lo que se hace hincapié en la necesidad de proteger y defender los derechos fundamentales de los ciudadanos.

En 2020, se reunió en dos ocasiones con el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, para compartir su preocupación por el impacto de la pandemia, ya que muchos profesionales de los medios de comunicación se enfrentan a limitaciones en su trabajo, y añadió: ”Algunos países han utilizado la pandemia para silenciar las voces críticas y las figuras de la oposición. Tenemos que luchar contra esto, y sólo podemos hacerlo convirtiéndolo en una cuestión pública y dando voz a los profesionales de los medios de comunicación”.

Al abordar los derechos humanos, sus opiniones y las de Michelle Bachelet nos llevaron a debatir el papel de las mujeres en los puestos de liderazgo. De 193 países, sólo 10 están gobernados por mujeres. Aunque son mayoría en la población, son minoría en la política y en los niveles ejecutivos de las empresas. Y describe que “las mujeres que llegan a la cima a menudo han tenido que soportar muchas cosas, pero no se han dejado intimidar ni detener. Una cierta independencia ayuda a encontrar aliados y a poner a otros de su lado”.

Sommaruga considera que el poder es una motivación menor para que las mujeres salgan adelante. Hace hincapié en las mujeres que saben escuchar, que saben leer los problemas de la sociedad, que tienden a mirar más allá del “aquí y ahora” y que están dispuestas a trabajar por el bien de las generaciones futuras. Concluye que, por todo lo anterior, “las mujerestienen una especial conciencia de los problemas medioambientales y climáticos”.

(Entrevista publicada originalmente en UN Today).-

Guardar